Por: Diego Roldán Jaramillo
Septiembre 28/09/2018
El mayor anhelo de los que
viven de la guerra, que, según esto, tienen su argumento, que las guerras traen
desarrollo económico y progreso para la sociedad. Con esto producen tres síntomas,
muerte, desolación y miedo, tres virus perfectos para hacer la guerra. Hemos visto
la confrontación en Siria, donde las potencias les importa muy poco la vida de un
ser humano, y ahí en esos pueblos débiles y de carencias absolutas, prueban sus armamentos letales. Cada potencia escoge con quien va a probar su arsenal
nuevo, para el caso de América Latina los ojos están puestos en Venezuela, país
de un estado fallido y con grandes reservas de petróleo, que al fin y al cabo
son el botín perfecto de los americanos en el mundo. Hoy el barril de petróleo está
por encima de los 80 dólares, y no es raro que la baja producción de este
hidrocarburo tenga alarmado a los colosos del norte. La región que encuadra al
mapa venezolano está cerca de Colombia, el gran aliado de los gringos, pero que
en el fondo el enfoque es distinto a lo planteado por los medios de comunicación.
Si bien es cierto el éxodo de venezolanos por toda la región de Sudamérica
tiene un componente de hambruna, también es cierto que la idea es esa, acabar
con el tirano.
Colombia vivió una guerra
fratricida de 50 años, donde se puede aproximar en víctimas del desplazamiento
a más de 4.000.000 millones de compatriotas, y más de 250 mil muertos en la
historia más violenta de país alguno en el planeta, superado los Nazis en la
primera y segunda guerra mundial con más de 6.000.000 millones de muertos en su
mayoría judíos producidos por el holocausto Nazi. Hoy Alemania es una potencia en la industria y
su economía una de las más prosperas de toda Europa.
América Latina hoy está en un
caos económico, debido a la falta de compromiso de la clase dirigente, que tiene
como único objetivo vaciar las arcas del estado para el beneficio propio y de
sus familias o los mal llamados clanes políticos. Esto ha desencadenado una fuerte reacción de
los ciudadanos que no se aguantan más la corrupción mediática de quienes los
gobiernan. (Maduro en Venezuela y sus secuaces con toda la familia, Ortega en Nicaragua,
su esposa, cuñados y demás, Cristina Elisabeth
Fernández de Kirchner en Argentina, los cubanos ni que decir los hermanos
Castro y demás, en Colombia Álvaro Uribe y sus hijos, los banqueros Sarmiento
Angulo, etc. Pedro Pablo
Kuczynski y Toledo en el Perú, Lula Da Silva en Brasil y su presidenta destituida Dilma Vana Rousseff, por el caso
de corrupción más grande con la firma brasilera El Caso Odebrecht.
Este ha sido la mecha que prendió las alarmas
en esta región del mundo y que hoy está a vísperas de una confrontación en la región,
ya sea como la guerra fría, la bélica o la económica.
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