martes, 17 de diciembre de 2019

Las fosas de Dabeiba Este hallazgo demuestra que, más allá de las polémicas y las críticas, la JEP está cumpliendo.

EDITORIAL

16 de diciembre 2019 , 07:13 p.m.
Como para que el país no olvide los horrores que vivieron millones de colombianos a causa del conflicto armado –y que aún asustan en algunas regiones–, de las fosas comunes del cementerio de Dabeiba están surgiendo nuevas evidencias de otro macabro capítulo de nuestras múltiples violencias: los ‘falsos positivos’.
Un militar procesado por esos crímenes y que se acogió a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) fue clave para que la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP llegara hasta ese municipio del Urabá antioqueño a fin de tratar de reconstruir la verdad de decenas de supuestas muertes en combate, que en realidad corresponderían a asesinatos perpetrados por miembros de unidades castrenses de la zona.

Hasta ahora han sido recuperados 14 cuerpos del camposanto, pero las versiones en manos de la JEP hablan de hasta 75 posibles víctimas de esa práctica criminal que, como se ha comprobado judicialmente, se repitió por casi todo el país en la década pasada y dejó centenares de víctimas que en su momento fueron presentadas como supuestos miembros de grupos armados ilegales abatidos por las fuerzas del Estado.
Era la infame práctica de ‘inflar’ resultados operacionales con muertes inocentes para obtener a cambio desde reconocimientos y permisos hasta ascensos.
Para que esta justicia siga construyendo confianza, este mismo proceso debe comenzar con los muchos desaparecidos por la guerrilla
Eran los ‘falsos positivos’, cuyas investigaciones, por cierto, son seguidas también por la Fiscalía de la Corte Penal Internacional y son el objeto en torno al cual se construye el caso 03 de la JEP. Estos primeros resultados y varias medidas adicionales adoptadas por los magistrados de la nueva jurisdicción –entre ellas, las órdenes de protección de escenarios de prueba y de testigos, algunos de los cuales han sido víctimas de atentados– demuestran que el sistema de justicia transicional, pese a las polémicas y las críticas, está cumpliendo la tarea que le encomendó el país. Se trata, ni más ni menos, de imponer verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición frente a las más graves conductas perpetradas en el conflicto armado por los antiguos miembros de la guerrilla de las Farc y algunos representantes del Estado.

Lo que procede es que todas las instancias –como ya lo anunció el Ministerio de Defensa– cumplan con entregar toda la información que permita no solo establecer si, en efecto, esos cuerpos corresponden a víctimas de ejecuciones extrajudiciales, sino devolverles la identidad y entregarlos, como corresponde, a sus familias.

Y para que la JEP siga construyendo confianza es fundamental, de cara a la opinión pública, que este mismo proceso también empiece en forma con los muchos desaparecidos por la guerrilla, varios de ellos secuestrados que fueron asesinados en cautiverio.

Los avances de las investigaciones de la Jurisdicción Especial para la Paz sobre la ubicación de esos cuerpos han sido precarios, y lo que espera el país es que los desmovilizados cumplan cabalmente con el compromiso de ayudar a ubicar los restos de sus víctimas y que el Estado –la JEP y las demás autoridades– haga lo que corresponde para traer de vuelta a los desaparecidos en medio del conflicto y así seguir sanando heridas por tantas décadas abiertas.

editorial@eltiempo.com

La búsqueda de la espiritualidad en la década que viene

Por: Jorge Julio Mrjía M., S. J.

16 de diciembre 2019 , 01:19 p.m.



La segunda mitad del siglo XX fue marcada por acontecimientos que dieron origen a profundos cambios. Mayo del 68 en París y el reclamo a educadores sin autoridad moral para imponer valores para vivir cuando habían hecho posible la Segunda Guerra Mundial. Su mensaje se extendió por los países de Occidente con la consigna de hacer el amor y no la guerra y comprometerse con crear una sociedad pacífica y justa.

La revolución sexual también marcó la rebeldía contra una moral que era hipócrita. La guerra de Vietnam movilizó multitudes de jóvenes que exigían la paz. En los años 60 surgió otro movimiento espiritual: la Nueva Era. Expresión que significa dos cosas: el comienzo de la era de Acuario, caracterizada por la paz, el bienestar y la armonía mundial, y un cambio de era histórica, según la teoría del historiador Arnold Toynbee. El físico Fritjof Capra dice en El punto de mutación que existen claras señales de Nueva Era en todas las dimensiones de la vida: la salud, la espiritualidad, la ciencia, la política, la economía, la psicología. Están apareciendo nuevos paradigmas para explicar al ser humano y su cultura.

Por la misma época, el psicólogo alemán Karlfried Graf Dürckheim describió así lo que se estaba viviendo, en su libro Meditar por qué y cómo: “El desasosiego interno que se apodera del hombre cuando su adaptación al mundo ha llegado a ser tan total que lleva al Ser esencial a un callejón sin salida. El problema histórico... cuando se ha polarizado toda la vida sobre el dominio del conocimiento racional, de la técnica y de la organización, un desasosiego interno esencial, incomprensible a la razón, se instala en el núcleo del hombre, en su individualidad creadora”. La búsqueda de sentido se impone. Hay que encontrar salidas de las conflictividades que crean circunstancias que parecen controlar nuestras vidas. Muchos hombres y mujeres se rebelan contra tan lamentable perspectiva.

El padre Tony de Mello, sacerdote jesuita, escribió un relato que explica por qué las búsquedas interiores toman distancia de la institucionalidad religiosa: “El místico regresa del desierto después de vivir la experiencia de Dios. Los discípulos le ruegan que les cuente cómo fue. Él insiste en que vayan al desierto y la experimenten por sí mismos. Ellos vuelven a pedirle que les cuente. Él, con palabras imprecisas, lo hace con la esperanza de motivarlos para que vayan al desierto. Ellos toman notas. Luego con las notas escriben un libro. Se dedican a estudiarlo. Incluso salen a enseñarlo a países extranjeros. Pero ninguno fue al desierto”.


La sola razón que acepta las creencias de la institución religiosa, la voluntad que obedece los preceptos que regulan el comportamiento, no parecen satisfacer esa angustia interna de quienes han salido a buscar algo más profundo que ayude a llenar el vacío, a dar sentido, a permitir modos de vivir que sean más humanos. No se podía seguir aceptando que, como dice una muy antigua oración, este mundo fuera un valle de lágrimas en el que vivimos los desterrados hijos de Eva dedicados a gemir y llorar.



Los escritos de tres hombres atrajeron la atención: el padre William Johnston, Dom Alfred Graham y Thomas Merton, quienes enfatizaron en la necesidad de reintroducir la oración contemplativa y el silencio en la vida cristiana y discutieron cómo las técnicas y perspectivas del budismo zen podrían ayudar. Los tres insistieron en el exceso de dogma y sugirieron que podría haber lecciones por aprender del budismo, “que no busca explicar sino poner atención, llegar a estar despierto. En otras palabras, desarrollar un cierto tipo de conciencia que está por encima y en el fondo de la decepción de las fórmulas verbales”, dice Thomas Merton en El zen y los pájaros del deseo.



Vivimos en una sociedad con problemas graves y complejos. Pero en su análisis se nos escapa la dinámica oculta en ellos. Se creyó que las soluciones eran de orden político y económico. No. Hay que considerar todas las relaciones humanas involucradas en la existencia. Hay que vivir y convivir con los problemas sobre el significado de la vida, de los valores, la subjetividad, el amor y el juego. Es necesario poner el acento en la calidad de las personas, factor esencial para que funcione con éxito cualquier tipo de sistema u organización social. Los diversos análisis nos revelaron las raíces materiales de muchos temas que tenían que ver con la vida humana para que no fueran abstractos o engañadores, pero nunca llegaron a los espacios abiertos de la humanidad sedienta de libertad y autorrealización.



Toda esa inquietud por Ser antes que Tener (Erich Fromm) sigue preocupando a muchísimas mujeres y hombres. Cometer errores no es una consecuencia de ser humanos, sino de no serlo verdaderamente. Fuimos creados a imagen y semejanza de la Divinidad. El modelo es perfecto. Pero el potencial de humanidad que poseemos no ha sido cultivado de manera adecuada. Dürckheim dijo que somos la única especie viva que jamás llegará a ser lo que está llamada a ser si no se cultiva a sí misma decididamente.

Vivimos en una sociedad con problemas graves y complejos. Pero en su análisis se nos escapa la dinámica oculta en ellos. Se creyó que las soluciones eran de orden político y económico.


Buscamos con ansia otras dimensiones del existir en las que las inquietudes más profundas puedan encontrar alguna luz, las que pertenecen al Espíritu. Se trata de la “vida interior”, cuyo cultivo es urgente incorporar a la educación, que no puede reducirse a la lectura, las matemáticas o la ciencia. No podemos definirnos por lo que hacemos, sino por lo que somos. De ahí que el aprendizaje del autoconocimiento y el autocultivo debe ser un hábito en la vida cotidiana. El zorro dijo al Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos y solo se ve con los ojos del corazón”. Ese corazón que es el órgano interno y percibe lo invisible.
Esa dimensión, la espiritualidad, ligada profundamente al cultivo de la auténtica humanidad. En el cristianismo ya lo dijo hace siglos san Ireneo de Lyon: “La gloria de Dios consiste en que el hombre viva”. El Concilio Vaticano II dejó claro que la “salvación” no ocurría al final de la vida, comenzaba con el nacimiento: era el proceso de ir logrando vivir con calidad la vida.

Decir espiritualidad es igual que decir vida interior. Es un despertar a sí mismo. En la vida interior reside el potencial de humanidad que procede del soplo divino que nos dio la existencia y la conciencia. Gracias a él, una persona como Nelson Mandela salió de la cárcel, después de 27 años, afirmando que seguía siendo el “capitán de su alma”: sin odio ni deseos de venganza. El alma, ese “lugar suave, fuente del amor y de las cualidades humanas, lugar cálido, tranquilo, lugar pleno de recursos: fuerza, sabiduría, compasión, perdón, ternura, alegría, humor, generosidad. Ese lugar es el gran misterio que se encuentra en el núcleo de nuestro ser”, como la describió John Wellwood en Amar y despertar.

Sí, como seres humanos somos al tiempo cuerpo, psiquismo y espíritu. Pero nunca se pueden disociar. Y todas las prácticas interiores que se puedan realizar buscan su integración. Hay que fortalecer nuestra condición humana. Así como el cuerpo cuando va a ser sometido a un gran esfuerzo tiene que ser entrenado mediante el ejercicio, el alma debe entrenarse mediante el ejercicio espiritual para aprender a fluir en medio de las circunstancias y obstáculos para lograr la libertad y la autonomía frente a ellas.

Jesús de Nazaret dijo esto de la vida interior: comparó la fuente de la vida con el tronco del árbol y a nosotros, con las ramas. Como surgidos de un principio de existencia íntimo, debemos mantener el vínculo vital, existencial, gracias al cultivo de la vida interior, para reverdecer y producir frutos de humanidad. Todo “ejercicio espiritual” tiene sentido si contribuye a nuestra transformación en seres humanos verdaderos. El Dalai Lama dice: “Una espiritualidad que no te transforma es como una cobija que no calienta”. La verificación de que estamos acertando en el cultivo de una planta es que el sano proceso de crecimiento está ocurriendo. Si mi práctica espiritual no me transforma es porque quizás estoy echándole el agua a la planta por fuera de la matera. El verdadero ejercicio espiritual conduce a amar a los hermanos. Quizás se ha embolatado el manual de humanidad. Y mal ‘manejados’, nos echamos a perder.

No podemos definirnos por lo que hacemos, sino por lo que somos. De ahí que el aprendizaje del autoconocimiento y el autocultivo debe ser un hábito en la vida cotidiano.
fundamental de este momento de los cambios de paradigmas es nuestra manera de concebir e interpretar la vida. Es indispensable la revisión de nuestra mente con sus definiciones acerca de quiénes somos, qué es la vida y quién es Dios. Los mapas falsos son causa de los extravíos en el camino.

La imagen de Dios que podemos llevar en la mente quizás tenga poco que ver con lo que aquel místico podría decirnos. Esa realidad profunda puede recibir muchos nombres: la Gran Fuerza, la Naturaleza de Buda, la Divinidad, Dios, Alah.


Toda espiritualidad, toda vida interior, busca los caminos para vincularse con ella y luego dejarla ser, como la rama que es fiel a la vida que brota del tronco. A ese misterio interior se puede entrar por muchos caminos: el camino del conocimiento, el camino del corazón, el camino del cuerpo, el camino del arte, el camino del sonido, el camino de la naturaleza, el camino de la soledad (Roger Housden, Retreat, Time Apart For Silence and Solitude). Todos conducen al misterio de la existencia cuando se recorren de la mano de una sabia y honesta maestra o maestro. No son territorios para aventurar.

No cabe la menor duda de que hay suficientes indicios que conceden la razón a André Malraux cuando dijo que el siglo XXI sería místico o no sería. Son muchas las mujeres y los hombres que buscan el ascenso a la cumbre, que es una sola, pero también los caminos son múltiples.

JORGE JULIO MEJÍA M., S. J.*
Especial para EL TIEMPO​*Jesuita. Trabaja en el Cinep y dicta talleres de apoyo al crecimiento de la vida interior, entre ellos, ‘Caminos espirituales de Oriente’.

lunes, 16 de diciembre de 2019

Papa Francisco critica a los cristianos "tibios"

El obispo de Roma ha manifestado que hay "muchos cristianos se lavan las manos" ante a los grandes desafíos de la actualidad
El Papa ha criticado las actitudes de los cristianos "tibios" y "sin consistencia" que se "lavan las manos" ante los desafíos actuales al tiempo que ha puesto el ejemplo de los que "colocan" a las personas sin hogar o los que huelen "mal" en un "rincón", lo que ha calificado de actitud "peligrosa".
"No solo Pilatos se lavó las manos; también estos se lavan las manos: 'No sabemos'. No entrar en la historia de los hombres, no involucrarse en los problemas, no luchar por hacer el bien, no luchar para curar a tanta gente que tiene necesidad... Mejor no. No nos manchemos", ha dicho Francisco.
El Pontífice ha definido estas actitudes como "hipócritas de educados" en alusión a quienes colocan "en un rincón a la gente, porque es gente sucia" o quienes piensan "yo delante a esto me lavo las manos porque son sus asuntos".
El Papa ha hecho estas consideraciones durante la homilía de la misa que ha celebrado este lunes en la Casa Santa Marta en la que reflexionado sobre el pasaje del Evangelio de San Mateo en el que Jesús dialoga con los jefes de los sacerdotes que le preguntan con qué autoridad enseña en el templo.

El obispo de Roma ha manifestado que hay "muchos cristianos se lavan las manos" ante a los desafíos de la "cultura", la "historia" y de "las personas" de hoy en día, como también ante los desafíos "más pequeños".
"Cuántas veces sentimos al cristiano tacaño delante a una persona que pide limosna y no la da: 'no, no doy porque estos se emborrachan'. Se lavan las manos. Yo no quiero que la gente se emborrache y no doy limosna. 'Pero no tiene para comer'. 'Asunto suyo: yo no quiero que se emborrachen'. Lo escuchamos tantas veces, tantas veces. Colocar a Dios en el rincón y lavarse las manos son dos actitudes peligrosas, porque es como desafiar a Dios. Pensemos qué ocurriría si el Señor nos colocara en el rincón. Nunca entraríamos en el paraíso. Y ¿qué sucedería si el Señor se lavara las manos con nosotros? Pobrecillos", ha dicho el Papa.
Francisco ha determinado que estas son las "actitudes de los cristianos tibios" y "sin consistencia" que colocan "en el rincón a Dios" al pensar o "me haces esto o no iré más a una Iglesia". "¿Y qué responde Jesús? Ve y arréglatelas", ha alertado el Papa.

En Hidroituango preparan cierre definitivo del túnel que colapsó

  • La Galería Auxiliar de Desviación (GAD), la misma que colapsó entre el 28 y el 30 de abril de 2018 y generó la emergencia en Hidroituango, finalmente será clausurada con el cierre de su segunda compuerta.
  • EPM confirmó que este lunes al mediodía se realizará un simulacro de evacuación de los equipos de trabajadores que laboran en los sectores de la GAD y del túnel de descarga intermedia en las obras subterráneas del proyecto.
  • Este procedimiento hace parte de las tareas habituales de planeación que se desarrollan en la obra, cuando se prepara el cumplimiento de hitos técnicos. Precisamente, en los próximos días, informó EPM, se adelantará el proceso de cierre de la segunda compuerta de la GAD.
  • Con el cierre de esta, este túnel quedará debidamente pretaponado y permitirá iniciar las acciones para su taponamiento definitivo, previsto para mediados de 2020.
  • El cierre de la primera compuerta de la GAD se hizo el 29 de mayo pasado. Durante el procedimiento, que tardó 45 minutos aproximadamente, descendió la compuerta de 14 metros de alto por siete de ancho, y que pesa 300 toneladas.
  • En este simulacro de evacuación participará personal de EPM, de la interventoría Ingetec-Sedic; Integral y del Consorcio constructor CCCI. En el operativo se analizarán los peligros y riesgos asociados a la actividad, se verificarán los sistemas de comunicación y se evaluará la cadena de llamadas y la capacidad de respuesta ante una posible emergencia.
  • La historia de la GAD
  • Surgió en 2014 como una solución para recuperar el retraso de un año que tenía la desviación del río Cauca, dentro de la ejecución de Hidroituango. Una auditoría de la Contraloría General afirmó después que este túnel empezó a construirse 13 meses antes de obtener licencia ambiental.
  • Sin embargo, el hecho de mayor notoriedad fue el colapso de la estructura, que marcó el comienzo de la contingencia en Hidroituango.
  • Para conocer la causa física del taponamiento de la GAD, EPM contrató un estudio técnico a la firma noruego-chilena Skava Consulting, presentado en marzado pasado.
  • Estas interrupciones produjeron efectos incontrolables y muy destructivos conocidos como golpe de ariete. La cavidad creció y alcanzó la roca de las paredes y del suelo, lo que finalmente detonó el colapso en forma abrupta. Este tapón continúa hasta la fecha.
  • Leonardo Bustamante Vega, gerente de Ingeniería de Skava Consulting, explicó en marzo pasado que “esta zona de cizalla no fue tratada ni protegida en el piso del túnel por un diagnóstico deficiente en la etapa de asesoría durante la construcción”.

Colombia es el país con más desplazados internos en el mundo

Una de cada 97 personas en el mundo, o lo que es lo mismo, el 1 por ciento de la población mundial, se ha visto obligada a abandonar ...