jueves, 27 de marzo de 2014

EL ODIO, LA ENVIDIA, LA SOBERBIA ENSUCIAN LA VIDA“. (PAPA FRANCISCO)

OPINIÓN LIBRE

POR DIEGO ROLDAN JARAMILLO

Cuando algún ser humano vive pendiente del otro; como habla, como se viste, como camina, como se peina, donde trabaja, o que título tiene, estos pequeños y desagradables homos sapiens solo viven la vida de los demás, pero nunca la suya. Claro está, que quisieran vivir la vida de quien envidian y tanto odian. Estos seres  mediocres se esconden detrás de un computador, una alias, una imagen, o algún signo que los identifica; los hace más visibles en su cobardía, criticando por detrás de la puerta, y encerrados en su soberbia desatinada.

Si las personas son lo que son, a quien le importa su vida, debieran dedicarse a otras cosas más importantes, ya que su vida es un desastre, y algo compleja; tal vez necesitan sicólogo para aliviar sus penas, y sus males. Casi siempre el odio, la envidia y la soberbia ensucian tanto la vida que cuando se les ve la cara parecen unos seres esqueléticos sacados de una película de terror. Somatizan tanto sus envidias que todas las enfermedades los persiguen hasta el fin de sus días.

En un texto del sociólogo Héctor Gallo “EL SUJETO CRIMINAL”, de la editorial Universidad de Antioquia, año 2007, dice palabras más, palabras menos lo siguiente: (….) “si el fundamento del crimen es la agresividad humana, debe tenerse en cuenta que ella no depende de un instinto, sino de una identificación primordial con el ser más íntimo. En el ataque al semejante intervienen elementos de orden imaginario como la envidia, la rivalidad, los celos, y la hostilidad; de tipo simbólico, como el cálculo criminal; y de orden real, como el cálculo delirante propio de la psicosis paranoica. La extraordinaria periocidad con la cual se presenta el delito, da por cuenta de que no depende de contingencias excepcionales y de que no es todo desadaptación; también es una forma de tratamiento subjetivo de lo que no marcha en la sociedad”.

Si cada persona aportara paz a su vida, todo sería muy distinto, si cada ser humano construyera su propia vida y no mirara la del otro, sería feliz. Si cada persona sacara de lo más profundo de su corazón la virtud de recocer lo bueno del otro, dejaría fluir su mente como un paracaídas, y el mundo sería muy distinto.

La vida tiene dos premisas, o se vive como un infierno, o la vive como un cielo, eso depende de que: Educación en casa, respeto por las ideas de los otros, así no las comparta, y lo más preciado de un ser humano integro, respetar la dignidad de los demás; porque los derechos personales empiezan donde terminan los de los otros. “LA FELICIDAD ES UN ESTADO DEL ALMA”.   Click……………

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