jueves, 18 de junio de 2020

Colombia es el país con más desplazados internos en el mundo


Una de cada 97 personas en el mundo, o lo que es lo mismo, el 1 por ciento de la población mundial, se ha visto obligada a abandonar su hogar debido a los conflictos, la violencia o la persecución, una nueva cifra récord que sitúa el total de desplazados forzosos a nivel mundial en 79,5 millones de personas, según el último balance del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Entre 2010 y 2019, al menos 100 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares buscando protección dentro o fuera de sus países, mientras que la cifra de desplazados forzosos que había a finales de 2019 prácticamente duplica la que había al inicio de la década, 41 millones, según las Tendencias Globales publicadas por la agencia de la ONU. El dato de 2019 supone además un fuerte aumento con respecto al año anterior, cuando la cifra de desplazados era de 70,8 millones.

Además de este dato de desplazamiento sin precedentes, ACNUR ha constatado también otra tendencia preocupante: para quienes abandonan sus hogares regresar se ha convertido en una tarea cada vez más difícil. En la década de 1990, alrededor de 1,5 millones de refugiados regresaban a sus lugares de origen cada año, un dato que contrasta con los alrededor de 390.000 de media que retornaron cada año en la última década.

"Estamos asistiendo a una nueva realidad en la que el desplazamiento forzado hoy en día no solo está mucho más extendido, sino que simplemente ya no es un fenómeno a corto plazo y temporal", lamenta el jefe de ACNUR, Filippo Grandi. "No se puede esperar que las personas vivan en un estado de incertidumbre durante años, sin la posibilidad de regresar a sus hogares, ni la esperanza de labrarse un futuro allí donde se encuentren", defiende.

En este sentido, apuesta por "adoptar una actitud fundamentalmente innovadora y más acogedora hacia todas aquellas personas que huyen, que vaya de la mano de un impulso mucho más decidido para resolver conflictos que perduran desde hace años y que son el origen de este inmenso sufrimiento". (TEXTO TOMADO DEL DIARIO NUEVO SIGLO/ BOGOTA - COLOMBIA. 18/06/2020).


La economía colombiana cayó 20,6% en abril, informó el DANE

En abril de 2020 la economía del país se contrajo en 20,6%, como consecuencia del aislamiento obligatorio de la población declarado por el Gobierno como principal medida para hacerle frente a la pandemia del Covid 19, informó el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas. 

En ese sentido, esta constituye la caída más drástica desde 2006, según indicó el DANE, cuando el organismo comenzó con la medición de este indicador.

Asimismo, esta cifra representa una fuerte caída frente al crecimiento registrado durante el mismo periodo del año anterior, cuando el Producto Interno Bruto tuvo una variación del 4,21%. 
El DANE reveló que en abril el Indice de Seguimiento a la Economía se ubicó en 87,51, lo que representó un decrecimiento de 14,38 %, respecto al mes anterior y para el periodo enero-abril de 2020, el indicador registró un decrecimiento de 4,32 % respecto a los mismos meses de 2019.

Además, durante este mes los sectores secundarios fueron los que más cayeron (50%) por cuenta de la parálisis de la construcción y de la mayoría de las industrias.

Entre tanto, los sectores primarios de la economía, es decir, la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, extracción de minas y canteras; tuvieron una caída del 13.75%.

Finalmente, las actividades terciarias que pesan en la economía colombiana 67 %, y que incluyen actividades como Comercio, transporte y suministro de servicios públicos, presentaron un decrecimiento de 13,30 %. (TOMADO DEL NUEVO SIGLO. 18/06/2020).

martes, 16 de junio de 2020

Diógenes


Opinión libre.
Roldán Jaramillo


Al partir a la conquista de Asia, Alejandro Magno se detuvo en Corinto y pidió conocer «al filósofo que vivía con los perros», o al menos eso cuenta una leyenda de larga tradición. El joven macedonio quedó asombrado con Diógenes de Sinope, pues no se parecía a ningún sabio que el joven macedonio, educado por Aristóteles, hubiera conocido o imaginado nunca: dormía en una tinaja y se rodeaba las veinticuatro horas del día por una jauría de perros. Alejandro entabló conversación con el entonces anciano y, horrorizado por las condiciones en las que vivía, le preguntó si podía hacer algo para mejorar su situación. «Sí, apartarte, que me estás tapando el Sol», contestó el filósofo de malas maneras al que era ya el dueño de Grecia. No en vano, según la leyenda, el macedonio no solo aceptó el desplante sin enfadarse, sino que le mostró su máxima admiración: «De no ser Alejandro, yo habría deseado ser Diógenes». https://www.filco.es/diogenes-sinope-agitador-conciencias/

Esta gran anécdota es parecida a lo que pasa en Colombia, cuando el Presidente Duque le pregunta al pueblo – mira viejo de que me hablas – y el pueblo contesta nada, solo apártate de mí frente, que me haces sombra. 

Martuchis su Vicepresidente, tiene linaje de atenida, pero con la convicción de que para ella y su parentela, es una tragedia familiar lidiar con el narcotráfico. Para la mayoría del gobierno central los campesinos son una pesadilla y son tratados como criminales de alta peligrosidad. De no ser por el revuelo causado por su secreto familiar de algún miembro de su clan involucrado en estos asuntos, debiera de hacer un pare en el camino y reflexionar de que lo que promete con su boca, lo escupe nalgas arriba. No se da cuenta que usaron también esos campesinos para asegurarse  un puesto en la elite social y política bajo mundo inmundo del narcotráfico. 

Hoy estamos en unos hechos tan bochornosos, que aunque salga la atenida por los medios a desmentir tales hechos: “que el Presidente no sabía” de esos secretos familiares de su inmaculado hermano; es una vergüenza moral y ética por parte de Martuchis. Será su hermano llevado a los altares del Uribismo para su “mea culpa” por ser esta figura una #tragedia familiar”.

En Colombia no se castiga los vínculos de sangre por delitos penales de su cristalino y transparente hermano, pero si da grima ver como estos funcionarios del estado atacando el narcotráfico; pero se han beneficiado de él, derramando sangre y violencia de inocentes de grandes hombres y mujeres que murieron luchando contra esa pandemia maldita del narcotráfico.


CRISTÓBAL COLÓN, EL GENOCIDA SIN ESCRÚPULOS

La cuestión que más acuciaba a Colón era: ¿dónde está el oro? Y para conseguirlo no reparó a la hora de acabar con la vida de quienes le habían recibido con ingenua complacencia.

Desde los tiempos inmemoriales de la escuela nacional católica del franquismo, se nos enseñó que Colón era nuestro héroe histórico, que había descubierto el "nuevo" continente y llevado la civilización a los "indios" que lo habitaban. Con el transcurso del tiempo descubrimos que Colón no era ni siquiera español, ni había descubierto un nuevo continente, y que lo que había en aquel continente no eran "indios" sino aborígenes americanos. En este didáctico trabajo del historiador estadounidense a Howard Zinn nos descubre el rostro macabro de un Colón del que nunca nos habían hablado en la escuela.

Howard Zinn, autor del texto que reproducimos, es un célebre historiador  estadounidense, que ha publicado más de 20 libros sobre esa materia. Nacido en Brooklyn, en 1922, falleció en  California en el año 2010, a los 87 años.

     Desde la década de 1960, Zinn fue un auténtico referente  en su país  en la lucha por los derechos civiles y el movimiento antibélico .  Entre sus libros más conocidos en el exterior,  se encuentra "A People's History of the United States", editada en castellano bajo el título de  "La otra historia de los Estados Unidos".

POR HOWARD ZINN

      "Los hombres y las mujeres arawak, desnudos, morenos y presos de la perplejidad, emergieron de sus poblados hacia las playas de la isla y se adentraron en las aguas para ver más de cerca el extraño barco.

      Cuando Colón y sus marineros desembarcaron portando espadas y hablando de forma rara, los nativos arawak corrieron a darles la bienvenida, a llevarles alimentos, agua y obsequios.


      "Nos trajeron loros y bolas de algodón, - escribió Colón en su diario - langas y muchas otras cosas más que cambiaron por cuentas cascabeles de halcón. No tuvieron ningún inconveniente en darnos todo lo que poseían... Eran de fuerte constitución, con cuerpos bien hechos" hermosos rasgos... Al enseñarles una espada, la cogieron por la hoja y se cortaron al no saber lo que era. Con cincuenta hombres los subyugaríamos a todos, con ellos haríamos lo que quisiéramos".


       Estos arawaks de las Islas Antillas se parecían mucho a los indígenas del continente, que eran extraordinarios - así los calificarían repetidamente los observadores europeos- por su hospitalidad, su entrega a la hora de compartir. Estos rasgos no estaban precisamente en auge en la Europa renacentista, dominada  por la religión de los Papas, el gobierno de los reyes y la obsesión por el dinero que caracterizaba la civilización occidental y su primer emisario a las Américas, Cristóbal Colón.



ENFEBRECIDO POR EL ORO

       La cuestión que más acuciaba a Colón era: ¿dónde está el oro? Había convencido a los reyes de España a que financiaran su expedición a esas tierras. Esperaba que al otro lado del Atlántico -en las "Indias" y en Asia - habría riquezas, oro y especias. Como otros ilustrados contemporáneos suyos, sabía que el mundo era esférico y que podía navegar hacia el oeste para llegar al Extremo Oriente.


         España acababa de unificarse formando uno de los nuevos Estado-nación modernos, como Francia, Inglaterra y Portugal. Su población, mayormente compuesta por campesinos, trabajaba para la nobleza, que representaba el 2% de la población, siendo éstos los propietarios del 95% de la tierra.


      España se había comprometido con la Iglesia Católica, había expulsado a todos los judíos y ahuyentado a los musulmanes. Como otros estados del mundo moderno, España buscaba oro, material que se estaba convirtiendo en la nueva medida de la riqueza, con más utilidad que la tierra porque todo lo podía comprar.


        Había oro en Asia, o así se pensaba, y ciertamente había seda y especias, porque hacía unos siglos, Marco Polo y otros habían traído cosas maravillosas de sus expediciones por tierra. Al haber conquistado los turcos Constantinopla y el Mediterráneo oriental, y al estar las rutas terrestres a Asia en su poder, hacía falta una ruta marítima. España decidió jugar la carta de una larga expedición a través de un océano desconocido. El objetivo era claro: obtener esclavos y oro.



EL NEGOCIO DEL "DESCUBRIMIENTO"

         A cambio de la aportación de oro y especias, a Colón le prometieron el 10% de los beneficios, el puesto de gobernador de las tierras descubiertas, además de la fama que conllevaría su nuevo título: Almirante del Mar Océano. Era comerciante de la ciudad italiana de Génova, tejedor eventual -hijo de un tejedor muy habilidoso-, y navegante experto.


       Embarcó con tres carabelas, la más grande de las cuales era la Santa María, velero de unos treinta metros de largo, con una tripulación de treinta y nueve personas. Colón nunca hubiera llegado a Asia, que distaba miles de kilómetros más de lo que él había calculado, imaginándose un mundo más pequeño. Al cubrir la cuarta parte de esa distancia dio con una tierra desconocida que no figuraba en mapa alguno y que estaba entre Europa y Asia: las Américas.



       Esto ocurrió a principios de octubre de 1492, treinta y tres días después de que él y su tripulación hubieran zarpado de las Islas Canarias, en la costa atlántica de África. De repente vieron ramas flotando en el agua, pájaros volando. Entonces, el día 12 de octubre, un marinero llamado Rodrigo vio la luna de la madrugada brillando en unas arenas blancas y dio la señal de alarma. Eran las islas Antillas, en el Caribe. Se suponía que el primer hombre que viera tierra tenía que obtener una pensión vitalicia de 10.000 maravedíes, pero Rodrigo nunca la recibió. Colón dijo que él había visto una luz la noche anterior y fue él quien recibió la recompensa.



       Cuando se acercaron a tierra, los indios arawak les dieron la bienvenida nadando hacia los buques para recibirles. Los arawak vivían en pequeños pueblos comunales, y tenían una agricultura basada en el maíz, las batatas y la yuca. Sabían tejer e hilar, pero no tenían ni caballos ni animales de labranza. No tenían hierro, pero llevaban diminutos ornamentos de oro en las orejas. Este hecho iba a traer dramáticas consecuencias: Colón apresó a varios de ellos y les hizo embarcar, insistiendo en que le guiaran hasta el origen del oro. Luego navegó a la que hoy conocemos como isla de Cuba, y luego a la Hispaniola -la isla que hoy se compone de Haití y la República Dominicana-. Allí, los destellos de oro visibles en los ríos y la máscara de oro que un jefe indígena local ofreció a Colón provocaron visiones delirantes de oro sin fin.



LA PRIMERA BASE MILITAR EUROPEA EN AMÉRICA

      En Hispaniola, Colón construyó un fuerte con la madera de la Santa María, que había embarrancado. Fue la primera base militar europea en el hemisferio occidental. Lo llamó Navidad, y allí dejó a treinta y nueve miembros de su tripulación con instrucciones de encontrar y almacenar oro. Apresó a más indígenas y los embarcó en las dos naves que le quedaban. En un lugar de la isla se enzarzó en una lucha con unos indígenas que se negaron a suministrarles la cantidad de arcos y flechas que él y sus hombres deseaban. Dos fueron atravesados con las espadas y murieron desangrados. Entonces la Niña y la Pinta embarcaron rumbo a las Azores y a España. Cuando el tiempo enfrió, algunos de los prisioneros indígenas murieron.


     El informe de Colón a la Corte de Madrid era extravagante. Insistió en el hecho de que había llegado a Asia -se refería a Cuba- y a una isla de la costa china (Hispaniola).


    "Hispaniola es un milagro. Montañas y colinas, llanuras y pasturas, son tan fértiles como hermosas... los puertos naturales son increíblemente buenos y hay muchos ríos anchos, la mayoría de los cuales contienen oro... Hay muchas especias, y nueve grandes minas de  otros metales..."


Los indígenas, según el informe de Colón:

   "son tan ingenuos, generosos con sus posesiones que nadie que no les hubiera visto se lo creería".


     Concluyó su informe con una petición de ayuda a Sus Majestades, y ofreció que, a cambio, en su siguiente viaje, les traería "cuanto oro necesitasen... y cuantos esclavos pidiesen". Se prodigó en expresiones de tipo religioso:

    "Es así que el Dios eterno, Nuestro Señor, da victoria a los que siguen Su camino frente a lo que aparenta ser imposible".



FRACASO DE LA RESISTENCIA

       Los arawaks intentaron reunir un ejército de resistencia, pero se enfrentaban a españoles que tenían armadura, mosquetes, espadas y caballos. Cuando los españoles hacían prisioneros, los ahorcaban o los quemaban en la hoguera. Entre los arawaks empezaron los suicidios en masa con veneno de yuca. Mataban a los niños para que no cayeran en manos de los españoles. En dos años la mitad de los 250.000 indígenas de Haití habían muerto por asesinato, mutilación o suicidio.



TESTIMONIO DEL GENOCIDIO

       La principal fuente de información sobre lo que pasó en las islas después de la llegada de Colón -y para muchos temas, la única- es Bartolomé de las Casas. De sacerdote joven había participado en la conquista de Cuba. Durante un tiempo fue el propietario de una hacienda donde trabajaban esclavos indígenas, pero la abandonó y se convirtió en un vehemente crítico de la crueldad española. Las Casas transcribió el diario de Colón y, a los cincuenta años, empezó a escribir una Historia de las Indias en varios volúmenes.


      Las Casas habla del tratamiento de los indígenas a manos de los españoles:

   "Testimonios interminables... dan fe del temperamento benigno y pacífico de los nativos... Pero fue nuestra labor la de exasperar, asolar, matar, mutilar y destrozar; ¿a quién puede extrañar, pues si de vez en cuando intentaban matar a alguno de los nuestros?... El almirante, es verdad, fue tan ciego como los que le vinieron detrás,  y tenía tantas ansias de complacer al Rey que cometió crímenes irreparables contra los indígenas..."



EPÍLOGO

     
     El hecho de enfatizar el heroísmo de Colón y sus sucesores como navegantes y descubridores y de quitar énfasis al genocidio que provocaron no es una necesidad técnica sino una elección ideológica. Sirve -se quiera o no- para justificar lo que pasó.
     

     Lo que quiero resaltar aquí no es el hecho de que debamos acusar, juzgar y condenar a Colón in absentia, al contar la historia. Ya pasó el tiempo de hacerlo; sería un inútil ejercicio académico de moralística. Quiero hacer hincapié en que todavía nos acompaña la costumbre de aceptar las atrocidades como el precio deplorable pero necesario que hay que pagar por el progreso.


     El tratamiento de los héroes (Colón) y sus víctimas (los arawaks), -la sumisa aceptación de la conquista y el asesinato en el nombre del progreso-. es sólo un aspecto de una postura ante la historia que explica el pasado desde el punto de vista de los gobernadores, los conquistadores, los diplomáticos y los líderes. Es como si ellos -por ejemplo, Colón- merecieran la aceptación universal; como si ellos, - los Padres Fundadores, Jackson, Lincoln, Wilson, Roosevelt, Kennedy, los principales miembros del Congreso, los famosos jueces del Tribunal Supremo-, representaran a toda la nación.


         No debemos aceptar la memoria de los estados como cosa propia. Las naciones no son comunidades y nunca lo fueron. La historia de cualquier país, si se presenta como si fuera la de una familia, disimula terribles conflictos de intereses (algo explosivo, casi siempre reprimido) entre conquistadores y conquistados, amos y esclavos, capitalistas y trabajadores, dominadores y dominados por razones de raza y sexo.


         Prefiero explicar la historia del descubrimiento de América desde el punto de vista de los arawaks; la de la Constitución, desde la posición de los esclavos; la de Andrew Jackson, tal como lo verían los cherokees; la de la Guerra Civil, tal como la vieron los irlandeses de Nueva York; la de la Guerra de México, desde el punto de vista de los desertores del ejército de Scott; la de la eclosión del industrialismo, tal como lo vieron las jóvenes obreras de las fábricas textiles de Lowell; la de la Guerra Hispano-Estadounidense vista por los cubanos; la de la conquista de las Filipinas tal como la verían los soldados negros de Luzón; la de la Edad de Oro, tal como la vieron los agricultores sureños; la de la 1 Guerra Mundial, desde el punto de vista de los socialistas, y la de la Segunda vista por los pacifistas; la del New Deal de Roosevelt, tal como la vieron los negros de Harlem; la del Imperio Americano de posguerra, desde el punto de vista de los peones de Latinoamérica. Y así sucesivamente, dentro de los límites que se le imponen a una sola persona, por mucho que él o ella se esfuercen en "ver" la historia desde otros puntos de vista.

 

 

COSAS DE LA VIDA

Realmente interesante para ver si se deja de creer en que la mazamorra es caldo ..... Lee este artículo
Imagina por un momento que hubieras nacido en el año 1900. 
 
Cuando tienes 14 años comienza la Primera Guerra Mundial y termina cuando tienes 18 con un saldo de 22 millones de muertos. 
 
Poco después aparece una pandemia mundial, la Gripe Española, matando a 50 millones de personas. Y tú estás vivo y con 20 años.
 
Cuando tienes 29 años sobrevives a la crisis económica mundial que comenzó con el derrumbe de la Bolsa de Nueva York, ocasionando inflación, desempleo y hambruna.
Cuando tienes 33 años los Nazis llegan al poder.
 
Cuando tienes 39 años comienza la Segunda Guerra Mundial y termina cuando tienes 45 años con un saldo de 60 millones de muertos. En el Holocausto mueren 6 millones de judios.
Cuando tienes 52 años comienza la guerra de Corea.
 
Cuando tienes 64 años comienza la guerra de Vietnam y termina cuando tienes 75 años.
Un niño que nace en 1985 piensa que sus abuelos no tienen la menor idea de lo difícil que es la vida, pero ellos han sobrevivido a varias guerras y catástrofes. 
 
Hoy nos encontramos con todas las comodidades en un mundo nuevo, en medio de una nueva pandemia. 
 
La gente se queja porque por varias semanas se deben quedar confinados en sus casas, tienen electricidad, celular, comida, agua caliente y un techo seguro sobre sus cabezas. Nada de eso existía en otros tiempos. Pero la humanidad sobrevivió esas circunstancias y nunca perdieron su alegría de vivir.
 
Hoy nos quejamos porque tenemos que usar tapabocas para entrar a los supermercados.
Un pequeño cambio en nuestra perspectiva puede obrar milagros. Vamos a agradecer tu y yo que estamos vivos y vamos a hacer todo lo necesario para protegernos y ayudarnos mutuamente.
Pienso que este mensaje debería llegar a todos, y si eres de la misma opinión, ayúdame a divulgarlo.
Gracias por existir.
 
Nota: mensaje traducido del alemán.

Colombia es el país con más desplazados internos en el mundo

Una de cada 97 personas en el mundo, o lo que es lo mismo, el 1 por ciento de la población mundial, se ha visto obligada a abandonar ...