viernes, 9 de noviembre de 2018

Impuestos y mentiras


9 Nov 2018 - 12:00 AM
Por: Jorge Iván Cuervo R. / EL ESPECTADOR

Los países con mayores tasas de tributación tienen mayores posibilidades de garantizar el bienestar de sus ciudadanos. Esa es una realidad que nos cuesta aceptar en Colombia, donde pagar impuestos aún se ve como una extracción indebida del Estado.
Colombia es un Estado social de derecho y su funcionamiento cuesta, y el Estado se financia básicamente con los impuestos que cobra a sus ciudadanos, ese es el pacto básico que caracteriza a los Estados de bienestar europeos, donde un ciudadano contribuye, en promedio, con la mitad de sus ingresos a cambio de bienes públicos de calidad y servicios sociales a bajo costo o incluso gratuitos. En el fondo, pagar impuestos en un país como Suecia o Canadá es una forma de ahorro y de seguro social.
En Colombia necesitamos pagar más impuestos, el problema es cuánto y en qué proporción paga cada quien, pero también se necesita un Estado capaz de transformar esos impuestos en inversión pública transparente y eficaz. Que la gente vea sus impuestos, como se diría coloquialmente.
En el debate político lo que debería discutirse es eso, qué tipo de impuesto, cómo recaudarlo, a quién cobrárselo, si a las personas o a las empresas, y en qué proporción, cómo enfrentar a los evasores y cómo compensar a los más pobres para que también reciban los beneficios del pacto social al que aspiramos ser según el diseño constitucional.
Un candidato que dice que no sólo no subirá los impuestos sino que los reducirá, como lo hizo Iván Duque en campaña, hace mucho daño al debate democrático y a la cultura tributaria que necesita un país como Colombia. Al ciudadano le gusta oír que no le subirán los impuestos y más aún que se los bajarán. Ese es un discurso fácil de vender, pero terriblemente irresponsable.
Las cuentas nacionales son públicas y cualquiera podía establecer la necesidad de más recursos para el Estado, incluyendo los compromisos derivados del Acuerdo con las Farc. O Duque no vio esa información, o la omitió para engañar al elector. La inflexibilidad del gasto público en Colombia establece unos compromisos ineludibles y la caída de los precios del petróleo desde 2014 ha afectado las finanzas del Estado, de suerte que era irresponsable decir que se bajarían los impuestos porque no hay margen para ello.
Ahora el presidente Duque y especialmente su ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, presentan una nueva reforma tributaria, llamada de manera eufemística ley de financiamiento, donde se propone disminuir en un punto el IVA, pero extenderlo a toda la canasta familiar, aumentar la base del impuesto de renta para personas naturales, reducirlo para las empresas y establecer un mecanismo de compensación para los hogares más pobres, reducir de manera gradual la renta presuntiva y otras medidas como la de gravar pensiones y la venta de vivienda usada. Fedesarrollo ha llamado la atención sobre el posible efecto inflacionario y recesivo de la reforma, y las dificultades de cumplimiento de la regla fiscal y la reducción del déficit estructural, preocupación que también ha dejado ver el gerente del Banco de la República.
El Gobierno no la tiene fácil para tramitar la reforma en el Congreso, la mayoría de sectores políticos se oponen a ella, incluyendo el partido de gobierno, el Centro Democrático, que ha hecho saber su rechazo al tema del IVA. La falta de liderazgo de Duque empieza a sentirse, y si bien Carrasquilla superó la moción de censura, sale debilitado para defender la reforma ante la opinión pública, pues no genera ni confianza ni credibilidad.
No toda vale a la hora de hacer campaña, decir mentiras no puede ser aceptado, así sea por un fin superior, pero en materia de impuestos es peor porque se pierde la credibilidad y termina afectando la viabilidad política de la propuesta.


Pensión con el mínimo sería con 1.150 semanas


Redacción Economía

Bogotá/ EL NUEVO SIGLO

Noviembre 08, 2018 - 04:12 PM
El gremio señala que debe ser un sistema contributivo sostenible que provea unos recursos justos paro no convertirse en una reforma tributaria disfrazada
Teniendo como bases el ahorro y la capitalización se podría adelantar una reforma pensional que beneficie a millones de colombianos. Así lo señaló el presidente de Asofondos, Santiago Montenegro, al insistir en que el país requiere de cambios en el sistema de pensiones para que los recursos lleguen a más colombianos.
En el marco del seminario temático ‘Faltantes Fiscales y Reforma a la Seguridad Social’, Montenegro indicó que la reforma pensional que desarrollará el Gobierno nacional debe tener como principal objetivo generar un sistema pensional basado en el ahorro y la capitalización.
“El objetivo central debe ser un sistema pensional contributivo y sostenible que provea una pensión buena y justa. No debe convertirse, por ejemplo, en una reforma tributaria disfrazada para darle caja al Gobierno”, aseguró Montenegro.
Para Asofondos, el debate de esta reforma debe centrarse en la viabilidad de los sistemas y no si son administrados por el Gobierno o por el sector privado. “Ambos pueden administrarlos bajo las mismas reglas de juego”, indicó el alto directivo.
El salario mínimo
Una de las propuestas hecha por Montenegro para la reforma pensional es el facilitar el acceso a una pensión de salario mínimo a aquellos colombianos con 1.150 semanas cotizadas y que cumplan con la edad de retiro. Dicho beneficio se financiaría con un fondo común de reservas a través de una cotización de los afiliados.
Asofondos considera que se deben respetar los derechos adquiridos y las expectativas legítimas de quienes estén próximos a jubilarse.
Montenegro señaló que la reforma pensional es de carácter urgente y que se deben plantear iniciativas que busquen la mejoría y el bienestar de la mayoría de la población.
Sobre una reforma pensional, la exministra de Trabajo María Sol Navia dijo que es un hecho que la prioridad del Gobierno en presentar lo más pronto posible la ley de financiamiento, que parece está tomando forma, está orientada a tapar los diferentes huecos fiscales que tiene el Estado. Sin embargo, la reforma pensional también es un tema relevante, pero del cual el Gobierno casi no habla. Hasta el momento, dos personas del gabinete de Iván Duque han opinado sobre el tema”.
Intereses
Navia, afirma en entrevista con Actualícese, que el problema por el que no se ha realizado la reforma pensional es de orden político, por ser un tema inmensamente sensible para los congresistas y sus votantes. “Es totalmente impopular incrementar la edad de jubilación o las cotizaciones, o poner un techo menor de recobro de pensión sobre el último salario”, dice.
La exministra recalca que el avance ha sido muy tímido, debido al factor político. “Sin embargo, es necesario realizar esta reforma con urgencia, para lo cual es imprescindible que se presenten a la opinión pública y, por tanto, a los congresistas, los números claros de las proyecciones futuras y la imposibilidad del Estado para su cubrimiento”. La demagogia política y el populismo plantean lo imposible: mayores gastos a través de subsidios y servicios, y menores ingresos para el Estado, lo cual no resiste ninguna lógica
Protección
Durante un seminario organizado por la ANIF y Asofondos sobre los retos del sistema pensional en Colombia, el viceministro técnico de Hacienda, Luis Alberto Rodríguez, aseguró que la idea es presentar una propuesta para ampliar la protección a la vejez, aumentar la equidad y focalizar mejor los subsidios.
“La situación de pobreza en Colombia se hace más crítica para las personas que llegan a la tercera edad, y por eso tenemos que plantear una cobertura con énfasis en un sistema de protección a la vejez. También, la distribución actual del gasto en pensiones y el sistema de protección a la vejez dejan sin cobertura pensional a cerca de tres de cada cuatro colombianos mayores; hay una concentración de recursos para pocas personas”, dijo durante su intervención.
Por su parte la ministra del trabajo, Alicia Arango, ha afirmado que el tema es inaplazable y debe respetar los derechos adquiridos de las personas y la edad que la ley establece para obtener la mesada. “La reforma pensional es necesaria, pero respetando algunos temas como la edad establecida, la pensión sustitutiva y los derechos adquiridos. Además, se deben acabar los subsidios a las altas pensiones que deben llegar a quienes realmente lo necesitan”, dijo Arango.
Tramitar una reforma pensional es complicado por la cantidad de intereses que hay en juego, y porque es muy difícil que el Congreso legisle en contra de sus propios intereses, ya que es una de las entidades que tiene pensiones más altas.
De otra parte el presidente de Asofondos calificó como muy preocupante la decisión del Gobierno de incluir en la reforma tributaria un impuesto a las cuentas de ahorro individual.
Calificó esta decisión como un “golpe al ahorro”, en un país que tiene un muy bajo nivel en ese rubro. “El ahorro es una gana a gana, el ahorro pensional es bueno para el país y para las personas, que se van a beneficiar de esa capitalización”, sostuvo.
Añadió que con la propuesta se les da un golpe mortal a las pensiones voluntarias, que han contribuido tanto al ahorro de los trabajadores.
De otra parte, también expresó su preocupación por la intención de gravar las pensiones superiores a los $4,8 millones e indicó que ese impuesto solo debe ser para las pensiones subsidiadas altas del régimen público.
Por ello, calificó la propuesta del Gobierno como injusta y pidió que se establezca un impuesto para las pensiones altas y subsidiadas.
En el más reciente balance entregado por la Superintendencia Financiera se dio a conocer el desempeño de los fondos de pensiones. Según dio a conocer Asonfondos el ahorro de los trabajadores afiliados a los fondos de pensiones llegó a $237,4 billones, con rendimientos que llegaron a más de $5 billones en los primeros ocho meses.
Según Montenegro, estos resultados “son excelentes noticias para los 15.3 millones de afiliados cuyos ahorros siguen al alza, aun en medio de un año marcado por las volatilidades del mercado. Estas oscilaciones no deben generar inquietud a los trabajadores puesto que son coyunturales y que, bajo la estrategia de las administradoras de pensiones, se aprovechan para comprar activos a muy buen precio, seguros y rentables en el largo plazo”.


martes, 6 de noviembre de 2018

El dueto miseria del IVA


6 Nov 2018 - 12:00 AM
Por: Reinaldo Spitaletta / El Espectador
SOMBRERO DE MAGO

Arroz con coco, pero sin coco y sin arroz; fríjoles con pezuña sin ninguno de los dos ingredientes básicos; sancocho sin carne alguna y sin papa ni yuca, porque no alcanzará con qué, después de que la canasta familiar duquista-carrasquillista (Duque y Carrasquilla, nuevo dueto miseria) se nos desfonde por el IVA. Ahora sí, a bailar, con Pérez Prado, el Mambo del mercado La Merced, ¡aaaaaggghhh! ¡Uugh!

“Dame, dame, dame la carne; dame, dame, dame la cebolla… el pescado, la gallina, el tomate, la lechuga, el picante… ¡mambo!”. Imaginen nomás al “subpresidente”, como le dicen en la plaza de mercado, bailando el ritmo del gran Care foca, ayudándose para el show populista con cabeceo de balón (ni recordará que un exfutbolista famoso le dijo que la cabeza se usaba para pensar y no para conectar cabezazos a una pelota) y con un churrunguis-chunguis guitarreado. “Aquí no pasa nada —dirá—. Por qué tanta alharaca”, agregará.

La reforma tributaria (bajo el eufemismo de “ley de financiamiento”) que se avecina, en caso de que los más afectados, o sea, todo el pueblo colombiano, no realicen una histórica resistencia civil contra el engendro, nos dejará con más hambre y sin cuadernos. Sin siquiera papel toilette. Y aunque aquí, en un país al que han mantenido en la oscuridad los oligarcas y las transnacionales, se lea solo medio libro al año, pues también habrá IVA para los libros.
Con decir que es peor que la de Santos es hablar ya de una especie de leviatán. Un monstruo que se tragará, sin sacudirlos (como lo hace el hambre en La Guajira), a los niños y a muchas “vejentudes”. Que ni habrá con qué comprar arracacha o berzas, que quizá nos pasará como sucede en algunas novelas del sur estadounidense, las muy tremendas de los tiempos de la Gran Depresión (John Steinbeck, Erskine Caldwell…), y entonces a comer nabos se dijo.

Y aunque el mincarrasco, que desconoce la dignidad y no conjugará jamás el verbo renunciar, diga que Colombia es un país de clase media, este, dependiente y neocolonial, es de puros pobres, asolados por todas las miserias, desempleados, desplazados, descamisados y así hasta llegar a ser uno de los más inequitativos del orbe. Y con cobrarles impuestos agregados a los productos básicos del “cesto familiar” quiere el Gobierno conseguirse $14 billoncitos. Ah, y todo para disminuirles impuestos a las transnacionales y a los supercapitalistas.

Veamos nomás lo que ha dicho, con sabor a mambero, ¡aaaaghh!, uno de los “cacaos” supermillonarios, dueño de banca y de periódicos, el hombre 123º más rico del contaminado planeta, que desde luego ha aplaudido la reforma tributaria: “La reforma no atropella, no golpea de ninguna manera a la gente de bajos ingresos”. No, no-no-no, qué va.

Y la risa (o la indignación), ante tanto descaro, puede aumentar cuando escuchás al “subpresidente”, como le dicen en la lleca y otros recovecos, cuando advierte que con “los cambios planteados”, o sea, cobrar IVA al sancocho y todos los bastimentos, se generará equidad. Al saber lo llaman suerte. Qué cosa.

Y como si fuera poco el ataque premeditado y alevoso a la “pobrecía”, el dueto miseria dice que hay que gravar a la clase media (¿Colombia, país de clase media?), como si esta estuviera compuesta por magnates, por ricachos de buen bolsillo, y todo para favorecer a los superpoderosos, como, por ejemplo, a los de las gaseosas y las altas finanzas. Ah, y como si fuera una bicoca, la retención en la fuente se ampliará para la clase media y, cómo no, se les tocarán las pensiones.

La cacareada reforma tributaria, que según el dueto en mención es para tener recursos para educación y salud (por favor, no nos hagan reír que nos descosemos y las agujas y el hilo también tienen IVA), es para el favorecimiento de una minoría de potentados y agredir a los vastos sectores populares y la clase media.

Así que, contra esta agresión, no hay otra manera de hacer frente al atropello que con el despliegue de una contundente resistencia popular, marchas y paros. Trabajadores, estudiantes, sectores de la mediana y pequeña empresa, agricultores, en fin, ya están llamando a la desobediencia.

Entre tanto, el dueto miseria (y quienes lo manejan) va brincando como jugando al “chupaté” de las niñas de antes y moviéndose al son del “picante” ritmo de Care foca: “Dame, dame, dame la cebolla; dame, dame, dame la carne…”. ¡Uuuggh!


Colombia es el país con más desplazados internos en el mundo

Una de cada 97 personas en el mundo, o lo que es lo mismo, el 1 por ciento de la población mundial, se ha visto obligada a abandonar ...