sábado, 13 de agosto de 2011

Los hipócritas


Opinión libre

Por: Diego Roldán Jaramillo

Es difícil descubrir al hipócrita pues a veces se esconde a través de una apariencia amable, acogedora y simpática y otras se camufla en conductas de excesivo respeto, o excesiva admiración, el envidioso hipócrita se "alegra de los fracasos ajenos", "sufre con los éxitos ajenos", pero desaprovecha tanta energía que no es capaz de alcanzar sus propios objetivos, y así los alcance no deja de ser un ser vulgar y rastrero.

Considera que los demás consiguen las cosas con facilidad y sin esfuerzo, no es una persona generosa, si triunfa nunca se siente satisfecho, este sentimiento es muy perjudicial para quien lo siente y "muy peligroso para la persona envidiada".

Hay mucho leguleyo de medio pelo que se esconde detrás de sus funciones públicas para botar su odio y su veneno, pero que son tan cobardes que hablan a escondidas, afilan su lengua para azatear al integro, murmuran, miran a ver cuando se descuida su presa, para caerle encima y devorarlo como sea, pero cuando la presa los descubre y los enfrenta se esconden, corren despavoridos, se hacen las victimas e imploran defensa, solo balbucean “Yo no fui”, “Yo ni dije eso”.

Estos seres amargados y solterones lo único que tienen en común es una diabetes mental avanzada por su propio veneno, que se tragan al ver otras personas ser más exitosas en cualquier campo. Mejor dicho "carangas resucitadas", que tratan de sobresalir, pero que son tan poca cosa que se quedan en un puesto burocrático esperando la vida pasar, no tienen un proyecto de vida y los miedos que tienen dentro los hace sufrir más, su feura es solemne y sus pataletas son de poca monta.

Cada quien, se lame su propio estiércol, y no deben esperar los hipócritas a que otros se coman su personalísima mermelada estomacal. Los leguleyos de poca monta creen que los demas nacimos en la cima de los sustos, y cuando la vida les cobre sus persecuciones, se darán cuenta que tampoco era mucha la cosa o tal vez tan poca cosa que pasaran desapercibidos.

Analicemos este trozo de Nicolás Maquiavelo (El Príncipe Titulo XXIII)
De qué modo se debe huir de los aduladores

No quiero dejar de lado un punto importante y un error importante y un error del que los príncipes se preservan difícilmente, si no son muy prudentes, o si no saben elegir. Y estos son los aduladores (hipócritas) de las cuales están llenas las cortes; “los hombres se complacen tanto en sus propias cosas, y de tal modo se engañan de ello, que con dificultad se defienden de esta peste; y si quieren defenderse de ella, se corre el peligro de caer en el menosprecio. “No hay otro modo de guardarse de la adulación (la hipocresía), que hacer comprender a los hombres que no te ofenden cuando te dicen la verdad; pero cuando todos pueden decirte la verdad, te faltan al respeto”.

Esos son los acomplejados que pueden criticar, pueden reírsen de los demás, incluso pueden bailar con el mal ajeno; se creen intocables, pero cuando les dicen su verdad, y les quitan la careta, se ponen hacer pataletas, y no saben lo imbéciles que se ven.

Napa1: Los funcionarios públicos deben ser éticamente muy profesionales, y sobre todo hacer uso de su prudencia y moderación, no hacer show mediáticos con sus cargos para perseguir los ciudadanos que se investigan y que no son de sus amores conservadores. Ahí está plasmada la persecución que tienen contra el Ex presidente Uribe. Particularizan la justicia contra una persona y no contra el estado. Quienes juzgan ven la paja en el ojo ajeno, jamás en el propio.

Ñapa2: Lo mejor de todo es que el tiempo dará la razón, y el tiempo es el mejor juez para desenmascarar esta gayumba política. Es tanta la transparencia que dicen tener que no se ven.

Ñapa3: “Si los que hablaran de mi, supieran exactamente lo que pienso de ellos no hablarían de mi”. “El miedo es libre. El culillo es gratis y lo están repartiendo a domicilio”.

Ñapa4: Que cosa más rara existe en este país; aquí los órganos de control no trabajan sino en época de elecciones, que harán el resto del año……

Feliz tarde……………




viernes, 12 de agosto de 2011

El guerrero de la luz y sus adversarios


Comenta un sabio chino sobre las estrategias del guerrero de la luz: "Haz creer a tu enemigo que no conseguirá grandes recompensas si decide atacarte; así disminuirás su entusiasmo". "No te avergüences de retirarte provisionalmente del combate si percibes que tu enemigo es más fuerte; lo importante no es la batalla aislada, sino el final de la guerra". Reconociendo la fuerza del otro El guerrero de la luz sabe reconocer cuando un enemigo es más fuerte que él. Si resuelve enfrentarlo, pronto será destruido. Si acepta sus provocaciones, caerá en la celada que le ha sido preparada. Entonces, él usa la diplomacia para superar la difícil situación en la que se encuentra. Cuando el enemigo actúa como un niño inconsciente, él hace lo mismo; cuando lo llama para el combate, él se hace el desentendido. Los amigos comentan: "Es un cobarde". Pero el guerrero no hace caso del comentario; sabe que toda la rabia y coraje de un pájaro son inútiles delante de un gato. En situaciones como esta, el guerrero se arma de paciencia: pronto el enemigo se alejará para ir a provocar a otros. Adaptándose a las circunstancias El guerrero de la luz a veces actúa como el agua, y fluye por entre los muchos obstáculos que encuentra. En ciertos momentos, resistir significa ser destruido, por lo que él se adapta a las circunstancias. Acepta, sin protestar, que las piedras del camino tracen su rumbo a través de las montañas, En esto reside la fuerza del agua: jamás puede ser quebrada por un martillo, o herida por un cuchillo. La más poderosa espada del mundo es incapaz de dejar una cicatriz en su superficie. El agua de un río se adapta al camino que le es posible, sin olvidar su objetivo: el mar. Frágil en su naciente, lentamente va adquiriendo la fuerza de los otros ríos que encuentra. Y, a partir de determinado momento, su poder es total. Distrayendo al adversario Un guerrero de la luz jamás hace trampas, pero sabe distraer a su adversario. Por más ansioso que esté, juega con los recursos de la estrategia para alcanzar su objetivo. Cuando percibe que está llegando al fin de sus fuerzas, hace que el enemigo piense que no tiene prisa. Cuando tiene que atacar por la derecha, mueve a sus tropas hacia la izquierda. Si tiene la intención de iniciar la lucha inmediatamente, finge tener sueño y prepararse para dormir. Los amigos comentan: "¡Hay que ver cómo ha perdido su entusiasmo!" Pero él no da importancia a los comentarios, porque los amigos no conocen sus tácticas de combate. Un guerrero de la luz sabe lo que quiere. Y no necesita estar explicándolo. © Traducción del portugués: Diego Chozas Ruiz-Belloso www.paulocoelhoblog.com

Publicación eltiempo.com
Sección Editorial - opinión

Fecha de publicación 14 de febrero de 2011
Autor
Paulo Coelho

jueves, 11 de agosto de 2011

La reforma a la justicia


Varios puntos claves y polémicos plantea la reforma a la justicia de la Rama Judicial y que busca hacerle contrapeso a la presentada por el Gobierno en el Congreso.

El Presidente del Corporación Mauricio Fajardo manifestó que entre los principales puntos del proyecto, presentado este jueves ante el presidente Juan Manuel Santos, se encuentra el tema del presupuesto, la modificación del Consejo Superior de la Judicatura y la revisión de la tutela.

Fajardo señaló que uno de los puntos clave se refiere a la solicitud de un cinco por ciento del presupuesto nacional para la Rama Judicial y enfrentar gastos e inversiones, excluyendo el dinero que recibe la Fiscalía.

Según el magistrado, este dinero debe ser administrado de manera autónoma y tiene como objetivo fundamental lograr la descongestión de los procesos y mejorar la accesibilidad a la justicia.

Ante este hecho, el presidente del Consejo de Estado reclamó mayor autonomía presupuestal y la dotación de recursos necesarios, técnicos y humanos para cumplir “con el propósito de la descongestión judicial, el fácil acceso de los ciudadanos a la administración de justicia y la eficacia y prontitud de los fallos”.

Doble instancia y pérdida de investidura

El segundo aspecto del proyecto del Consejo es precisamente el de la posibilidad de la doble instancia en los procesos por pérdida de investidura.

El presidente del Tribunal aclaró que el primer caso debe ser resuelto por la sección encargada de dar trámite a cada expediente, decisión esta que podría ser apelada ante la Sala Penal del Consejo de Estado, como juez de segundo grado.

En el espinoso y ya muy discutido tema de la eliminación del Consejo Superior de la Judicatura, CSJ, el proyecto de las Cortes busca que éste continúe funcionando pero con severas modificaciones.

En ese sentido incluye la creación de una Sala de Gobierno, la cual estará compuesta por los presidentes de las corporaciones y el Fiscal General. También se propone mantener las Salas Administrativa y la Disciplinaria pese a las fuertes críticas, sin embargo se cambiaría el modo en cómo se eligen sus miembros.

Según el proyecto, la Sala Administrativa estaría compuesta por seis miembros divididos de la siguiente forma: tres abogados y tres expertos en otras ramas como la economía, finanzas y ciencias políticas. Estos funcionarios serían de libre nombramiento y remoción de las Cortes, que tienen la posibilidad de nominarlos pero no estarían sujetos a un periodo especifico.

Sobre la Sala Disciplinaria, ésta estaría integrada por los mismos siete miembros, sin embargo no serían elegidos por el Congreso como se hace en la actualidad, sino por las Cortes.

En el tema de la tutela se permitirá entutelar LAS decisiones de las Cortes, pero con limitantes como que solamente la resuelvan las mismas corporaciones. Esta acción deberá ser radicada y sustentada por un abogado.

“Hasta el momento, el Consejo de Estado no aceptaba la tutela contra sentencia, ahora se contempla esa posibilidad pero reglamentado en qué casos proceden estas tutelas. En el caso de las Cortes, las tutelas serán conocidas por la Sala Plena de cada corporación”, explicó el magistrado.

El consejo Nacional Electoral

Los integrantes del Consejo Nacional Electoral (CNE) serían elegidos por la Escuela Superior de Administración Pública, la cual sería la encargada de recibir y estudiar a los aspirantes que serían presentados por los presidentes de las Cortes.

El proyecto también incluye suprimir algunas funciones que actualmente tiene este organismo como revisar los escrutinios para que esa función pase directamente al Consejo de Estado.

Según el magistrado Mauricio Fajardo, con este proyecto se pretende que la justicia deje de ser la “Cenicienta” del Estado “y que el presupuesto que se le asigne deje de ser como un regalo del Estado”, indicó el Fajardo.

martes, 9 de agosto de 2011

historias


El polémico Padre Javier Giraldo
por KIEN&KE

Martes 09 de Agosto de 2011

El sacerdote jesuita Javier Giraldo denunció hace siete años al teniente coronel (R) Néstor Duque ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA por su presunta participación en varios crímenes mientras cuando era el comandante del batallón Bejarano Muñoz, de la Séptima Brigada del Ejército con sede en Carepa.

El padre y los defensores de derechos humanos Elkin Ramírez y Miguel Afanador lo habían señalado incluso de haber participado en la tortura de dos campesinos de la región, que ocurrió el 22 de diciembre de 2004. El militar no solo negó los hechos sino que denunció al Padre por injuria, calumnia y falsa denuncia. Siete años después la fiscalía cerró la investigación y de le dio la razón al Padre. Historias como éstas se repiten con frecuencia, desde hace 25 años cuando el Padre Giraldo decidió empezar a denunciar frente a todas las instancias judiciales nacionales e internacionales excesos de las fuerzas militares e irregularidades de los grupos armados ilegales, especialmente los paramilitares.

Cuando apenas comenzaba su carrera, en 1965, Javier Giraldo tuvo un encuentro que definió su camino en la vida. Una mañana, mientras cumplía sus labores como voluntario en un hospital de caridad en Medellín, escuchó una algarabía que llamó su atención. Al salir al pasillo vio un tumulto que rodeaba al padre Camilo Torres.

Médicos, enfermeras y pacientes querían saludarlo, pedir su bendición. Javier se acercó para escuchar su discurso. “Las palabras de Camilo tocaron mi alma”, cuenta hoy, 46 años después, mientras se alista para celebrar una misa en conmemoración de su muerte, en la capilla de la Universidad Nacional, donde fue capellán en 1959.

Su posición frente a la injusticia, su compromiso por generar un verdadero cambio en nuestra sociedad, lo convirtieron en uno de sus partidarios.

Desde aquel encuentro lejano, el padre Giraldo supo que su vida estaría dedicada a defender a los oprimidos. Como todos los colombianos de la época, vivió la incertidumbre de no saber qué había pasado cuando Torres desapareció de la escena pública, en diciembre de 1965, hasta cuando se supo en enero del año siguiente que había ingresado al ELN. El 16 de febrero de ese año murió en su primer combate.

Javier entendió desde entonces que continuaría su obra, pero por un camino distinto al de las armas. Seguiría los pasos de los curas de Golconda, de monseñor Valencia Cano y tantos otros comprometidos con la Teología de la Liberación.

Desde principios de los 80, cuando se dio inicialmente en el Magdalena Medio la diabólica alianza ente los grupos paramilitares y el narcotráfico, con la anuencia de algunos miembros de las Fuerzas Armadas y que disparó el exterminio contra la Unión Patriótica, el padre Javier Giraldo, empezó a actuar. Ya ordenado como sacerdote Jesuita, con estudios en sociología, literatura, filosofía y teología, fue nombrado en la dirección del Centro de Investigación y Educación Popular CINEP, fundado por la Compañía de Jesús.

Desde 1965, el padre Giraldo se ha dedicado a defender a los oprimidos.

El padre Giraldo inició un banco de datos para documentar los crímenes contra campesinos, defensores de Derechos Humanos y contra cientos de militantes de la UP.

Recopiló historias de testigos, familiares y vecinos de las víctimas, relatos de las primeras masacres, como la de Mapiripán, en el Meta, y los asesinatos en serie en Barrancabermeja, para enriquecer las investigaciones. Los expedientes de muchos casos que no se judicializaron permanecieron cuidados en el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep). Lo testimonios y denuncias que recogieron los mismos sacerdotes en el terreno le permitieron al padre Giraldo visualizar de primera mano la relación que empezaba a cocinarse entre las fuerzas del Estado y los paramilitares.

Su forma de investigar generó polémica al interior del Cinep y oposición entre los que consideraban que su trabajo debería ceñirse a los requerimientos judiciales. Giraldo decidió entonces tomar distancia y fundar una nueva Organización No Gubernamental, que nació como la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz (CIJP), que reunía a los representantes de sesenta congregaciones católicas del país para luchar por los Derechos Humanos. Giraldo fue su secretario General hasta 1998.

Se dedicaron a actuar como funcionarios judiciales alternativos, que llegaban a las regiones del país donde se presentaban masacres y desplazamientos para registrar con detalle la situación y ayudar a las víctimas.

Uno de los primeros casos que documentó fue el del Carmen de Chucurí, Santander.

Recopiló las historias de los cientos de campesinos que tuvieron que abandonar sus tierras tras la llegada de los grupos paramilitares. Confirmó la complicidad de miembros de la fuerza pública y lo denunció. Descubrió entonces que los entes investigadores, Dirección de Instrucción Criminal, Procuraduría y luego la Fiscalía General, aprovechaban los testimonios recaudados por ellos para identificar a los sobrevivientes y judicializarlos, mientras los victimarios permanecían incólumes, una situación que vio repetirse en distintas regiones del país. El comandante de las Fuerzas militares lo demandó por injuria y calumnia. Nada ni nadie lo detuvo.

Giraldo y su comisión reconstruyeron también la masacre de Trujillo, Valle, en 1986, en la que identificaron, mucho antes de que la justicia lo aceptara, la estrecha relación entre paramilitares, hombres del F-2 y el batallón Palacé, de Buga.

El paramilitar Daniel Arcila relató las atrocidades, pero una vez más la balanza de la justicia, inclinada del lado de los victimarios, invalidó el testimonio, al decir que estaba loco. Cuando la Comisión de Justicia y paz consiguió la autorización para que se realizaran nuevos exámenes psiquiátricos para controvertir esta condición, Arcila ya había sido descuartizado por los mismos asesinos. En 1995, cuando en el gobierno de Ernesto Samper se creó una Comisión de la Verdad para reconstruir los hechos de Trujillo, se ratificaron las denuncias del padre Giraldo, que se convirtieron en la base del primer informe de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, publicado en 2008.

Sus investigaciones lo llevaron luego al Meta, en 1996. Documentó con su equipo de trabajo de campo los casos de más de mil personas, muchas de ellas militantes de la UP, que fueron víctimas de la violencia paramilitar ejercida por el grupo de Víctor Carranza. Los esfuerzos del Comité Cívico del Meta terminaron en sentencia absolutoria y los del padre Giraldo, inútiles.

La radicalidad de las denuncias de Justicia y Paz le generó también amonestaciones por parte

del Nuncio Apostólico.

En marzo de 1997 Justicia y Paz llegó a Turbo, municipio del Urabá antioqueño, para organizar el acompañamiento de miles de pobladores de treinta comunidades que habían sido desplazadas a lo largo del río Atrato. Allí se encontró de frente con los relatos sobre los horrores contra los pobladores, por parte de los paramilitares con complicidad de la Brigada XVII de Ejército, al mando del general Rito Alejo de Río, en el marco de la operación Génesis. Las denuncias de Justicia y Paz contra el oficial y sus hombres generaron una grave situación de amenazas contra el padre Giraldo, que lo obligaron a asilarse y buscar protección en las comunidades jesuitas en Estados Unidos y Holanda.

Antes de su exilio apoyó la creación de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, como una figura del Derecho Internacional para proteger poblaciones en conflicto.

En el 2003 comenzó también un trabajo en defensa de campesinos negros, indígenas y comunidades en general que habitaban la región de Curvaradó y Jiguamiandó en el Urabá chocoano y que fueron desplazados por los paramilitares comandados por El alemán. Nacieron entonces las Zonas Humanitarias, que han recibido apoyo internacional pero también han sido vistas con mucha reserva.

La radicalidad de las denuncias de Justicia y Paz le generó también amonestaciones por parte del Nuncio Apostólico, que exigió cambios en las directivas de la Comisión de Justicia y Paz, una presión que terminó en la disolución de la Comisión en 2003.

Durante sus 18 meses fuera del país, el Padre Giraldo no logró adaptarse a su nueva condición. Sin embargo estableció una red importante de relaciones internacionales dentro y fuera de la Compañía de Jesús. Regresó, a pesar de que las amenazas en su contra persistían: “Uno siente que perdió su libertad, que no puede estar tranquilo.

Yo no estaba vinculado a proyecto alguno en esos países, solo protegiéndome”, relata, y complemente: “Volví a pesar de que el general Tapias, entonces comandante de las Fuerzas Militares, trató de convencerme de no hacerlo”.

Desde su regreso, la lucha fue cada día más solitaria. Regresó al Cinep y continuó con la publicación de las investigaciones en la revista Noche y Niebla, en la que escribió incluso desde el exilio. La defensa de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó se convirtió en uno de sus principales focos de atención. “Luis Eduardo Guerra, el líder histórico de la comunidad, que fue asesinado en la masacre de 2005, me buscó y me pidió que los siguiera acompañando. Empecé a visitarlos a pesar de las restricciones de seguridad. Ellos me fueron encargando de representarlos, pues rompieron con grupos de abogados con los que no se entendieron. Me convertí prácticamente su vocero”, cuenta. Ha visto tanto que se ha dedicado a buscar mecanismos en la justicia nacional y extranjera para esclarecer más de 200 crímenes perpetrados al interior de esa comunidad desde su fundación en 1996 hasta hoy, incluyendo la masacre ocurrida en 2005, por la que han sido judicializados más de veinte miembros del Ejército.

Su frustración con la lentitud y “la podredumbre de nuestra justicia” lo ha forzado a usar otras vías contra la impunidad, como las demandas ante tribunales internacionales, las mociones de censura y constancias históricas, plasmadas en cartas y documentos que envía a personas y organismos en Colombia y el exterior y a los medios de comunicación, para que nunca se olviden los crímenes. Este fue el caso del expediente que construyó contra Santiago Uribe, el hermano del ex presidente, por las acciones de un grupo conocido como los 12 Apóstoles en Buenos Aires, bajo el amparo del Premio Nobel Pérez Esquivel. Y también la cruzada que emprendió para impedir la cátedra del ex presidente Uribe en la Universidad de Georgetown. Le envió una dura carta al padre John Dear que le dio la vuelta al mundo por la Web y fue traducida en varios idiomas. El ambiente en la universidad estadounidense se enturbió.

El ex presidente lo demandó por injuria y calumnia, pero el Padre ha resuelto no acudir a los tribunales de justicia colombiana porque siente que no le ofrecen las garantías mínimas. Explicó su objeción de conciencia en un texto lleno de detalles de sus años como defensor de Derechos Humanos, que lo han llevado a asumir esta posición.

Las amenazas son el pan de cada día. Pero él no acepta la protección del Estado. “Hace años fui a dictar una conferencia en la UIS en Bucaramanga. Un grupo de profesores, sin consultarme, pidió un carro blindado y desde que llegué al aeropuerto me metieron ahí a la fuerza. Es el único día de mi vida que he tenido escoltas. Ese día tomé la decisión de jamás volver a aceptar algo así. Si matan a otro por defenderme a mí yo no podría seguir viviendo con ese remordimiento”.

Al interior de la Compañía de Jesús el padre Giraldo es una persona muy respetada, con Francisco D. Roux, el provincial de los jesuitas a la cabeza. “Como Superior del Padre Javier Giraldo S.J., quiero expresar públicamente que él es miembro de nuestra comunidad y que tiene todo el apoyo de la Compañía de Jesús en su lucha por los derechos humanos (…). Javier Giraldo S.J. no es ni ha sido jamás guerrillero como pretenden señalarlo sus detractores”. Aunque muchos no comparten su visión y prefieren tomar distancia. En abril de 2010, cuando aparecieron en Bogotá una serie de grafitis que anunciaban su asesinato, la discusión sobre su seguridad volvió a encenderse. “Aquí le han dicho que por favor acepte que lo cuiden, que el Espíritu Santo no tiene chaleco antibalas, pero él asegura que si una bala entra en su cuerpo, será designo de Dios”, cuenta un investigador del Cinep.

El padre Giraldo asegura que si Camilo Torres viviera hoy, no sería guerrillero, porque la insurgencia colombiana hace rato que perdió el rumbo. Sin embargo, comparte la visión que plasmó el investigador Orlando Fals Borda en el capítulo final del libro Camilo, Mensajes Visionarios, que el padre compiló durante los últimos años y acaba de lanzar con motivo de los 45 años de su muerte. “Sería un activista inquieto, pendiente de muchas cosas, organizando movimientos sociales, procesos de paz, documentando denuncias, buscando solidaridades continentales, cosas así. Creo que Orlando tenía mucha razón, él no se hubiera quedado encerrado allá en el monte”. Como tampoco el padre Giraldo, quien ha hecho su cruzada de vida la defensa de los débiles y las víctimas de los atropellos de quienes ostentan los distintos poderes. “Es muy importante unir fuerzas, porque esas propuestas de un cambio son más urgentes hoy que nunca. Debemos cerrar filas alrededor de los movimientos sociales que buscan un cambio”. Unas posiciones

lunes, 8 de agosto de 2011

Estado pedirá perdón por el homicidio de Manuel Cepeda


Archivo - EL ESPECTADOR Manuel Cepeda Vargas, senador de la Unión Patriótica, asesinado en 1994.

REPARACIÓN

Será la primera vez que un gobierno reconozca la responsabilidad del Estado en la muerte de un dirigente político de oposición. El gobierno Uribe acató la sentencia pero no hizo ese reconocimiento. Ministro del Interior, el encargado de pedir perdón.

Lunes 8 Agosto

Pocas veces se reúne el Congreso en pleno. Según la Constitución, lo hace para posesionar al presidente de la República, para iniciar cada periodo de sesiones, o para elegir magistrados de altas cortes, al procurador y al contralor, entre otras.

Pero este martes 9 de agosto, el pleno del Legislativo se reunirá de forma excepcional con un propósito distinto. Para que el Estado pida público perdón por el asesinato del excongresista de la Unión Patriótica, Manuel Cepeda Vargas.

Hace poco más de un año, el 23 de junio de 2010, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, encontró responsable al Estado colombiano y lo condenó por ese homicidio.

La sentencia, según el hijo del dirigente, Iván Cepeda -hoy representante a la Cámara-, “señala que el caso del senador Manuel Cepeda es el de un crimen de Estado. Fue objeto de una estructura organizada en la que participaron altos mandos militares, miembros de la fuerza pública y miembros y jefes de grupos paramilitares”.

Esta fue la primera condena al Estado colombiano por el homicidio de un dirigente político de oposición. Y en la sentencia, que va más allá que una indemnización, obligó al Estado a pedir perdón por este crimen.

Iván Cepeda dice que el de este 9 de agosto será el primer acto de reconocimiento de la responsabilidad del Estado en el caso de un líder político de oposición. Por eso, asegura, “tiene un alto valor. Es un símbolo de búsqueda de la reconciliación pero también el reconocimiento que el exterminio de la Unión Patriótica fue un crimen político”.

Este reconocimiento se hace 14 meses después de proferida la sentencia. En ese entonces, el presidente Álvaro Uribe acató el fallo de la justicia internacional, pero no reconoció que el homicidio de Cepeda hubiera sido un crimen de Estado.

Fue en una rueda de prensa (el 24 de junio de 2010). Allí Uribe, como jefe de Estado, pidió perdón a los familiares de Cepeda, pero aclaró que él no podía “decir que el Estado asesino al senador cepeda, o al uno o al otro. Lo que sí puedo decir es que los asesinaron y que eso es muy grave y no puede volver a repetirse”.

Cepeda recordó que ese reconocimiento fue insuficiente y además lo calificó como “un desafío” a la sentencia de la CIDH, quien además obligaba que el acto de público reconocimiento se haría en el Congreso de la República.

El ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, será el encargado de pedir perdón. Dijo que para el Estado realizar este acto público de reconocimiento de responsabilidad es “una manifestación inequívoca de su voluntad de cumplir con sus obligaciones internacionales y con las sentencias proferidas por el Honorable Tribunal Interamericano”.

Vargas Lleras también aseguró que el acto representa una “importante oportunidad para dirigirse directamente a los familiares de la víctima en la búsqueda de la reconciliación y la paz, para garantizar su reparación integral y declarar enfáticamente que rechaza este tipo de hechos, que trabaja constantemente para que acciones como estas no se vuelvan a repetir y, además, con convicción adelanta diferentes programas para la protección de los Derechos Humanos”.

"Es sólo el primer paso"

Iván Cepeda calificó este acto simbólico como un primer paso de reparación, y aunque advirtió que es un deber de la Nación, reconoció la “voluntad política” del actual gobierno por hacerlo.

Sin embargo, el representante dijo que aún falta que la justicia colombiana procese a todos los responsables para acatar en su integridad la sentencia de la CIDH.

Pero cepeda también insistió en que uno de los actos de reparación sería reestablecerle la personería jurídica al movimiento político Unión Patriótica, que tras el crimen de cientos de sus dirigentes y militantes, no ha vuelto a comparecer en elecciones.

La sentencia de la CIDH obligó al Estado a pagar una indemnización de 330 mil dólares a los familiares de Manuel Cepeda Vargas. Un dinero que según el hijo del senador sirvió para el fondo que busca garantizarles educación y salud a hijos y nietos de desaparecidos dirigentes de la UP.

Otras de las disposiciones del tribunal internacional fue la realización de una publicación y un documental audiovisual sobre la vida política, periodística y el rol político del senador Cepeda Vargas. También otorgar una beca con el nombre de Manuel Cepeda Vargas.

El caso Cepeda

El asesinato de Manuel Cepeda se produjo el 9 de agosto de 1994, luego de que resultara elegido como senador por la Unión Patriótica para el periodo 1994-1998.

En 1993, Cepeda denunció la existencia del plan denominado “Golpe de Gracia”, que tenía como objetivo eliminar a los dirigentes de la Unión Patriótica y del Partido Comunista Colombiano, y solicitó que se implementaran medidas de seguridad para proteger a varios dirigentes de estas colectividades.

La ejecución de dicho plan empezó con el asesinato de José Millar Chacón, secretario del Partido Comunista, el 25 de noviembre de 1993.

El 9 de agosto de 1994 cerca de las 9 a.m., cuando el Cepeda se dirigía al Congreso de la República acompañado de su conductor y de su escolta, fue interceptado por varios individuos, entre ellos los sargentos del Ejército, Hernando Medina Camacho y Justo Gilberto Zúñiga Labrador, quienes hicieron varios disparos que impactaron en el vehículo y asesinaron a Cepeda.

El Estado de Colombia ha reconocido que el Senador Manuel Cepeda se encontraba amenazado de muerte. El 8 de agosto de 1994 el Senador recibió una carta con una lista en la que figuraba su nombre y en la que se señalaba que él y otros líderes políticos serían ejecutados.

Estas muertes se sumaron a los asesinatos de más de tres mil militantes de la Unión Patriótica y el Partido Comunista desde la década del 80, entre quienes se encontraban candidatos presidenciales, parlamentarios y alcaldes pertenecientes a estos movimientos políticos.

domingo, 7 de agosto de 2011

Locos al poder


Nassir Ghaemi, psiquiatra de la Universidad de Tufts y autor del libro, piensa que las sociedad debe quitarles el estigma a los desórdenes del ánimo, pues estas condiciones potencian los rasgos más importantes de los líderes: la creatividad, la resiliencia, la empatía y el realismo.

PSIQUIATRÍA

El nuevo libro de un reconocido psiquiatra sugiere que los mejores líderes en épocas de crisis deben tener o haber sufrido algún problema mental, como depresión o manías.

Sábado 6 Agosto 2011

¿Alguna vez se ha preguntado por qué George W. Bush es considerado uno de los peores líderes en llegar a la Casa Blanca? La explicación, según una nueva teoría, podría resumirse en una simple frase: Bush era un hombre demasiado cuerdo para llevar las riendas de un país en medio de una coyuntura como la que surgió a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Bajo su mandato, no titubeó en involucrar a la potencia en dos guerras y generar una crisis económica que aún no ve la luz al final del túnel.

Según Nassir Ghaemi, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Tufts, las personas como él pueden ser excelentes mandatarios en épocas de paz, cuando no hay desafíos significativos, pero en tiempos de crisis los mejores líderes son quienes tienen cierta dosis de locura, ya sea una historia de depresión o alguna manía. Esa es la teoría de su nuevo libro A First Rate Madness, que salió a la luz la semana pasada.

En esta obra, Ghaemi cuenta las biografías de personajes como Winston Churchill y Mohandas Gandhi, conocido como el Mahatma, ambos afectados por la depresión, y las mezcla con la más reciente evidencia científica en este tipo de desórdenes, para concluir que las enfermedades mentales resaltan el liderazgo en tiempos de crisis y que, por tanto, en esos momentos es mejor ser gobernados por gente relativamente loca que por los más equilibrados. "La mayoría de autores mencionan esta condición como un impedimento que hay que superar. Yo digo que la depresión fue importante en su liderazgo porque mejoró esa habilidad para llevar a un país a buen puerto", señaló el experto.

Ghaemi la llama la ley inversa de la cordura y el ejemplo más elocuente es el del primer ministro inglés Neville Chamberlain, a quien define como un respetado hombre de negocios de Birmingham, "encantador, sobrio, inteligente y en sus cabales", quien fue en tiempos de paz un mandatario competente. Sin embargo, con esa estructura mental normal, Chamberlain no fue capaz de prever los pasos de animal grande que daba Alemania bajo las órdenes de Adolf Hitler. Por el contrario, Winston Churchill, quien era un hombre temperamental, malhumorado, grandilocuente y parlanchín, que con frecuencia resultaba molesto para la gente, fue más acertado. Y fue su depresión, a la que se refería como "perro negro", la que le sirvió para agudizar su olfato político. En 1930, mientras Chamberlain ganaba los aplausos por apaciguar a Hitler, a Churchill lo rechazaba incluso su propio partido. Pero, según el psiquiatra y autor, la depresión le ayudaría a Churchill a ver la amenaza nazi mucho antes que otros, lo que en últimas le permitió derrotar a Alemania.

Abraham Lincoln, otro con historia de depresión, es también un ejemplo. Aunque actuó de manera errática frente al tema de la esclavitud, primero oponiéndose y luego defendiéndola, al llegar la guerra civil Lincoln admitió su error y en un gesto de flexibilidad y pragmatismo se adaptó a los tiempos cambiantes. "No fue el líder que una vez toma una decisión no da vuelta atrás", señala Ghaemi.

No es la primera vez que la ciencia relaciona locura con genialidad. Pero sí resulta novedoso que estos rasgos se asocien con un mejor liderazgo político. No obstante, el experto dice que aquí se debe aplicar el principio de 'Ricitos de Oro', que establece que todo es bueno, pero solo con moderación. Como le explicó el autor a SEMANA, el tema no es defender la esquizofrenia o la psicosis, sino ciertos tipos de enfermedad mental, como la depresión o la manía. "Aun síntomas severos de estas condiciones han sido útiles para la gente que las sufre, no en el momento en que las viven sino cuando se recuperan".

Ghaemi señala cuatro rasgos: la empatía, la creatividad, la resiliencia y el realismo. "Aunque estos pueden aparecer en personas normales, hay evidencia científica de que se incrementan con episodios de depresión", dijo el experto a SEMANA. La depresión, por ejemplo, fomenta los rasgos del realismo y la empatía. La gente que ha estado deprimida alguna vez o es depresiva tiene una visión más realista, y al ver el vaso medio vacío acierta más que los optimistas. La gente normal, por el contrario, sufre de lo que Ghaemi denomina ilusión positiva, es decir, una idea errada del control que tienen a su alrededor.

Lo anterior se ha comprobado en experimentos en los que piden a la gente presionar un botón y observar una luz verde como resultado de esa acción. Quienes no tienen síntomas de depresión sobrestiman el control que ejercen sobre la luz y no se dan cuenta de que en realidad esta es manipulada por los investigadores, mientras que los deprimidos sienten que tienen poco control sobre el asunto. En ese mismo sentido, los líderes depresivos ven los acontecimientos con mayor realismo, más del que tenían los gobernantes con una arquitectura mental más lúcida.

La depresión también fomenta la empatía, como han mostrado docenas de estudios científicos. Uno de los que cita el autor concluye que los pacientes con depresión severa tienen una lectura más alta en los niveles estándar de este rasgo, muy por encima de los estudiantes en el grupo control: mientras más grave el diagnóstico de depresión más empatía se reportó, y este resultado se dio aun en personas que no estaban deprimidas en el momento, sino que lo estuvieron en el pasado.

Debido a su depresión, Martin Luther King y Mohandas Gandhi desarrollaron una gran empatía, lo cual, según Ghaemi, marcó su manera de hacer política pacíficamente. Esto se observa en el hecho de que "no pretendían derrotarlos, sino curarlos de sus posiciones erradas", dice el experto. La creatividad fue el rasgo fundamental de general William Sherman, figura clave en la Guerra Civil de Estados Unidos, y Franklin D. Roosevelt y John F. Kennedy, diagnosticados como maniacos, fueron resilientes gracias a su condición. Ted Turner, el único personaje vivo de los escogidos por el autor en el libro, es diagnosticado con hipertimia, al igual que Kennedy, y es un ejemplo de que los líderes con cierta dosis de locura no solo se refieren al plano político, sino también al empresarial. En general, al manejar durante su vida los altibajos que suponen estas condiciones, estos hombres estuvieron más equipados para resolver las situaciones más complicadas. Mientras tanto, personajes como George W. Bush y Tony Blair, a quienes Ghaemi considera líderes fracasados por ser mentalmente sanos, los acabó esa ilusión positiva que aísla a los cuerdos y los hace ver el mundo mejor de lo que es en realidad. El exceso de confianza en Bush lo llevó a no escuchar las opiniones opuestas y a ignorar la opinión pública.

La tesis de Ghaemi ha generado controversia. Algunos creen que esta visión rosa de las enfermedades mentales es equivocada. Los detractores piensan que los raciocinios de estos enfermos son irracionales y, por tanto, también lo son las conclusiones a las que llegan. Critican al autor porque desconoce que el liderazgo tiene que ver más con "la relación entre el líder y sus seguidores que con el carácter individual del mismo", señala Michael Bond, editor senior de New Scientist.

Ghaemi, sin embargo, cree que la depresión sí tiene efectos positivos profundos en la gente que la sufre, pero el estigma que conlleva hace que nadie pueda ver este lado positivo. Aclara que ser depresivo no es una bendición, pero esta enfermedad no debería limitar a las personas para ocupar cargos de mayor jerarquía. "Espero que este libro nos ayude a ser más flexibles y a dejar de buscar líderes promedio, comunes, normales". Por eso en las próximas elecciones no hay que indagarles a los candidatos por su programa económico sino preguntarles: ¿ha tenido ansiedad o sentimientos persistentes de tristeza y vacío?

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