viernes, 2 de octubre de 2009

“DON AMERICO, EL FANTASMA DEL GRAN HOTEL DE YARUMAL”.



OPINION LIBRE

POR: DIEGO ROLDAN JARAMILLO

“DON AMERICO, EL FANTASMA DEL GRAN HOTEL DE YARUMAL”.

“LA ADMINISTRACION DE YARUMAL, atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia contemporánea. Una ciudad que de tiempo atrás casi 2 años, extravió el camino y se precipitó en un gobierno mediocre y mentiroso, llevándola a perder, incluso, su dignidad.

Prueba de ello, la violencia y crimen desbordado, la pobreza creciente, un deterioro físico sin precedentes del Parque de Yarumal y de la unidad deportiva, y una mala planeación que se resiste a dar tregua y ni que hablar del trasteo de cedulas en las elecciones pasadas que de un censo de 22.000 cedulas inscritas se paso a un censo de 30 mil. (Caso de más de 6.000 cedulas inscritas en las elecciones pasadas). Esto es por decirlo exorbitante y desastroso para un municipio como el nuestro.

No estamos para más lamentos ni diagnósticos, estas son algunas ideas que hay en la caja herramientas para que las trabajemos juntos, porque una solución es posible si la proponemos, la lideramos y la ejecutamos todos, cambiando un sistema de liderazgo que ya demostró que no sirve, tenemos que recordar que somos más de 40 mil personas perjudicados por esta caótica situación y estamos seguros de que unidos por los argumentos de una idea lógica y posible, podremos desarrollar la gestión de una propuesta de integración social, económica y ambiental con el fin de plantear una solución racional y posible a ese viejo antagonismo de intereses que nos perjudica, porque ese abismo entre ricos y pobres afecta negativamente a todos por igual, quienes tienen el poder no tienen visión, solo se limitan a ver como el pueblo cae en la desesperanza, viendo como los que utilizan las armas viven creando constantemente zozobra en su violento accionar. Se necesita un gobierno de pulso firme, se necesita un gobierno de pantalones, se necesita un gobierno respetuoso de los derechos humanos, se necesita un gobierno con sentido social, se necesita un gobierno más humano, mas de concertación, mas de trabajo y sobre todo recomponer el tejido social con estrategias en los valores de la familia, que se han perdido hoy en estos tiempos.

He creído, y lo afirmé, que Yarumal se debate en un gobierno cuestionado y que no responde a la confianza en ellos depositada, y para eso necesitamos un cambio que nos permita salir de la postración y recuperar la confianza.

De ahí la importancia de este ejercicio de las elecciones pasadas del domingo 27 de septiembre que arrojan un resultado que, al tiempo que a muchos entusiasma, ahonda en otros la esperanza de no volver a elegir un pastuso en Yarumal, y traer de vuelta al alcalde del pueblo Rodrigo Jaramillo Villegas como lo pide la comunidad en general.

Napa1: como decía Don José Giraldo Bernal al Yarumal excluyente:
"Yarumal es la madrasta de sus hijos y la madre de los forasteros"….

jueves, 1 de octubre de 2009

LAPIDACION MEDIATICA CONTRA LA MUJER



“LAPIDACIÓN MEDIÁTICA CONTRA la mujer”, escribió el profesor Juan Guillermo Londoño, jefe de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Antioquia, para referirse a la mar de oprobios que la inquisición de Medellín ha lanzado contra una Clínica de la Mujer que la Alcaldía dará al servicio de la ciudad. Doce obispos y un séquito de Torquemadas encabezan la cruzada. Dicen que ésta prepara su clímax en pulpitazo simultáneo de 150 párrocos que sacarán a sus fieles a las calles en manifestación sagrada contra ese “centro abortista” inspirado en sospechosa “ideología de género” que pretende “separar a la mujer de la maternidad”.

Y es que la clínica se propone proteger la salud integral de la mujer, agravada por las variadas formas de violencia que la aplastan. Entre otras, la de negarle el derecho a disponer de su cuerpo, de su vida y de su libertad en aras de un metafísico derecho a la vida del feto. Desenlace fatal de semejante afrenta, miles de colombianas fallecen en la desesperación de abortos practicados a mansalva y sin higiene, como conviene a la clandestinidad y la pobreza. No saben ellas que la ley las ampara, pues el aborto se despenalizó en Colombia a la voz de malformación del feto, embarazo por violación o peligro de muerte para la madre. Mas, si lo saben, pueden dar con un facultativo que se insubordina contra la ley y niega el procedimiento. Si 93% de los delitos sexuales recaen sobre la mujer, se comprenderá por qué el aborto sin seguridad es la segunda causa de muerte entre las colombianas.

Precisamente a esta tragedia respondió aquí la despenalización del aborto. La norma obliga al Estado a “proveer servicios de salud seguros y a definir los estándares de calidad que garanticen el acceso oportuno a los procedimientos de interrupción voluntaria del embarazo. “Si las entidades de salud no ofrecen estos servicios con calidad y oportunidad, serán objeto de sanciones”. Pero la altanería de la jerarquía católica y de sus amanuenses contra el Estado laico restaura un pasado que no muere. Se pasan ellos la ley por la sotana y descorren el velo de su hipocresía. Ahora la “reina del hogar”, eufemismo que en Antioquia coronó a la mujer como sirvienta de su marido y de la prole, queda reconocida como ser inferior y sin derechos, humillado en el sadismo de una sociedad enferma.

El aborto, escribe Londoño, se practica entre ricas y pobres, entre blancas y negras, solteras y casadas. La diferencia radica en las condiciones en que se practica: el rostro de las madres muertas por aborto inseguro “es joven, es pobre, es marginado y lleva las huellas de una violencia de género que las acompaña por generaciones desde su propia concepción y hasta el último de sus días y de ello es cómplice una sociedad indolente e hipócrita como la nuestra”.

La polvareda moralizante que este proyecto ha levantado, asfixia. Y ofende. Porque no sólo conculca derechos adquiridos sino que degrada, aún más, la condición toda de la mujer colombiana. Negarle servicios especializados para atender sus dolencias físicas y morales cuando la sociedad y la cultura se han ensañado en ella, perpetúa una desigualdad que autoriza todos los excesos. Nos parece ver de nuevo, en cada púlpito, las manitas gesticulantes de monseñor Builes instando, no ya a la guerra contra liberales y masones en tiempos de la violencia, sino contra las mujeres. Un tal “Juan David”, lector de El Colombiano, habrá acatado la orden, pues escribe: “Si hoy permitimos que una madre mate a su hijo, debemos (…) plantearnos la idea de matar madres abortistas para que las cosas se equiparen”.

Cristina de la Torre
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martes, 29 de septiembre de 2009

OPINION


Por Daniel Coronell

OPINIÓN

Gracias al hoy detenido senador Alirio Villamizar, padre de otro favorecido, los ganadores no pagan impuestos sobre estos dineros.
Sábado 26 Septiembre 2009

Lo más grave de las denuncias de la revista Cambio sobre el manejo que el gobierno le viene dando al programa Agro Ingreso Seguro no es que algunos ricos reciban subsidios con la plata de todos los colombianos. Eso es apenas otra expresión del modelo económico imperante que tiene amigos y detractores, y sobre el cual cabe la discusión.

Lo imposible de explicar consiste en que miembros de unas pocas familias -algunos de ellos donantes de las campañas del presidente Uribe- resulten favorecidos con las mayores tajadas de estos millonarios subsidios no retornables, teóricamente asignados en virtud de una aséptica fórmula matemática.

Un buen ejemplo es el de los Dangond y los Lacouture.

Silvestre Dangond Lacouture, a través de la empresa Palmas Oleaginosas del Casacará, hizo aportes para las campañas de Álvaro Uribe en 2002 y 2006. Un año después de girar la más reciente contribución, por cinco millones de pesos, su empresa palmera se presentó a la convocatoria de Agro Ingreso Seguro y ganó 447.297.788 pesos -plata de los contribuyentes- para instalar sistemas de drenaje y riego en sus tierras.

La empresa y su representante no tienen que devolverle ni un centavo al Estado. Eso es lo que en el lenguaje gubernamental se llama incentivo.

Otras personas que disfrutan de los ilustres apellidos Dangond y Lacouture, en distinto orden y con diversas combinaciones, también han recibido subsidios no reembolsables.

Alfredo Lacouture Dangond, donante de la primera campaña presidencial de Álvaro Uribe, resultó favorecido en el año 2008 por dos Agro Ingresos Seguros. El primero por 457.820.574 pesos y el segundo por 416.792.212 pesos. Algún talento especial deben tener estas familias para solicitar subsidios porque ese mismo año, su hijo Alfredo Luis Lacouture Pinedo se ganó otros dos subsidios no reembolsables que suman casi 900 millones de pesos. Mientras que la mamá, Isabel Mónica Pinedo de Lacouture, consiguió otro por 399 millones. A la hermanita, Victoria Eugenia Lacouture Pinedo, le tocaron 353 millones de pesos.

Muy competitivas han resultado también las ofertas de otros parientes: los hermanos Vives Lacouture.

Roberto Eusebio Vives Lacouture hizo moñona y obtuvo para empresas suyas dos subsidios que suman 920 millones. María Teresa Vives Lacouture, consiguió 348 millones para la suya. Patricia Vives Lacouture 465 millones. Silvia Rosa Campo Vives, casada con Juan Vives Lacouture, ganó 438 millones. Inés Margarita Vives Lacouture logró más de 770 millones de pesos. Álvaro Luis Vives Lacouture obtuvo para su empresa Banapalma 419 millones y Eduardo Vives Lacouture 429 para la suya.

José Francisco Vives Lacouture, doble primo de los anteriores, logró el mismo año 552 millones. José Francisco es uno de los aportantes de la Asociación Colombia Primero, la ventanilla siniestra que armaron los promotores del referendo reeleccionista para evadir los topes legales de financiación y presentar donaciones como parte de un préstamo.

También han recibido estos subsidios, entre otros, Victoria Arteaga Lacouture, María Gracia Morales Lacouture y Alberto Mario Lacouture.

Una historia similar les podría contar acerca de unos Dávila de Santa Marta -varios de ellos emparentados con los ya enumerados- y también grandes usufructuarios de Agro Ingreso Seguro y de otros programas gubernamentales.

Debe ser por eso, que el Ministro de Agricultura ha señalado, sin inmutarse, que el propósito del programa es beneficiar a las familias. Ciertamente no ha dicho a cuáles.

Como si fuera poco, y gracias al hoy detenido senador Alirio Villamizar, padre de otro favorecido, los ganadores no pagan impuestos sobre estos dineros. No tendría sentido que Colombia les quitara mezquinamente, una parte de lo que acaba de regalarles.

lunes, 28 de septiembre de 2009

LA EDUCACIÓN





LA EDUCACIÓN


WILLIAM OSPINA

UNA COSA ES LA EDUCACIÓN Y OTRA es el sistema escolar. Por momentos coinciden, pero la educación comienza mucho antes de la llegada de los niños a las aulas. Por eso tiene tanto sentido la frase de Bernard Shaw: “Mi educación se vio interrumpida con mi ingreso a la escuela”.

La primera forma de enseñanza es el ejemplo, y lo más importante es la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Kafka veía con alarma que su padre les prohibía a los hijos exactamente todo aquello que él se permitía hacer en la mesa y en la vida, y de allí nació su crítica espantada a las arbitrariedades de la patria potestad. Nuestros primeros educadores son padres, parientes, amigos, gentes desconocidas en las calles, autoridades, gobernantes, medios de comunicación.

A menudo, cuando un niño llega a la escuela, los rasgos fundamentales de su educación y acaso de su existencia ya están trazados. Y así como existen influencias también existen vocaciones, aquello que en la fisiología y la sensibilidad nos predispone a determinados temas y disciplinas. Por eso es tan importante que desde la primera etapa de la vida se nos escuche y no sólo se nos enseñe. Ver a un niño como un cántaro vacío que hay que llenar de cosas, de información, de deberes y rigores, es olvidar que en cada instrumento existe ya la pauta de un sonido, que hay maderos que contienen canoas y maderos que contiene guitarras.

Un buen maestro no es sólo quien sabe hablar sino sobre todo quien sabe escuchar, el que descubre qué potro está encerrado en el bloque de mármol. Y por eso es tan nociva la sobreexposición a los medios de comunicación, que siempre hablan y nunca escuchan, y que sobre todo son incapaces de escuchar lo tácito, lo que todos decimos sin hablar.

El aprendizaje de nuestro propio valor, de nuestra propia dignidad, es lo primero. Nunca llegará a saber nada el que no sabe de sus propios derechos y posibilidades. Por eso la educación que tiraniza y que irrespeta, la educación que masifica, es fuente de todos los fracasos y todas las violencias. Por ello la educación no es simplemente la solución a los problemas de la sociedad: a veces es el problema. Puede educarnos en la exclusión, en el racismo, en el clasismo, en las manías de la estratificación social. Sólo cierto tipo de educación forma realmente individuos y forma ciudadanos.

Es ingenuo pretender que si el niño llega a la escuela ya hemos cumplido nuestros deberes con él: también hay que preguntarse qué escuela es esa y en qué tipo de sociedad está levantada. Acabo de leer el informe que una revista trae esta semana, sobre niños muertos de miedo de tener que ir a la escuela, porque para llegar tienen que atravesar entre las balas. El país es una gran escuela en la que crecen las escuelas pequeñas, y si todo es un campo de guerra, donde la única oferta de empleo para los muchachos es la violencia pagada por todos los ejércitos, de poco sirve que en la escuela se alternen los discursos de Platón y de Cristo.

Lo primero que tenemos que aprender es a no hacer trampa, a respetar a los otros, a respetarnos a nosotros mismos, a tener un sentido de comunidad, a apreciar el valor del trabajo. Sentirnos pertenecer a una memoria, a un territorio, a un sistema de valores. ¿Están nuestra sociedad y nuestra escuela formándonos en esos principios? Que la gente haya tenido una costosa educación no significa que sea bien educada: parte de la violencia que padecemos no es fruto de seres iletrados; basta ver los foros de los periódicos para entender que hay gente que escribe con odio y con violencia; uno de los mayores males de nuestras sociedades, la corrupción, suele ser obra de gentes que lo han tenido todo, incluidos títulos universitarios.

He dicho que primero aprendemos por el ejemplo. En segundo lugar, creo que aprendemos por el diálogo. Éste no sólo nos inicia en el conocimiento de que existe una verdad, sino en la conciencia de que podemos interrogarla, matizarla, atrever opiniones. El diálogo estimula la curiosidad y el deseo de saber. Y allí podemos percibir la importancia de las artes en la formación de nuestra sensibilidad, de nuestra honda humanidad. Enmanuel Kant dejó escrito que la más importante de las artes es la conversación. Porque en ella intervienen la memoria, la inteligencia, el carácter, la sensibilidad, el conocimiento de los otros, la imaginación. En ese arte los amigos son nuestros maestros, y los maestros son nuestros amigos.

En tercer lugar está, por supuesto, la lectura. Los planes de alfabetización a veces olvidan que la lectura supone por lo menos tres elementos: el desciframiento, la comprensión y la crítica. Conozco personas que pueden deletrear, descifrar un texto y que sin embargo no lo comprenden. Basta oír a alguien leer en voz alta para saber si está comprendiendo lo que lee. Y cuando hablo de comprensión hablo a la vez de entender un texto y de sentirlo.

Hay personas que me han confesado que entienden un poema cuando lo leen, pero que sólo lo sienten cuando escuchan a otra persona diciéndolo. Porque hay una carga de emoción en los textos, y no sólo en los textos poéticos, un contenido de belleza, de sentimiento, de pasión, de deleite o de maravilla, que va más allá del mero entender, que exige la participación de las emociones, que está gobernado por el ritmo y si se quiere por la música.

Finalmente, la lectura verdadera tiene que ser capaz de crítica, de dialogar con el texto, de atrever objeciones, de construir a partir de él opiniones propias, otras alternativas, otros sentidos y desenlaces. ¿En qué parte de la educación formal está incluida la formación de la sensibilidad y del criterio? Queremos una educación que nos haga buenos profesionales y buenos operarios, pero sobre todo necesitamos una que nos haga valientes ciudadanos, y lúcidos seres humanos. ¿Quién nos enseña a tener opiniones propias, serias, razonadas? ¿Quién nos educa para no ser veletas bajo la manipulación de tantos poderes e intereses que hoy controlan el mundo? ¿Cómo formar parte de una civilización y no de un reducto de intereses o de un campamento de supervivencia? ¿Cómo pensar y vivir en función del engrandecimiento de una sociedad y no de la defensa mezquina y a veces suicida de un mero proyecto personal o gremial?

A partir de cierto momento la educación sólo puede ser activa. Compartir conocimientos, investigar, crear, hacer. La investigación, la experimentación y el trabajo son altos instrumentos, pero sólo pueden servirnos si esa primera educación que nos hace humanos y ciudadanos se ha cumplido con coherencia y con profunda responsabilidad.

William Ospina

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