miércoles, 17 de octubre de 2012

Carlos Palacino, sancionado con $56 millones e inhabilidad de 18 años

Procuraduría reveló fallo contra expresidente de Saludcoop y otros 11 directivos de la EPS.

El representante legal de Saludcoop, Carlos Palacino, fue sancionado por la Procuraduría con una inhabilidad de 18 años para contratar con el Estado. Así mismo, deberá pagar 100 salarios mínimos mensuales, que se traducen en unos 56 millones de pesos.
Cabe recordar que, en este caso, la Procuraduría sancionó a Palacino siendo un particular debido a que manejaba recursos públicos, lo que sienta un precedente al igual que la reciente sanción que les impuso a los directivos de la organización Alma Máter.
De igual manera, 11 directivos de la intervenida EPS fueron sancionados con 10 años de inhabilidad y deberán pagar 27'500.000 pesos de multa. Así mismo, el Ministerio Público compulsó copias a la Superintendencia de Salud, la Fiscalía y a la Superintendencia de Sociedades. (Lea más noticias sobre el desfalco de la salud)
La Procuraduría los halló responsable de dos faltas que constituyen delito: estafa e incremento injustificado de patrimonio.
Según el Procurador delegado para la vigilancia administrativa, Fernando Brito, “hay suficientes pruebas para demostrar que hicieron cobros ilegales al Fosyga sobre facturas que no habían sido pagadas. Eso significa que esas personas están involucradas en hechos de estafa”. El Ministerio Público considera que Palacino no logró justificar los cobros irregulares que se hicieron ante el Fosyga.
Lo que enredó a Palacino son ocho mil cheques que fueron girados a proveedores por servicios de salud que jamás fueron cobrados. Lo concreto es que en la contabilidad de Saludcoop, esos cheques, por 270.000 millones de pesos, aparecen como girados por pago de medicamentos o procedimientos que después eran presentados al Fosyga para legalizar recobros de servicios no POS.

Con ese dinero, dice la Procuraduría, Palacino construyó y compró clínicas y hospitales, hizo donaciones, préstamos e inversiones en proyectos urbanísticos y hasta patrocinó equipos de baloncesto.
REDACCIÓN JUSTICIA

martes, 16 de octubre de 2012

LA PACIFICACION DE LA COMUNA TRECE

Luis Pérez Gutiérrez
La Operación Orión que pacificó la Comuna trece de Medellín es quizás la acción de seguridad urbana más importante de Colombia y adquiere vigencia ahora cuando de nuevo la violencia golpea las ciudades.
 
En 2002, La comuna trece era un territorio donde los ilegales impusieron una guerra de posiciones, con la indiferencia de las autoridades. La Comuna era un espacio urbano sin ciudadanía. Batallaban allá a bala limpia un salpicón de ideologías ilegales: guerrilleros, Comandos Armados del Pueblo, paramilitares, narcotraficantes, microtraficantes, traficantes de armas y bandas independientes. Sus disputas inhumanas crearon en la zona el régimen del terror. La pobreza de la gente se hacía más dramática y dolorosa con la acción destructora de los bandidos.
 
La comuna estaba sin autoridad y era un infierno social. Las calles no tenían señalización, los bandidos la destruían para desorientar y protegerse. Los taxistas no subían al barrio. El 40% de la población fue desplazada por la violencia, “un solo día, se vieron 35 camiones al mismo tiempo sacando apresuradamente familias completas que no aguantaban más..”. A las casas de los desplazados les abrían boquetes en las paredes como garitas para disparar y controlar territorio. Las balaceras a todas las horas dejaban inocentes tirados en las calles y las familias dormían bajo las camas. En las escuelas no se estudiaba: Los colegios fueron convertidos en centros de operación de los Bandidos. Había fábricas de armas. Era lugar seguro para guardar Secuestrados y carros robados. El oleoducto de Ecopetrol era saqueado como fuente de inmensas rentas ilegales. Al conflicto llegaron armas largas cuyas balas perdidas aún a ciudadanos de otros barrios.
 
La Alcaldía de la época organizó un plan de respuesta social y creó además 200 defensores de derechos humanos para que las 24 horas del día vigilaran y denunciaran atropellos y desapariciones. El Ejército, la Policía y Metroseguridad con la Operación Orión intervinieron con severidad la comuna con el compromiso que mil militares permanecerían en la zona hasta erradicar de raíz la ilegalidad.
 
En el primer año después de la operación Orión los homicidios en Medellín disminuyeron en 2.000. 2.000 personas se salvaron de morir por la violencia en el solo 2003. Los atracos y delitos en la comuna 13 bajaron en un 90%. La movilidad ciudadana se recuperó total. La economía del barrio revivió. En Medellín no quedó espacio vedado para ciudadanos ni autoridades. Brilló la autoridad como virtud de la democracia. La gente gritaba a las autoridades “No se vayan No se vayan”.
 
Dijo Don Berna que varios paramilitares ayudaron con información a militares en la operación Orión. No es descartable esa tesis. En el gobierno del Presidente Uribe ser informante era una profesión anónima y poco se Sabía de quien informaba.
Los bandidos son constructores de miedo, son fabricantes de pánico. Y así estaban volviendo a Medellín. Ciudad de pánico. Ciudad de Miedo. La operación Orión devolvió el valor de la legalidad.
 
En los últimos años los ilegales están otra vez creando la ciudad del pánico y la ciudad del miedo. Qué horror: cuando las autoridades son débiles cohonestan con la corrupción y la ilegalidad. Algo hay qué hacer.

Colombia es el país con más desplazados internos en el mundo

Una de cada 97 personas en el mundo, o lo que es lo mismo, el 1 por ciento de la población mundial, se ha visto obligada a abandonar ...