jueves, 15 de enero de 2009

FOUCHÉ

Fouché.
Joseph Fouché fue uno de los hombres más poderosos de su época y uno de los más extraordinarios de todos los tiempos. Sin embargo, no gozó de simpatías entre sus contemporáneos.

Los resultados electorales y los sucesos políticos lo hacen pensar en la historia para analizar y volver atrás y sacar del archivo la historia de Joseph Fouché (1759-1820) se hicieron sentir con su complejo comportamiento, dejando para unos el rastro malo, y para otras personas, calificativos menos duros de los historiadores de la vida política de este personaje.

Al leer la historia de Fouché se puede constatar en las biografías de Stefhan Swing y obras de Ándre Maurois. Mientras Swing lo trata dócilmente analizando sus caras y “volteadas” continúas, Maurois le hace duros cuestionamientos y censuras a sus acciones de este “manzanillo”. Está denominación se la pone bajo el significado que tiene este término en la gayumba política, para denotar las personas habilidosas, intrigantes y astutas, que penetran en diversos círculos para obtener información, poder y manejo de situaciones dentro de la corte y a favor del Príncipe.

Por añadidura suelen ser cultos, y poseen un detector mental que les avisa quién el próximo ganador. Estas son sus características principales.

El lector que haya leído la historia de este personaje, se enterara de quien era este tipo y mediante este cronología de su vida política, puede sacar sus propias conclusiones. Fouché era versado y en esta condición le dio acceso con relativa facilidad a la Asamblea Nacional. Además esto demuestra lo ágil y astuto que era. Allí se unió al Partido de la “Montaña” grupo radical de esta Asamblea y votó el aguillotinamiento de Luís XVI y de María Antonieta y además fue cómplice activo para aprobar y aplicar el fatídico Régimen del Terror impuesto por la Asamblea. En compañía de sus compinches de Collot d´Herbois adelanto en la ciudad de Lyon represalias sangrientas. Al sentirse perseguido por Robespierre, participo en la conspiración de termidor del calendario Francés (un décimo mes del calendario Francés, cuyos días primero y ultimo coincidían, respectivamente con el 9 de julio y el 17 de agosto) (Golpe contra Robespierre). El directorio lo nombró Ministro de Policía y sin despertar sospechas, participó clandestinamente en los hechos del 18 de Brumario (Segundo mes del calendario Francés, cuyos días primero y ultimo coincidían, respectivamente, con el 22 de octubre y el 20 de noviembre), fecha el la cual Napoleón tomó el poder. El emperador lo conservó en el Ministerio de Policía, luego como senador y mas tarde le otorgó el titulo de Duque de Otranto. También le sobo saco con obsecuencia al influyente ministro Talleyrand en tiempos de guerra contra España. Fue gobernador de Iliria (Bosnia y Dalmacia). ¿Cómo les parece el angelito?

Fouché era un hombre convencido para aplicar rigurosamente la ley para castigar a quién delinquía. Esa obsesión política, lo llevaron con la complicidad del régimen, a cometer arbitrariedades e injusticias en contra de lo que hoy se llamamos el Debido Proceso y guardar acatamiento a los Derechos Humanos que en ese entonces eran nulos o precarios.

Enseguida Fouché colaboró en la restauración de la monarquía y en el retorno de Luís XVIII, quién también lo ratificó como ministro de Policía y mas tarde estuvo como Pleniponteciario en Dresde. Su vida política terminó allí pues removieron el proceso contra los regicidas y huyó a Trieste y montó una granja para criadero de cerdos. Su conducta es el culto a la deslealtad, a la inestabilidad ideológica y cultivo de apetitos desaforados, propiedades enfermizas de los que buscan el poder para abusar y corromper.

Esta singular semblanza de este personaje es continuamente emulada y adoptada por nuestros políticos (hay excepciones), que se campean por todas las vertientes y van fácilmente hacia la corriente ganadora. Son los clásicos oportunistas y maquiavélicos que no se ponen colorados, ni tienen el más mínimo escrúpulo. Estos especimenes, se mantienen oscilantes en sus ideas y conceptos y esta actitud es la causante de todos los males irreparables e irresponsables que los políticos han hecho a la patria. Pensar otra cosa es estar en Babia o en otra parte de este universo. Sobran ejemplos patéticos dentro de nuestra historia local.

Ñapa: La falta más imperdonable para un político es llegar tarde a la repartición de la torta. Por eso los dirigentes nuestros, que algunos son mediocres, ya andan repartiendo rodilleras a todo el que se encuentran para pedir el apoyo por la alcaldía. La pregunta es ¿Cuántos bolsillos tiene el pantalón? ¿Y cuantos profetas hay para recibir su bendición?...por que si comen mucho les puede producir un coma….claro diabético….y también político. (Esto me hace recordar los frijoles y el arroz podrido que se les daba a los niños en los restaurantes escolares…bendito sea Dios. Y el agua sigue subiendo ¿Qué estará pasando? ¿Dónde están los profetas de los paros? ¿Ya se callaron?....por eso mi teoría sigue en pie- alcalde no coloca alcalde.

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