jueves, 13 de febrero de 2014

LA GUERRA O LA PAZ

OPINIÓN LIBRE

POR: DIEGO ROLDÁN JARAMILLO

Hace ya más de cinco lustros nuestro país vive uno de los peores conflictos armados internos de América Latina, que algunos historiadores definen como aquella época oscura de los años 50, y antes cuándo se produjo el bogotazo con la muerte del líder liberal inmolado Jorge Eliecer Gaitán Ayala, aquel 09 de abril de 1948. Desde entonces nuestra patria entro en un sinnúmero de violencia que hasta el día de hoy deja secuelas en toda la sociedad colombiana debido a la iniquidad social existente en esos años, que se sigue campeando  hasta  hoy en todos los órdenes sociales, desfigurando y fisurando estas generaciones por el daño producido por esta hecatombe siniestra de violencia impulsada por los feudales dueños de casi la totalidad del territorio colombiano. Como olvidar La Masacre de las bananeras perpetrada por un regimiento de las Fuerzas Armadas de Colombia bajo mandato presidencial de Miguel Abadía Méndez y ejecutada por orden del general Cortés Vargas en el municipio colombiano de Ciénaga el 6 de diciembre de 1928, quienes asesinaron vilmente a un número indeterminado de manifestantes (aproximadamente 300 personas afirmado por las investigaciones más serias de la época) que protestaban por las pésimas condiciones de trabajo en la United Fruit Company.1 (- Biblioteca Luis Ángel Arango). Del texto: Detrás de la masacre).

Para estas generaciones no ha sido fácil estar al lado de la paz, o tal vez, no para estas generaciones, sino más bien para aquellos intereses oscuros que les gusta más la cocina de la guerra que la bandera de la paz. Prefiero un dialogo abierto y sincero con ideas que silencien los fusiles de la guerra, que poco o nada ha conducido esta nación a semejante despelote. Es imperativo buscar la paz como legado de civilización, no buscando venganzas ni revanchas, sino más bien buscando para los Colombianos justicia social con  equidad.

Los verdaderos actos de grandeza de quienes están en el conflicto es buscar  el perdón y la reconciliación como una manera de gallardía para parar esta guerra absurda que ha colocado más de 250.000 mil muertos desde aquellas épocas hasta el día de hoy. Nadie es ganador en una guerra, siempre habrá perdedores, no ganadores, porque lo que se destruye en vidas humanas no se recompone con el dolor que se le produce a una sociedad, y menos aún con más odio y venganza. Los pueblos sufren metamorfosis y sus ciudadanos son víctimas de estas, porque enfermar más la sociedad como la que hoy tenemos en todo su tejido humano es ya una perdida. Si para destruir es tan fácil, porque para construir es tan difícil.

La violencia en todos sus géneros es producida por los señores de la guerra, y finalmente hasta ellos mismos están enfermos de este conflicto armado que toco a muchas, pero a muchas familias en la esfera de la injusticia. Muchos cayeron en este conflicto, y muchos se levantaron para seguir adelante sin olvidar eso sí, a aquellos que cayeron víctimas de este penoso y bárbaro acto de guerra.

Reflexiones de Nelson Mandela:


El perdón libera el alma, elimina el miedo. Por eso es una herramienta tan poderosa.  El arma más potente no es la violencia sino hablar con la gente. Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con él, entonces se vuelve tu compañero.

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