sábado, 1 de octubre de 2011

Elija bien, vote bien



Reflexión corta:

Para tener el prestigio de candidato a cualquier elección debe ser un hombre o una mujer bien informado, con opinión, que sea carismático, que tenga conocimiento del municipio, que este bien preparado, que este bien informado (a).

No puede tener opinión en el pueblo, el hombre o mujer que no tiene o no reúna estas condiciones. No puede tomar decisiones, el hombre o mujer que este amarrado a otro, y no pueda decidir libremente, porque no es libre). Elija y Vote bien, y no entregue su voto por un mercado, o porque le van a dar casa, o porque es muy amigo o porque necesita trabajo. No entregue la democracia por un estimulo primario solo hágalo a conciencia. Cuando escoja un candidato y le de su voto a un candidato, recuerde una cosa, de su conciencia depende el desarrollo de su municipio, no se deje manipular, no se deje comprar, no se deje presionar, no se deje amenazar con cuentos raros, no crea en los medios de comunicacion, ni en las encuestas, ya que ellos dirigen y manipulan al electorado para beneficirse de los contratos estatales, no coman cuento, porque los que lo hacen, tienen intereses personales y no colectivos. Elija bien, decida el futuro de su municipio, de su departamento, escogiendo los mejores, y sobre todo sea un buen ciudadano, porque de ello depende el futuro de su pueblo.

viernes, 30 de septiembre de 2011

TRABAJADORES INDEPENDIENTES AHORA SÍ TIENEN BENEFICIO EN RETENCIÓN EN LA FUENTE


Ley 1450 de 2011

Artículo 173°. APLICACIÓN DE RETENCIÓN EN LA FUENTE PARA TRABAJADORES INDEPENDIENTES. A los trabajadores independientes que tengan contratos de prestación de servicios al año, que no exceda a trescientas (300) UVT mensuales, se les aplicará la misma tasa de retención de los asalariados estipulada en la tabla de retención en la fuente contenida en el artículo 383 del E.T., modificado por la Ley 1111 de 2006.

Con esta nueva disposición, los trabajadores independientes no estarían sujetos a que se les practique retención en la fuente si su ingreso gravable mensual no supera la cuantía de 95 UVT o $2.388.000 para el año 2011, y adicionalmente, se verían beneficiados con una disminución sobre la tarifa de retención aquellos trabajadores independientes cuyo ingreso gravable mensual no supere las 177 UVT o $4.448.000, pues a partir de esa base gravable, la tarifa de retención estipulada en la tabla del artículo 383 terminaría siendo mayor al 10%, por lo tanto, no supondría ningún beneficio.

¿Aplica para todos los Trabajadores Independientes?

Si bien es interesante esta nueva disposición, la norma no es clara en su redacción y se puede prestar para interpretaciones equivocadas.

Nuestra posición respecto a la interpretación de la norma siempre fue la de atender la intención del legislador y no el sentido literal, pues en este caso, la interpretación literal del artículo 173 de la Ley 1450 podría entenderse que aplicaría para cualquier trabajador independiente sin importar la cantidad de contratos por prestación de servicios que tenga simultáneamente, esto por la expresión “contratos” y al no señalar expresamente que aplica únicamente para trabajadores independientes que sean beneficiarios de un (1) solo contrato de prestación de servicios.

Pero si se revisa los textos iniciales del proyecto de Ley del Plan Nacional de Desarrollo, si contenían la restricción de que solo aplicaría para trabajadores independientes que tuvieran un (1) solo contrato de prestación de servicios al año y no contenían la expresión “contratos” sino simplemente “contrato”.

Con el cambio en el texto de la norma, lo que se eliminó fue la restricción que aplicaba el artículo 15 de la ley 1429 de 2010, en el sentido de que el beneficio solo era aplicable a un (1) solo contrato de prestación de servicios al año, restricción que implicaba que si un trabajador independiente era beneficiario de un solo contrato, pero era el segundo o tercer contrato que suscribía en el mismo año, así cada uno de esos contratos no superaran la cuantía de las 300 UVT, solo podría acogerse al beneficio por el primer contrato ya que para los siguientes no le sería aplicable, pero no debe entenderse eliminado el requisito que para acogerse el beneficio, ya no es obligatorio que el trabajador independiente sea beneficiario de un (1) solo contrato de prestación de servicios.


*Gobierno modifica el decreto 2271 de Junio de 2009 reglamentario de la retención en la fuente por salarios y honorarios

Por: actualicese.com Publicado: 30 de septiembre de 2009

Con el Decreto 3655 de Septiembre 23 de 2009 se ha eliminado el límite de 30% por concepto de deducciones con las cuales los asalariados y trabajadores independientes podían rebajar su salario o pago gravable. Eso significará que ahora podrán usar todas las deducciones que les permite la norma, sin tener que conservar ningún límite, y con ello estar sujetos a una menor retención en la fuente

El pasado 23 de Septiembre de 2009 el Ministerio de Hacienda expedió su Decreto 3655 por medio del cual se efectuaron dos importantes modificaciones a la norma que ha estado contenida en el Decreto 2271 del 18 de Junio de 2009 y con el cual se habían hecho importantes reglamentaciones sobre la forma en como Asalariados y Trabajadores independientes pueden disminuir su base mensual de Retenciones en la fuente por salarios y/o servicios y honorarios (consulta nuestro anterior editorial de Junio 29 de 2009 : “Gobierno reglamenta retención en la fuente para asalariados y Trabajadores Independientes”)

Esta vez, con el artículo 1 del decreto 3655 se ha modificado solamente el inciso primero del artículo 3 del decreto 2271. Para que podamos entender el cambio introducido, conviene que contrastemos la forma en como quedaría el texto completo de dicho artículo 3 después de la modificación y la forma en como estaba redactado inicialmente.

Versión que tenía antes de ser modificado

Artículo 3°. Disminución de la base por pagos laborales. El porcentaje a cargo del trabajador en los aportes obligatorios al Sistema General de Seguridad Social en Salud es deducible. Para la disminución de la base de retención en la fuente por el monto del aporte al Sistema General de Seguridad Social en Salud en el porcentaje que corresponde asumir al trabajador, efectuado en el año inmediatamente anterior, el valor a deducir mensualmente será el resultado que se obtenga de dividir el aporte realizado por el trabajador asalariado en el año anterior por doce (12) o por el número de meses a que corresponda, si éstos fueran inferiores a un año.

Cuando se trate del procedimiento de retención número dos (2), el valor que sea procedente disminuir mensualmente, se tendrá en cuenta tanto para calcular el porcentaje fijo de retención semestral, como para determinar la base mensual sometida a retención.

Parágrafo 1. En todo caso para la procedencia de la deducción, los aportes al Sistema General de Seguridad Social en Salud son los efectivamente descontados al trabajador por parte del empleador.

Parágrafo 2. En los casos de cambio de empleador, el trabajador podrá aportar el certificado de los aportes obligatorios para salud efectuados en el año inmediatamente anterior, expedido por el pagador o quien haga sus veces en la respectiva entidad a mas tardar el día quince (15) de abril de cada año

Versión con que queda después del cambio efectuado

Artículo 3°. Deducción de los aportes obligatorios. El valor a cargo del trabajador en los aportes obligatorios al Sistema General de Seguridad Social en Salud es deducible. Para la disminución de la base de retención en la fuente a título de impuesto sobre la renta, el valor a deducir mensualmente se obtiene de dividir el aporte total realizado por el trabajador asalariado en el año inmediatamente anterior o el aporte que aparezca en el certificado vigente entregado por el trabajador, por doce (12) o por el número de meses a que corresponda si es inferior a un año.

Cuando se trate del procedimiento de retención número dos (2), el valor que sea procedente disminuir mensualmente, se tendrá en cuenta tanto para calcular el porcentaje fijo de retención semestral, como para determinar la base mensual sometida a retención.

Parágrafo 1. En todo caso para la procedencia de la deducción, los aportes al Sistema General de Seguridad Social en Salud son los efectivamente descontados al trabajador por parte del empleador.

Parágrafo 2. En los casos de cambio de empleador, el trabajador podrá aportar el certificado de los aportes obligatorios para salud efectuados en el año inmediatamente anterior, expedido por el pagador o quien haga sus veces en la respectiva entidad a mas tardar el día quince (15) de abril de cada año

Se aclara cómo se calcula la reducción de la base cuando ha habido cambio de empleador

Como se ve, la intención de la modificación que se hace al inciso primero del artículo 3 del Decreto 2271 es la dejar en claro que el valor que se podrá restar mensualmente en la base del cálculo de retención sobre salarios por concepto del aporte obligatorio que el asalariado realizó en el año anterior al sistema de salud, no solo aplica cuando se trata de asalariados que continúan teniendo entre un año y otro a un mismo empleador (caso en el cual ese empleador ya conoce cuáles fueron los aportes que le descontó y los dividirá entre 12 o por el número de meses al que corresponda),

Con la frase que le agregan ahora a ese primer inciso (y que la presentamos subrayada), se deja claro que si se trata de un trabajador que cambió de empleador entre un año y otro, en ese caso el cálculo respectivo lo realizará el nuevo empleador tomando el “certificado” emitido por el anterior empleador (ver el parágrafo 2 del artículo), y dividiéndolo también entre 12 o por el número de meses a que corresponde.

Como sea, seguimos pensando (como ya lo dijimos en nuestro anterior editorial), que la norma no debía haber quedando haciendo referencia a que el valor que se puede restar en la base mensual sea el valor que el trabajador pagó a salud en el “año anterior”, pues puede suceder que haya trabajadores que justamente no hayan tenido trabajo en ese año anterior y por tanto, por equidad con ese tipo de trabajadores, lo que se debería restar en todos los casos en la base mensual de retenciones (y que fue lo que se hizo entre julio de 2008 y junio 2009 con la doctrina que tenía la DIAN) sería el aporte que en ese mismo mes del pago le van a descontar con destinación al pago obligatorio de salud.

Y es que cuando se acabe cada año fiscal, y el asalariado esté obligado a declarar renta, la DIAN siempre ha dicho que los aslariados pueden restar, como ingreso no gravado, aquel valor que en el mismo año gravable (y no en el “año anterior”) destinaba como aportes obligatorios al sistema de salud (véase los diseños más recientes del Certificado de Ingresos Laborales, formulario 220, y el numeral 43.9 en la Cartilla instructiva de la DIAN para el Formulario 210 de Declaración de Renta Personas naturales no obligadas a llevar contabilidad). Solo así habría uniformidad entre las depuraciones que mensualmente le realiza su agente de retención y lo que el asalariado hará por su cuenta al finalizar el año para presentar su declaración de renta.

Se elimina el límite máximo de 30% en deducciones con que se pude afectar la base

El segundo cambio que el mismo decreto 3655 le efectuó al Decreto 2271 consistió en derogar el texto del artículo 5 de este último. Dicho artículo decía lo siguiente:

“Articulo 5°. En ningún caso la sumatoria de las deducciones que efectúe un trabajador, para efectos de la retención en la fuente, podrá superar el treinta por ciento (30%) de los ingresos laborales o tributarios del año.”

Como lo habíamos dicho en nuestro anterior editorial, consideramos que la última palabra de esa norma ahora derogada no debía entenderse como “año” sino como “mes”, pues el decreto se refiere a la reducción de la base de retención para asalariados y trabajadores independientes la cual se implica hacer depuraciones cada mes en que se hagan pagos por esos conceptos.

Y mientras estuvo vigente esta norma, quedaba claro entonces que las deducciones con las cuales se podía afectar la base de retención para el asalariado y el trabajador independiente (o sea, los deducciones originadas en pagos obligatorios a salud, o los pagos a entidades de educación superior, o los pagos a salud prepagada, o los intereses en créditos de vivienda, etc; ver art.), y que son distintos de los ingresos no gravados (como el aporte obligatorio y/o voluntario a los Fondos de Pensiones y cuentas AFC) eran deducciones que combinadas no podían exceder del 30% del pago gravable (para entender mejor a qué altura se colocan los “deducciones” en el proceso por ejemplo de una depuración mensual de salarios, consulta nuestra herramienta en Excel: “Modelo para depuración de salarios y obtención de la Retención en la fuente durante 2009 con el procedimiento 1”).

Ahora que ha sido derogado ese límite, podrán entonces los trabajadores independientes y los asalariados usar todas las deducciones que las normas le permiten y sin importar que terminen excediendo el 30% del pago gravable. Eso significará que podrán tener una menor base gravable final y por tanto una menor retención en la fuente mensual.







jueves, 29 de septiembre de 2011

El nuevo poder

Publicado: 2011-09-29T07:00:00


Foto: .

Con la llegada de Juan Carlos Pinzón, Mauricio Cárdenas y Frank Pearl al Gobierno, ya son 9 los economistas dentro del Gabinete del presidente Santos. La influencia de los economistas en la política pública está en un máximo histórico.

Recuadros Más economistas al poder

Muchos han señalado que los recientes nombramientos de Ministros confirman la tendencia del presidente Santos a preferir bogotanos en su gabinete. Al parecer, sin embargo, la preferencia del presidente no solamente tiene un sesgo regional, sino también en lo que se refiere a la formación profesional. Con los nombres de Juan Carlos Pinzón (Defensa) Mauricio Cárdenas (Minas) y Frank Pearl (Ambiente) se completan ya 9 ministros economistas. En un gabinete de 15 puestos, los economistas son una mayoría indiscutible.

Los otros ministros economistas son Beatriz Uribe, en Vivienda; Juan Carlos Echeverry, en Hacienda; Mauricio Santamaría, en Protección; Juan Camilo Restrepo, en Agricultura; Hernando José Gómez, en Planeación Nacional, y Diego Molano, en el ministerio de las TIC. Catalina Crane y Samuel Azout, altos consejeros del Presidente con rango ministerial, son economistas. Y no sobra recordar que el jefe de todos ellos, Juan Manuel Santos, también es economista.

Este patrón tendrá consecuencias sobre la orientación y el estilo del Gobierno. Estos Ministros son tecnócratas; es decir, están en el gobierno fundamentalmente por su dominio de los temas técnicos, incluso por encima de sus inclinaciones políticas. Comparten, además, una orientación que podría llamarse ortodoxa.

Sin embargo, para muchos otros actores importantes en la cosa pública, esa perspectiva de los economistas puede parecer antipática e incluso inconveniente.

Los economistas se forman para entender cómo las motivaciones y decisiones individuales arrojan resultados colectivos. Esa formación les enseña que, con frecuencia, lo que parece intuitivamente cierto para las personas puede resultar inconveniente para la sociedad. Elevar los salarios por encima de la inflación no trae bienestar a los trabajadores, sino que reduce la productividad y eleva el desempleo. Abrir la economía al comercio internacional no debilita las empresas, a la postre aumenta la competitividad y genera más riqueza. Emitir dinero no les facilita la vida a los empresarios, sino que estimula la inflación. La lista de ejemplos de divergencias entre la visión de los economistas y lo que perciben los demás es tan amplia como la propia agenda pública.

Esta diferencia de perspectivas entre los economistas y el resto de los mortales podría llegar a jugar en contra de la efectividad del Gobierno. Los economistas suelen ser vistos como seres fríos, teóricos y distantes de la realidad. Incluso cuando sus ideas son las correctas, la dificultad para transmitir su mensaje y la amplitud de la brecha que se abre entre quienes comparten el lenguaje y los que quedan al margen podría convertirse en un problema importante para que el Gobierno logre los resultados que busca. Será necesario que este selecto equipo de economistas recurra a las lecciones de su propia experiencia y a su sentido común para que logre superar estas barreras y movilizar al país en forma efectiva.

Estilo Santos

A Juan Manuel Santos le gustan los tecnócratas. De hecho, podría decirse que él es primero un tecnócrata y solo después un político, pues en su larga trayectoria en el sector público el único cargo de elección popular que ha desempeñado es la Presidencia de la República. A Santos siempre le ha gustado rodearse de tecnócratas y, en particular, de economistas.

El economista Mauricio Reina, quien trabajó como viceministro de Comercio cuando Santos ocupó esa cartera en el gobierno Gaviria, recuerda que desde la década de los 90 hay un grupo de economistas cercanos al hoy presidente Santos que desde entonces trabaja con él.

Santos fue el primer ministro de Comercio, entidad creada a partir de 1992, y conformó en esa ocasión un equipo de economistas que hasta ese momento se había destacado en la academia y en Fedesarrollo, pero que posteriormente tendría una presencia muy importante en el sector público. Allí estaban Juan José Echavarría (luego miembro de la Junta del Banco de la República), Catalina Crane (quien fue viceministra de Hacienda de Santos durante el gobierno Pastrana y gerente de Procafecol), Patricia Correa (quien sería más tarde Superintendente Bancario) y María Angélica Arbeláez (hoy representante de Colombia ante el FMI).

Más adelante, Santos trabajó de cerca con otros economistas que hoy tienen posiciones destacadas en su gobierno. Juan Carlos Echeverry fue director de Planeación Nacional en el gobierno Pastrana y hoy es Ministro de Hacienda. Juan Carlos Pinzón acompañó a Santos en el Ministerio de Hacienda y también de Defensa y, al llegar al Gobierno, Santos lo nombró primero Secretario General de la Presidencia y luego Ministro de Defensa.

Los economistas que están hoy en el Gobierno podrían ser clasificados en dos grandes grupos: los que vienen de la investigación y la academia, y los que han trabajado durante la mayor parte de sus carreras como directivos en los sectores público y privado.

Entre los primeros se cuentan Juan Carlos Echeverry, Mauricio Cárdenas y Mauricio Santamaría. Los tres se abrieron camino profesionalmente por su capacidad para desarrollar modelos y analizar políticas públicas desde una perspectiva macro. Juan Carlos Echeverry, por ejemplo, fue monitor del curso sobre monetarismo que dictaba Ben Bernanke en la Universidad de New York.

En el segundo grupo están Juan Camilo Restrepo, Frank Pearl, Beatriz Uribe, Juan Carlos Pinzón, Hernando José Gómez y Diego Molano.

Juan Camilo Restrepo es profesional con doble titulación como abogado y economista de la Universidad Javeriana. Es un conocedor de los temas fiscales y agropecuarios. Tuvo que lidiar con dos enormes crisis: el apagón durante el gobierno Gaviria, como Ministro de Minas, y la recesión de 1999, como Ministro de Hacienda de Pastrana. En ambos casos se destacó por sus calidades gerenciales.

Frank Pearl hizo una carrera importante en el sector privado, tanto en McKinsey como en Valorem, y luego se lanzó a la gestión pública, empezando por su rol de Alto Comisionado para la Reinserción.

Todos son economistas, pero acumulan larga experiencia en el manejo de los asuntos públicos y están lejos de ser solamente unos teóricos. Echeverry trabajó hombro a hombro con Santos moviendo la reforma constitucional de regalías en el Congreso bajo el gobierno Pastrana, y logró la aprobación de importantes leyes económicas en el primer año del actual gobierno.

Sin embargo, las brechas entre las perspectivas de los economistas y quienes vienen de otras profesiones persisten y estarán en el centro del escenario. Podrían complicar las cosas en las decisiones por venir.

Tres frentes

Los economistas tienden a ver la sociedad como el resultado de decisiones individuales, movidas por el interés propio y sujetas a restricciones de recursos. Los mercados permiten que los individuos revelen sus preferencias personales a través de los precios y mueven a la sociedad hacia el logro de resultados eficientes.La tarea de gobernar consiste fundamentalmente en diseñar incentivos para inducir a las personas hacia los comportamientos más convenientes para la sociedad, y en equilibrar las cargas para que el objetivo de eficiencia conviva con el de equidad. No hay valores absolutos: una decisión no es buena o mala, los beneficios y costos que se derivan de ella hacen que sea mejor o peor que otras alternativas posibles.

Este marco básico explica, en alta medida, la influencia que pueden llegar a tener los economistas. Más allá de los temas macroeconómicos, la aplicación de estos principios permite tomar decisiones en múltiples campos de política pública. Como afirma el viceministro de Hacienda, Bruce Mac Master, “los economistas hoy tienen mucho poder porque pueden identificar claramente lo que pasa en un sector específico, para regularlo. Hasta no hace mucho tiempo, todos creían que los únicos sectores que necesitaban ser regulados eran telecomunicaciones y servicios públicos. Pero hoy, en muchos aspectos, se necesita regulación”, explica.

Sin embargo, este enfoque con frecuencia choca con la visión del mundo que tienen otros. En particular, las distancias pueden llegar a ser muy grandes frente a los abogados, los políticos y los empresarios, tres actores que serán fundamentales para el logro de los objetivos que se ha planteado el propio gobierno.

Los abogados tienden a concebir la armazón básica de la sociedad desde una óptica de principios y derechos fundamentales. Esto explica los extraordinarios conflictos que se presentan entre economistas y abogados respecto a temas como la salud, la educación y la seguridad. Basta recordar que la Corte Constitucional está obligada a proteger el derecho a la vida como algo inalienable, imprescriptible e irrevocable, sin que la Carta le sugiera que debe pensar en la mejor combinación entre los beneficios y costos económicos que encuentre en su camino.

La distancia entre economistas y abogados en Colombia es extraordinaria. Los economistas colombianos tienden a buscar su formación académica en países anglosajones. Los abogados, en cambio, se mantienen en una tradición latina y buscan su formación en las escuelas jurídicas de Francia, España e Italia. Son dos formas diametralmente opuestas de concebir el ordenamiento institucional de un país. Esto tiene mucho que ver con los grandes conflictos que existen entre economistas y abogados colombianos en temas críticos de política pública.

Los políticos, por su parte, ven al Estado como un problema de seres humanos de sangre caliente, donde el poder lo ganan quienes están cerca de los votantes, logran su empatía y producen resultados. Para un político, decirles a sus electores que lo que ellos ven con sus propios ojos no es más que una ilusión o una intuición equivocada sería el equivalente de un suicidio profesional. Los argumentos de economista sobre la inconveniencia de aumentar los salarios reales, por ejemplo, no serán bienvenidos jamás por ningún empleado que viva de su sueldo. Los políticos lo saben y actúan en consecuencia.

Los conflictos entre la visión de los economistas y los políticos son evidentes en la creciente distancia entre el presidente Santos y el vicepresidente Angelino Garzón. Santos tuvo que echar para atrás el aumento del salario mínimo para este año porque se le estaba enredando la pita en el ámbito político. Muchos vieron esto como un triunfo de Garzón. La reciente intervención pública de Garzón respecto a la medición de la pobreza es otro capítulo de la misma historia: cuando los economistas dicen cosas que la intuición de la gente percibe como falsas, el terreno queda abonado para el avance de los políticos.

Los empresarios, finalmente, ven el mundo como un sitio donde lo más importante es la acción, la toma de riesgos y el logro de resultados concretos. Sin embargo, los empresarios les creen poco a los economistas cuando estos hablan de riesgos. Para los empresarios, hacer caso a los economistas sobre este tema podría ser comparable a tomar clases de natación con profesores que jamás se han metido a una piscina.

Esta distancia puede ser un obstáculo muy importante para el avance de las políticas públicas. En la política de innovación, por ejemplo, el Gobierno parte de una perspectiva desde la cual lo más importante es la provisión de infraestructura (educación, laboratorios, capital semilla). Los empresarios saben que esto es importante, pero ven que al interior de sus organizaciones el tema esencial es avanzar hacia una cultura emprendedora y tomadora de riesgos. Respecto a este punto, sin embargo, los empresarios tienden a pensar que el diálogo con los economistas no les aporta mucho.

La influencia de los economistas en el Gobierno puede ser una cosa buena, pues es verdad que su arsenal de instrumentos analíticos permite aclarar la toma de decisiones en los más diversos ámbitos. El problema podría venir si ellos dejan de considerar otras perspectivas o si desprecian las herramientas e instrumentos que manejan otros. La efectividad de estos economistas en el Gobierno tendrá mucho que ver con su calidad analítica, pero quizás le deberá aún más a su capacidad para respetar, comunicar y convencer, y para incluir en los procesos a los afectados por sus decisiones.











miércoles, 28 de septiembre de 2011

Las extravagancias de Carlos Gustavo Palacino en SaludCoop


El ex presidente de SaludCoop recibió entre enero y mayo de 2009 $1.458 millones en bonificaciones.

Las tarjetas de crédito del ex presidente de SaludCoop, Carlos Gustavo Palacino, le costaron a la contabilidad del poderoso grupo 505 millones de pesos entre enero del 2009 y mayo de este año, y las bonificaciones no salariales que recibió durante ese mismo periodo de tiempo sumaron 1.458 millones de pesos.

Datos como esos son los que han encontrado los investigadores que desde hace meses tratan de poner en orden la contabilidad de la EPS más grande del país, que cuenta con 3,9 millones de afiliados del régimen contributivo (casi el 30 por ciento del país).

Aunque el consejo de administración de la EPS conocía y autorizaba estos gastos, a los investigadores no sólo les llamaron la atención las cifras, sino que no está claro cuáles eran los topes que tenían. Solo en el 2010, por ejemplo, el ex presidente de SaludCoop gastó 267 millones de pesos en tarjetas de crédito cuyo cupo se desconoce.

En los registros contables de SaludCoop se encontró que entre enero del 2009 y mayo del 2011, hasta que Palacino fue separado del cargo y el Gobierno intervino a la entidad, se pagaron 4.817 millones de pesos para cancelar el sueldo, las bonificaciones, las primas, las vacaciones, las tarjetas de crédito y los gastos de representación en los que incurría la cabeza del conglomerado.

Hace unos meses, Palacino reconoció que su sueldo era cercano a los 90 millones de pesos mensuales.

Lo que no se sabía era que también percibía unas bonificaciones que cada año sumaban casi lo mismo que su salario (en el 2010 el pago de sus sueldos fue de 1.004 millones de pesos y el de las bonificaciones alcanzó los 822 millones). O que en gastos de representación pasó una cuenta de cobro por 41 millones de pesos el año pasado.

Además, con corte al 30 de julio del 2011, Palacino tenía un saldo por pagar de 236 millones de pesos, producto de una serie de "créditos rotativos asignados por la EPS a la presidencia" de la entidad, según uno de los investigadores. Préstamos que siguen sin ser pagados y que tampoco se sabe por cuánto fueron autorizados.

Bienes de lujo

De otro lado, en el último informe de la intervención de la EPS se especifican los "activos no operacionales" de la entidad que "no tienen ninguna funcionalidad en beneficio de la empresa" y, tras ser debidamente avaluados, serán vendidos como parte de la estrategia para recuperar la liquidez.

Entre ellos se encuentran 10 lotes, un apartamento, un local y una casa -la mayoría en los Llanos- y dos lujosos carros BMW, modelo 2007 y 2011.

El primero de esos vehículos, uno 740i, estaba al servicio de uno de los altos directivos de la EPS y el segundo, un modelo 750Li equipado con lo último en tecnología y del que solo hay cuatro ejemplares en el país, sólo era utilizado y manejado por Palacino, a pesar de tener un conductor asignado para eso.

Ante la falta de compradores interesados, este moderno BMW que cuesta más de 500 millones de pesos se venderá, ahora, por un precio 'ganga' de 300 millones.

REDACCIÓN SALUD

En Twitter: @SaludET

Comentario

Noticula: Y en las EPS siguen dando una miserable cita medica para 10 dias despues, quien se inventaria semejante idiotez; dicen que los trabajadores por el permiso que no les dan en sus empresas. El pueblo asalariado y sumiso no deja de ser idiota, con razon estamos como estamos.............llamen a cualquier IPS o EPS a ver que les dicen frente a una cita medica rogando a una EPS o IPS que se las den a ver que les dicen.....




Confesiones de Pablo Escobar a 'Popeye'

Por Kienyke, http://www.kienyke.com/, actualizado: 22/09/2011

Mauricio Aranguren relata un encuentro de ‘Popeye’ con su ‘Patrón’ en el que le revela sorprendentes secretos sobre su vida y sobre muchas de sus acciones delictivas. Primera parte.

Confesiones de Pablo Escobar a 'Popeye'

Por www.kienyke.com

Tenía doce años de edad y cinco días cumplidos la mañana en la cual descubrí que por mis venas corría sangre fría. Ese jueves se parecía a cualquier otro, pero no fue igual. A la salida del colegio, ante mis ojos y frente a mi heladería favorita, fui testigo de cómo dos hombres, machete en mano, se enfrentaban a muerte. Uno de ellos se resbaló y allí, al borde mis pies y mi niñez, con sevicia, uno le dio al otro un machetazo en la yugular. La sangre salía a borbotones. La gente se escondía ante el horror. Pero yo no. No corrí. La sangre me fascinó. Esperé hasta que la victima falleciera y el victimario comenzara a huir. La larga lámina del arma, plana y brillante, casi medieval para mi inocente mirada, quedó manchada del color rojo oscuro de la sangre derramada. La mano de aquel tipo temblaba sin dejar de aferrarse al mango del machete. Salpicado de muerte, el hombre se vio sorprendido por mi impávida presencia, no me quitó los ojos de encima durante unos segundos, casi eternos.

Yo le sostuve la mirada hasta que escapó. Caminé a paso lento, despacio y en silencio me fui a casa. Así perdí la inocencia y volví a nacer para el mundo que me tocó vivir, no aquel que mi madre soñó para el pequeño Jhon Jairo Velásquez Vásquez, sino el que me encontré en la calle y en lo más profundo de mi condición humana. A partir de ese día, yo ya no fui el mismo. Poco a poco y sin notarlo, comencé a transformarme en ‘Popeye’.

Mi primera misión para el Cartel de Medellín no parecía muy emocionante, sin embargo tuve mi recompensa justo ese mismo día. Llevé a Elsy Sofía hasta una lujosa casa construida al filo de la montaña que rodea el valle de Aburrá por el occidente, la cara moderna de la ciudad, el lugar más exclusivo de Medellín: el barrio el Poblado. Mientras uno sube es inevitable mirar al otro lado, a la montaña del frente, la comuna nororiental, el lugar donde se aprende a ser un matón. La escuela de sicarios más famosa del mundo.

Por ser la primera vez, Elsy me indicaba en qué esquina girar, por dónde subir o bajar. No debía importarme lo que ella iba a hacer allí, menos el lugar; sin embargo, al acomodar el retrovisor y admirar sus ojos azules, su cabello rubio y sobre todo las dos bellezas que se asomaban por el escote de su blusa, lo pude intuir y hasta imaginar. Cuando se bajó de la camioneta, fue inevitable contemplar cómo sus pies desnudos, perfectos, desfilaban ante mi indiscreta mirada entre unas delicadas sandalias rojas.

Aunque la mujer tenía finos modales y se le notaba la clase, –era la Reina Nacional de la Ganadería de aquel año–, para mí era iguala todas las hembras con las que crecí en el barrio. Las conocí bien, con ropa de trabajo y sin ella. Y, sin lugar a equivocarme, les aseguro que mujeres como ésta pueden ser, al mismo tiempo, el paraíso y el infierno de cualquier hombre.

La recuerdo de manera fugaz por ser mi primera patrona, pero si confesara cuales fueron las mujeres que marcaron mi vida en la mafia, nombraría sólo dos: Wendy y Ángela María. Wendy me enseñó que las hembras en la guerra son más peligrosas que un balazo en el pecho. Con Ángela María entendí cómo un amor platónico al convertirse en realidad puede terminar siendo, al final, la peor de las pesadillas.

Elsy Sofía me ordenó esperarla dentro de la camioneta y eso hice. Observé desde allí los alrededores de la casa. No había pasado un cuarto de hora y como un fantasma, de la nada, apareció ‘el Patrón’ en persona. Era el mismo Pablo Emilio Escobar Gaviria. ‘El Patrón’ se acercó hasta la camioneta y puso su mano derecha sobre la puerta. El vidrio estaba abajo. Mirándome a los ojos me preguntó:

–¿Y usted quién es?

– Yo soy ‘Popeye’, el chofer de Elsy, la señorita que acaba de entrar – le contesté emocionado, mirándolo bien fijo y a los ojos; sin dudas. Pablo dejó ver una leve sonrisa, pero una muy leve, apenas si la dejó aparecer. Se separó de la camioneta y entró ala casa. Pude notar que yo le había caído bien; bueno, eso creo, por lo menos le hizo gracia que tratara de señorita a una de las muñecas de la mafia, que de señoritas poco.

En el cartel, un bandido entra recomendado por otro bandido, pero en mi caso no hubo espaldarazo de criminal alguno. Como chofer y guardaespaldas de Elsy Sofía, fui conociendo la organización al frecuentar los escondites de Pablo. Yo acompañaba a la novia de ‘el Patrón’ hasta altas horas de la noche; ella hacía lo suyo y yo lo mío: esperar. Popeye iba a durar más que Elsy Sofía al lado de Escobar, eso lo tenía bien claro, es que en mi barrio lo veía todos los días: un ‘duro’ cambia de muñeca cada fin de semana y algunos a diario. Mis respetos para aquella hembra, debió ser muy buen polvo para que prolongara su relación con Pablo durante dos años. Lo suficiente para que ella consiguiera apartamento y carro, y yo, por mi lado, me diera a conocer, comentara mi experiencia como aspirante a cadete de la marina nacional, sub oficial de la policía y matón a sueldo. Suficientes cartas de presentación para comenzar a trabajar directamente con el capo de capos.

Cuando acepté el empleo, lo hice de inmediato y sin dudarlo; así fue como se comenzó a definir mi vida, de la manera más simple e inesperada pero con la precisión de un reloj suizo. Yo aún no estaba preparado para comprender las consecuencias de mi decisión. Mucho menos el signo cruel de la fatalidad.

El paso definitivo a las filas de Pablo Escobar ocurrió durante los primeros meses del año 1986, después del accidente en helicóptero de Elsy Sofía y ‘el Jefe’. Venían de una playa privada en el Pacífico colombiano frontera con Panamá, cuando el motor de cola de la nave falló y el aparato se precipitó atierra. Cayó sobre un árbol frondoso y la cabina quedó suspendida entre las ramas, mientras los ocupantes fueron expulsados por el impacto a un lodazal que rodeaba el árbol.

De manera asombrosa, tal y como sucedió hasta el final de sus días, Pablo Escobar contó con una suerte casi diabólica. Salió ileso. No tenía un sólo rasguño en la piel, ni un chichón en la cabeza, nada. ‘El Patrón’ tuvo más vidas que un gato. En cambio el piloto quedó mal herido y alias ‘la Yuca’, uno de los guardaespaldas que lo acompañaba, tuvo fractura abierta de fémur. Elsy Sofía se quebró el brazo izquierdo. Para suerte de los heridos cada vez que ‘el Patrón’ viajaba en helicóptero siempre lo escoltaba una nave más de su flotilla. En el segundo aparato venía alias ‘Otto’, quien recogió a los heridos y, junto a Pablo, los trasladó a la Clínica las Vegas, en Medellín.

Elsy Sofía frecuentó al Patrón varias veces después del accidente, pero enyesada perdía el encantó. La relación se acabó y de inmediato el mismo Pablo me incorporó a su grupo de guardaespaldas. Este fue el día más importante de mi vida, mi ingreso al mundo de la mafia criolla. Yo pensaba: ya estoy en la nómina de Pablo Escobar. ¡Soy parte del Cartel de Medellín!

En mi barrio se regó la noticia como pólvora, mis amigos murmuraban: “A Popeye lo matan este año”. Y qué irónico, quienes me auguraron la peor suerte, hoy están muertos. Esa ha sido mi constante, ser un sobreviviente.

Consideren este testimonio un milagro, no sé cómo no me han matado antes de contar mi verdad. Aquí me atrevo a confesar los crímenes que cometí y algunos más por los que otros bandidos, tan culpables como yo de una década llena de sangre traición y muerte, deben responder ante la justicia o por lo menos frente a la opinión pública.

Su ascenso en el Cartel fue vertiginoso, en sólo dos años, pasó de manejar el carro de una muñeca de la mafia a ser uno de los hombres de confianza de Pablo Escobar. El 16 de enero de 1988 realizó su golpe más célebre como miembro del brazo armado de los Extraditables: el secuestro del ex presidente de Colombia Andrés Pastrana Arango, entonces candidato a la alcaldía de Bogotá. Cuatro días después, se encontraba solo con Pablo Escobar. Esa madrugada lo acompañó en su refugio favorito. Si algo recuerda ‘Popeye’ con precisión son esos momentos de intimidad que pasó al lado del capo de capos.

–Con Pablo, no todo fue bala– dice 'Popeye' y evoca con una precisión sorprendente, las extensas y apasionantes tertulias junto al que en ese momento de su vida era el hombre a emular.

El día que conocí a Pablo Escobar

Hacía las dos y treinta de la madrugada, Pablo sufría del antojo más raro que le conocí a mafioso alguno. Raro, por lo simple, lo extravagante era lo normal durante el auge del narcotráfico, lo sencillo era lo extraño. Su deseo más recurrente era fácil de complacer.

–¿La señora de la cocina dejó arroz hecho? –me preguntaba–. Como siempre, ‘el Patrón’ le respondía:

–Prepárate comida para los dos, vos sabes qué me gusta –me decía.

Este diálogo era casi un ritual, ocurría cuando la servidumbre dormía y ‘el Patrón’ me pedía que le cocinara. Su comida favorita nunca fue un plato francés minúsculo y bien decorado, tampoco una langosta rolliza, menos el caviar; su gusto era tan sencillo como Pablo, le encantaba el arroz con huevo.

Yo prendía el fogón, echaba cuatro huevos en una paila y justo antes de verlos freír, les deslizaba encima el arroz, revolvía todo con un poco de sal y quedaba delicioso. En otra parrilla calentaba dos arepas. El vaso de leche caliente no podía faltar. Media hora más tarde él interrumpía la conversación y me decía: estoy antojado de un café con leche, pero como el que vos sabes hacer: batido en licuadora, bien espumoso.

Cuando no teníamos a la Policía detrás, Escobar se acostaba enla madrugada y solía levantarse a las doce o una de la tarde. ‘El Patrón’ fue un trasnochador empedernido y también un amante fogoso. Nunca bebió licor en exceso y en la cama siempre fue un caballero con las mujeres, fuera alguna de sus amantes o una simple prostituta de las muchas que nos acompañaron. Jamás lo vi borracho y no me tocó una orgía con él.

Si todo iba bien y el ambiente era propicio, Pablo se relajaba con un ‘cacho’ de marihuana, le daba dos o tres pitazos y lo pasaba con una o máximo dos cervezas, nada más. Las muñecas de la mafia llegaban y el compartía un rato con sus amigos o llegado el caso con nosotros, pero luego escogía a la mejor y se la llevaba para el cuarto.

Escobar sólo tuvo tres amantes. Las demás mujeres fueron de paso, hembras para una noche o un fin de semana. Eso sí, todas hermosas. Por su cama gatearon desnudas reinas de belleza, modelos, presentadoras de televisión, deportistas, colegialas y mujeres del montón que acostumbraban ir a las dos discotecas de moda en Medellín, Acuarios y Kevins. Fue la época de oro de las mujeres paisas, cuando aún tenían las tetas originales y el resto sin cirugías. La que era hembra, lo era de verdad. Pablo tuvo morenas, blancas, trigueñas, pelirrojas y casi no repetía, era raro ver a la misma muñeca dos o tres veces.

La única perversión que le conocí, si así se le puede llamar, fue su fascinación por la pérdida de la virginidad de una mujer heterosexual con una lesbiana experimentada. Tenía una celestina que le conseguía mujeres dispuestas a experimentar por primera vez los besos y las caricias de otra mujer, hasta lograr orgasmos múltiples. Las sedientas lesbianas atacaban a las novatas con lujuria. Cuando al ‘Patrón’ le ofrecían un show lésbico tradicional él lo rechazaba, lo suyo era esa experiencia intensa e irrepetible para una mujer.

Me imagino que le gustaban los tríos, digo, me imagino porque lo que les cuento lo supe de su boca, pues estos encuentros pasionales eran privados.

–Patrón, aquí está el cafecito como le gusta –le dije.

Luego de entregarle el espumoso café con leche, y ya que veníamos hablando de mujeres, aproveche para comentarle lo que me había sucedido con el ‘Kit de carretera’, así le decíamos al maletín donde 'el Patrón' mantenía un pene con dos cabezas y demás aditamentos para los juegos lésbicos.

–Jefe, se acuerda de la última fiesta con chimbas.

–Sí, ¿por qué?

–Usted me mandó por el ‘Kit de carretera’ y antes de llegar al escondite me paró la policía en el reten de la avenida las Palmas. Me esculcaron el baúl del carro y ahí mismo pegaron el brinco: !Y esto! Yo los miré haciéndome el apenado, les dije que eso era de mi patrona y soltaron la carcajada.

–Y qué pasó después –me preguntó Pablo.

–Nada, me dejaron pasar pero antes de montarme al carro me dijeron con ironía: ¡pero pasa maluco su patrona!

–Hombe, ‘Popeye’, pobre doña Tata, usted haciéndola quedar mal por la calle, si María Victoria es una santa.

–No, patrón, no me refería a su esposa –le dije. Ahora sí tenía vergüenza de verdad, pero él lo había tomado en son de chiste.

–A ver Pope, con las únicas mujeres que he usado el ‘Kit de carretera’ han sido patronas suyas, son Elsy Sofía y la loca de la Wendy. Ah, espere, ahora caigo en cuenta, usted nunca trabajó para Wendy. Sólo para Elsy.

–Patrón, ¿y cuánto duró con Elsy Sofía? –le pregunté.

–Casi dos años. Hasta que le entró la ambición.

–¿Cómo la ambición?

–Usted conoció el apartamento de lujo que le tenía en el poblado, los carros, las joyas y los viajes que le di.

–Sí, claro que me acuerdo del palacio donde ella vivía, –le dije.

–Bueno, al final no estaba conforme y me pidió lo imposible. Después del accidente del helicóptero, con el brazo enyesado y todo, se le ocurrió ponerme un ultimátum:! La Tata o yo!

Obviamente seguí con mi esposa. ¡Ni guevón que fuera! a María Victoria la conocí cuando yo no tenía un peso en el bolsillo, en esa época me quiso pobre y sin plata, y ahora rico y con problemas me sigue queriendo igual. Eso es amor. Y pensar que yola enamoré dedicándole canciones y regalándole chocolatinas. En cambio esta vieja me conoció con dinero y poder; no estaba claroqué tan enamorada estaba de mí o del mito Pablo Escobar.

–¿Y si a Elsy le entró la ambición, qué le pasó a Wendy? –le pregunté.

–A Wendy le picó el mismo bicho, aunque a ella le dio algo peor: celocitis aguda , casi mortal. Cuando me veía con otra mujer me tiraba el carro. Estaba tan loca que una vez se atrevió a chocarme y hacerme un escándalo en plena calle. Se le corrió la teja. Me tocó amenazarla: ¡Sime sigue persiguiendo se muere! –le dije– pero por un oído le entró y por el otro le salió. Esa es una mujer intensa en todo el sentido de la palabra. No la mandé a pelar porque encontré otra forma para alejarla de una vez por todas.

Pablo se quedó pensativo, su penetrante mirada se fue al vacío y tomó otro sorbo de café con leche. Sentí que ese tema se había cerrado y nunca pregunté qué método usó para apaciguar a la fiera en la que Wendy se había convertido. En la mafia hay cosas que es mejor no saber ni preguntar, aunque ese dato, tiempo después, me hubiera ahorrado un gran dolor de cabeza. Todo lo malo y lo bueno de esta mujer se me revelaría de la peor manera posible para un hombre enamorado. Más adelante lo descubrirán y me darán la razón.

Acompañé a Pablo en su silencio y cuando lo consideré prudente cambie el tema, le hice un comentario sobre su creciente guerra contra la extradición de colombianos a los Estados Unidos.

–Patrón, y hablando de todo como los locos, las declaraciones más duras contra usted, son las del senador Luis Carlos Galán. Ese político no sabe el enemigo qué se está echando encima –le dije.

–Galán está atizando una vieja hoguera, el tiene una deuda conmigo pero mientras no sea un presidenciable con opción, no vale la pena saldarla.

–Patrón, ¿cómo comenzó la pelea entre usted y Galán?

–Traiga otro café con leche y lo actualizo –me dijo. Pablo me contó los antecedentes de una guerra en la que yo tendría mucho que ver, pero a la cual llegue muchos años después de iniciarse.

–Todo comenzó cuando a Luis Carlos Galán se le ocurrió hacer política destruyendo mi corta carrera de congresista, ¡es que no había comenzado y ya Galán me estaba casando la pelea! –exclamó Pablo, bebió otro poco de café, y continuo sin pausas.

–El dos de febrero de 1982 el líder del Nuevo Liberalismo descalificó la lista del Movimiento de Renovación Liberal de Antioquia que me incluía a mí en el primer renglón de suplencia para el Congreso. El principal era el político Jairo Ortega. El golpe fue duro, yo compartía los ideales del Nuevo Liberalísimo, de hecho nuestro movimiento estaba avalado por Luis Carlos Galán, pero después de la descalificación quedamos muy mal parados ante la prensa, ¡aunque jamás ante la gente! El pueblo antioqueño estaba con nosotros. La carta de Galán dirigida a Jairo Ortega fue una declaración de guerra, palabras más palabras a menos, decía algo así: “No podemos aceptar vinculación de personas cuyas actividades estén en contradicción con nuestras tesis de restauración moral y política del país. Si usted no acepta estas condiciones yo no podría permitir que la lista de su movimiento tenga vinculación alguna con mi candidatura presidencial”.

El movimiento lo financiaba yo y Jairo no tuvo otra opción que buscar otro movimiento liberal al cual adherirse para poder continuar con la campaña hacia el Congreso. La reacción fue inmediata, al instante nos vinculamos al movimiento Alternativa Popular, que presidía ‘el Santo’, el senador Alberto Santofimio Botero, rival político y generacional de Galán dentro del liberalísimo.

Todas mis propiedades, incluyendo la hacienda Nápoles, los aviones y helicópteros, fueron puestos a servicio de Santofimio y nuestro grupo político. Luego Galán volvió y atacó, esta vez en mi propia casa. En una manifestación política en Medellín me repitió la dosis, y a mí me tocó aguantarme el ‘barillazo’. Ante tal golpe político, y en plena campaña sólo se me ocurrió decir que era un asunto normal en una contienda electoral.

Le di la vuelta a la crítica porque le eché la culpa a la oligarquía, a los políticos de siempre que sólo rajaban, comían prójimo y no hacían nada. En cambio yo sí tenía algo qué mostrar, todas mis obras, las canchas de fútbol, el polideportivo, los barrios de trescientas casas que construí y la ayuda que le di a la gente a través de mi fundación ‘Civismo en marcha’ y ‘Medellín sin tugurios’. Mientras más palo nos daban, más plata le invertía a la gente pobre. Desde enero de 1979 yo venía aliviando el hambre del pueblo antioqueño. Muchos habitantes vivían en los basureros de la ciudad; otros eran obreros. Era una base fuerte, las clases menos favorecidas me veían como su benefactor y salvador.

–Huy, 'Patrón', yo me acuerdo de eso, y no se me olvidará nunca cuando en la revista Semana le decían a usted en la portada: ‘El Robin Hood Antioqueño’. Aún no tenía el gusto de conocerlo, Patrón; sin embargo ya lo admiraba a la distancia. La primera vez que hablamos fue cuando era conductor de Elsy Sofía, pero la primera vez que lo vi a usted, acababa de salir al balcón de su casa en la hacienda Nápoles. Yo estaba recién retirado de la policía y sin hacer nada, hasta que me salió un puesto de ayudante de electricidad. Una vez me tocó arreglar el toro mecánico que ‘el Patrón’ tenía en el centro de la piscina, usted se veía imponente con las dos manos apoyadas en el barandal y divisando ese paraíso. Desde ese largo balcón se veía todo su zoológico.

–No exageres hombre, Pope, la hacienda es muy grande como para poder verla desde un solo lugar, pero mejor no nos salgamos del tema. El cuento es que Luis Carlos Galán ganó una curul en el Senado de la república y así quedo planteada la guerra en un terreno que nunca me fue favorable, un lugar al cual nunca pertenecí, al que quise entrar y no me dejaron. Yo era un novato en el congreso y Galán estaba en su salsa, era su territorio.

–Patrón, con todo respeto y perdone que meta tanto la cucharada, ¿sí es verdad que al llegar al capitolio, se le olvidó llevar corbata y como allá sólo puede entrar uno disfrazado de pingüino, le tocó pedir una prestada? –le pregunte sonriendo, traté de suavizar mi impertinencia.

–El que le contó el chisme no miente. Así fue –me contestó de buen humor. Yo iba muy bien vestido pero sin corbata, nunca me gustó usarla, además con el tiempo se convirtió en el símbolo de mis enemigos, los políticos a las órdenes de la DEA y no al servicio de los colombianos.

Luis Carlos Galán y su escudero, el ministro de justicia, Rodrigo Lara Bonilla, fueron los primeros. En el congreso me hicieron la vida imposible, escarbaron en mi pasado y me humillaron en público, acusándome de asesino y narcotraficante. Ellos, junto a los gringos, fueron los autores intelectuales de mi única derrota en la vida: mí salida a sombrerazos de la Cámara de Representantes. Lograron sacarme, me ganaron una batalla, ¡más no la guerra!

Antes de iniciarse el ataque político de Galán y su gente en el Congreso, yo combinaba las actividades de narcotráfico con las de la política y gozaba de inmunidad parlamentaria. En Medellín había comprado los mejores lotes del barrio El Poblado. Allí construí muchos edificios, entre ellos el mío, el famoso edificio Mónaco, donde fijé mi residencia en el penthouse; el resto del edificio me gusta mantenerlo desocupado, a excepción del apartamento de ustedes, la escolta de mi familia y, por supuesto, mis hombres.

Yo había llegado a la política precedido de un gran número de inversiones en la vida económica de la ciudad. Gran parte de la élite paisa, los poderosos de la ciudad, en un comienzo me permitieron el ingreso a la vida política y económica, más por conveniencia que por miedo.

–¿Dígame a qué paisa no le gusta el billete, ‘Popeye’?

–A todos, Patrón, les gusta tanto o más que la arepa –le contesté.

Pablo continuó sonriente.

–Yo invertía gran cantidad de dinero en propiedad raíz. La construcción se disparó y la propiedad se encareció. Los banqueros me buscaban para que moviera mi dinero en los bancos. La plata de la droga cambió la vida de la ciudad y una nueva clase social emergió sobre los ricos tradicionales, quienes nos buscaban para vendernos sus quebradas industrias y sus tradicionales propiedades al triple de su valor real. Nosotros pagábamos en efectivo, contante y sonante. A ellos les encanta la plática que huele a nuevo, en especial si son verdes. Los automóviles de lujo no eran exclusividad de los mismos de siempre. Las discotecas se convirtieron en lugar de encuentro entre nosotros y las más bellas mujeres, la mayoría de ellas se dejaban tentar por cuanto mafioso aparecía, algunos "traquetos" fundaron los más ostentosos sitios de baile y comenzó una desaforada cultura consumista. Uno de esos efectos raros que tuvo la abundancia de dólares en la ciudad, fue que a los centros comerciales terminaran llamándolos Malls, como les dicen en Miami. La cultura del dinero fácil invadió la ciudad.



lunes, 26 de septiembre de 2011

Homenaje a los burócratas


Burócrata, como se entiende en este texto, es el funcionario público que no funciona y que gasta asiento. Los hay que sí funcionan, así que no es bueno generalizar. Al que le caiga el guante, que busque el par. No tengo nada contra ellos, siempre me han parecido dignos de admiración porque entre otras cosas son capaces de multiplicarse sin la intervención del sexo. Una amiga me asegura que su esposo burócrata es maravilloso porque no llega cansado a la casa y además ya se ha leído el periódico y mirado el correo electrónico. El burócrata es capaz de trabajar sólo dos días a la semana, eso sí bien repartiditos en los cinco días que va a la oficina. Además, está siempre ocupado, no le falta el trabajo ya que los burócratas se dan trabajo los unos a los otros y además se echan la culpa los unos a los otros, lo que los hace muy solidarios.

Todos los burócratas tienen vocación de jefes aunque se comporten como subordinados. De todas maneras un jefe es una persona cualquiera con la ventaja de que él tampoco sabe nada. El jefe es el que llega temprano cuando los empleados llegan tarde y llega tarde cuando los empleados llegan temprano. El que siempre aparece sólo cuando los empleados montan los pies en el escritorio o empiezan a hacer el crucigrama del periódico. Lo difícil para los burócratas es soportar al jefe cuando a éste le da por hacer cambios, pero lo interesante es que ellos se encargan de que todo siga tal como estaba. El burócrata tiene muy clara la creencia de que el jefe siempre tiene la razón, especialmente cuando no la tiene.

Hay jefes burócratas con éxito y sin éxito, de todas maneras el éxito es de ellos y el fracaso de sus empleados. Para ser jefe es importante estar en el lugar adecuado, a la hora adecuada y decir la frase adecuada delante de la gente adecuada. Olafo dice que para ser jefe hay que tener persistencia, ingenuidad y mala suerte. El mejor amigo del burócrata es el celular pero también es amigo y experto en comités, en los que lo importante se dice en cinco minutos y las otras dos horas son simplemente para compartir la burocracia y actualizarse en los chismes de alcoba. Un burócrata (o burrócrata, como decía un amigo gringo) que trabaja muchos hay que despedirlo porque desentona con el resto del personal y hace que las cosas que nos gastan días se resuelvan en minutos.

Un comité es un sitio interesante porque es donde cada uno opina lo que cree que es lo más inteligente mientras los demás dibujan piernas bonitas. Los mejores burócratas son los que van al comité y no modulan, escuchan el orden del día, escuchan al jefe, escuchan al que juega a ser inteligente y escuchan el acta anterior sin comentarios. Por ellos funcionan los comités, porque hacen quórum.

Las épocas más deliciosas de las oficinas públicas son las de las vacaciones, porque no hay quien cometa errores. Burócrata, cómoda manera de ganarse el sueldo con el sentadero.


Samuel Arango M.

Medellín
Publicado el 26 de septiembre de 2011




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