martes, 11 de septiembre de 2012

Gobierno amplió el cupo de viviendas gratis en Antioquia

 
6.365 viviendas gratuitas serán construidas en Medellín y varios municipios de categoría 5 y 6.
        
A 6.365 fue ampliado el cupo de viviendas que el Gobierno nacional financiará en su totalidad en Antioquia. Así lo confirmó el viceministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, quien confirmó que inicialmente se había contemplado la construcción de 3.800 viviendas en el departamento.
 
La ampliación permitirá ejecutar proyectos de vivienda en zonas diferentes a Medellín. Dentro de los municipios beneficiados están El Bagre, Nechí, Vegachí, Gómez Plata, Guadalupe, San José de la Montaña, Yarumal, Cañasgordas, Dabeiba, Frontino, Liborina, San Jerónimo, Argelia, El Carmen de Viboral; El Peñol, San Luis, San Carlos, Amagá, Andes, Támesis, Jardín, Venecia, Carepa, Turbo, Apartadó, Caldas y Bello.
 
“Son mas de 120 mil millones de pesos que vamos a invertir en estos proyectos; eso sin contar el beneficio para la economía porque cada vivienda genera dos empleos directos y dos indirectos”, expresó Henao, y agregó que Antioquia es el departamento en el que más municipios de categoría 4, 5 y 6 resultarán beneficiados.
 
Para los municipios que no resultaron beneficiados, el gobierno departamental estudia nuevos proyectos que permitan crear más proyectos de vivienda de interés prioritario.

“El departamento presentó, de la mano con el Comité de Cafeteros de Antioquia, un proyecto de 2.100 viviendas rurales al Ministerio de Agricultura que beneficiaría a 49 municipios, la respuesta positiva se conocerá en noviembre”, explicó la gerente de la Empresa de Vivienda de Antioquia, Viva, Beatriz Rave.
 
El Viceministro de Vivienda también confirmó que Viva será la entidad encargada de hacer los procesos de contratación de constructores, realizar el seguimiento, entregar los informes y emitir certificaciones de la calidad de las construcciones ante el Gobierno nacional.
REDACCIÓN
ESCRÍBENOS A: contenido@diarioadn.co
 
Ñapa1: el Candidato alcalde de Yarumal y sus asesores melosos decian "no hombre eso es mentiras" y ahora que dira...........

lunes, 10 de septiembre de 2012

¿Cómo se roban unas elecciones en Colombia?


En este país, los muertos caminan a las urnas, se cambian votos por gallinas y los buses no funcionan el día de las elecciones. Aunque no es una práctica generalizada, el fraude electoral amenaza la salud de nuestra, ya de por sí frágil, democracia.

Un día salimos a votar al parque o a la plaza. Pedimos el tarjetón, nos encerramos en el modulito de cartón al que el viento está siempre por llevarse, y vemos la fila de nombres, logos, colores y las fotos de aquellos maravillosos prohombres que dirigirán nuestros destinos y tomarán decisiones por nosotros. Una vez elegidos, esos rostros podrán prohibir que llevemos un porro en el bolsillo o que una pareja de homosexuales adopte un niño. Podrán declarar la guerra, hacia adentro o hacia afuera. Podrán hacer muchas cosas esos hombrecitos.

Pocos sabemos de cómo llegan esos hombrecitos ahí. Pero nos han dicho que debemos votar por ellos, que es nuestro deber y nuestro derecho, como es el deber de ellos explicarnos qué van a hacer cuando depositen el 20 de Julio sus honorables derrieres sobre los cojines del Congreso Nacional o, en el caso del señor presidenciable, en la Casa de Nariño.

Hablamos con observadores electorales y con autores de informes profundos producidos este semestre por dos organizaciones de peso internacional: la Misión de Observación Electoral y Global Exchange. Ambas se echaron al hombro varios departamentos de este país. Fueron, hablaron con la gente e hicieron preguntas, solo para llegar a la misma y lamentable conclusión: en este país se roban las elecciones. Pero no se las roban como se roba un ladrón un banco, no.
¿Entonces?

En Colombia, las decisiones no se toman: se venden
Un día de elecciones el dueño de una tienda en un municipio de Sucre sale a subastar su voto. Horas después, regresa a su casa con una tercera parte del salario mínimo. Es lucrativo votar en este departamento, hasta hace poco balneario paramilitar: 200 mil pesos recibe el hombre, de manos de alguno de los tipos oscuros que esperan en la esquina a que regrese con el comprobante del sufragio.

Aquí, aunque decimos que el voto es secreto, las mafias electorales se las han ingeniado para garantizar que se vote por el candidato del día. Algunos entregan papel carbón a su gente y le dicen “Me marcan y me traen el papelito de vuelta para cerciorarnos”, como un recibito de caja menor. Otros, aprovechando el boom de los celulares multimedia, se ahorran el trabajo: “Tómele no más una fotico con el celular antes de meter el tarjetón dentro de la urna y luego me la muestra”.
En Colombia, un voto vale menos que una hamburguesa

Según lo ha observado este semestre la Misión de Observación Electoral, en Arauca el voto sale a 100 mil pesos. En el Guaviare, se paga la mitad. En Barranquilla, a 43, con transporte incluido, mientras en Antioquia se puede sacar por cuarenta. En Cartagena, donde parecen estar botados, sale a 30, pero nunca tan económico como en Risaralda: a 25. Baratico el voto, ¿no? Al mismo precio de una hamburguesa grande de El Corral.

En Colombia ya aplica el TLC

En los días cercanos a las elecciones al Congreso, en marzo pasado, ocurrió un fenómeno que, como el Niño, viene por épocas y claramente se puede explicar: en varios municipios del país los materiales de construcción escasearon en tiendas y depósitos locales. Se los llevaron los proxenetas del voto local: aquellos sujetos que, pagados por equis o ye candidato, son enviados a los barrios a prometer alguito a sus habitantes para mejorar sus casitas medio construidas, a punto de caer o a las que no les sobraría una que otra remodelada. Tejas, ladrillos y cemento: el popular TLC. El famoso intercambio que ya funciona en Colombia.

En Colombia los votos también se cambian por tamales
• Y por gallinas para el sancocho

• Y por el sancocho

• Y por una botellita de ron o whiskey


• Y por una buena parranda vallenata

 En Colombia los votos terminan en bolsas negras
Cada elección se repite la misma imagen: bolsas negras en el basurero cercano al municipio, y adentro, los tarjetones marcados con los votos de tantos colombianos que estaban convencidos que, por alguna razón, valía la pena salir a votar ese día. ¿Quién se deshizo de ellos? Un jurado de votación, un funcionario de la Registraduría, un fulanito cuya conciencia también fue comprada por sobornos tradicionales. Como un cañón en la cabeza.

En Colombia reina el “carrusel”
Pero los votos no solo se botan. Cuando se ha comprado el voto, muchos mafiosos electorales envían al elector a las urnas con un tarjetón ya marcado. El hombre entra al sitio de votación, recibe el tarjetón en blanco, deposita en la urna el voto marcado y luego regresa a donde el proxeneta con la papeleta en blanco, lista para ser marcada por el cacique de la zona para que luego pueda ser entregada al siguiente votante. A esta práctica le tienen nombre: carrusel.

En Colombia los tarjetones no se doblan


En muchas mesas electorales el asunto es más descarado: se cuentan votos que, contrario a lo que dicta la regla, nunca fueron doblados. Los tarjetones, lisos, demuestran cómo salieron directo de las cajas para ser contados.
En Colombia los muertos también votan

Según reconoció Carlos Ariel Sánchez, Registrador Nacional, en Colombia hay un millón de registros de defunción que no han sido actualizados en el registro electoral. Es decir, un millón de muertos aún aparecen habilitados para votar. Las cédulas de los difuntos, junto a las falsas y las de los presos, conforman el mercado de cédulas que aparecen como por arte de magia en plena jornada electoral.
En Colombia el subsidio no es una ayuda: es un chantaje

¿Cuál historia quieren leer primero? ¿La de los políticos que llegaron a un pueblo a decir que si las familias no los apoyaban los niños perderían los cupos escolares? ¿O la de los alcaldes y demás que le aseguraron a unas madres que, de no votar por el partido de la U, perderían los subsidios para alimentación y educación que reciben sus hijos?
Un reciente informe del portal de noticias electorales Vote Bien, en alianza con la revista Semana, denunció que dos candidatos al Congreso por el partido Cambio Radical se pasearon por el municipio de Soledad, Atlántico, y en un colegio convocaron a los padres de familia para exigirles que consiguieran, según el estudiante, un número determinado votos para su partido. De lo contrario, perderían los cupitos.

Así mismo, los observadores encontraron en varias regiones que las mismas madres cabeza de hogar que reciben ayuda de alimentación y educación para sus hijos por parte de uno de los programas bandera del gobierno Uribe, Familias en Acción, estaban siendo presionadas para apoyar al candidato de la U. Denunciado primero por Noticias Uno, Global Exchange publicará un informe completo sobre el caso en las próximas semanas.
En Colombia los votantes son arriados a las urnas

En los pueblos y municipios de Colombia, en muchos rincones y veredas, hay un señor que mueve y deja de mover a la gente. Es el hombre de los buses y los colectivos, el que administra el transporte de la gente. Al que llaman y dicen: “Me hace el favor y le pone los avisos a los carros y solo me transporta a la gente si van a votar por fulano”.

Pasó en Córdoba, que un candidato mandó a alquilar la totalidad de los buses del pueblo. No hubo manera de llegar a los puestos de votación sin ser invitado por el “candidato benevolente”, cuyos afiches en todos los espacios del bus, les sugería con sutileza a los votantes por quién debía ser el voto aquella jornada.
El voto libre y consciente.

Juan Camilo Maldonado | Shock.com.co

 

La hora de los ladrones

kien&ke
Por: Iván Marulanda
El fraude electoral es la peor tragedia social colombiana desde comienzos de la república hasta nuestros días. En términos generales el poder político se confunde con la trampa. Se da por sentado que los poderosos tienen derecho a hacer trampa por su jerarquía social y política. Todo se justifica para que el país conserve su élite de gobierno. O visto desde otra perspectiva, en la tradición colombiana a nadie tiene por que extrañarle que quienes tienen el poder lo retengan de elección en elección, ni tiene por qué preguntarse cómo hizo para volver a ganarlo. Es el pacto implícito que rige la política colombiana, el que tiene el poder está en el derecho de retenerlo como sea y no se pregunta de a mucho.
El anterior principio tiene expresiones contundentes que lo demuestran. El magnicidio es la prueba suprema. Detrás de cada muerto notable asesinado está el interés político de impedir el cambio que el personaje entraña. Si esos muertos hubieran vivido su ciclo normal, la realidad colombiana sería bien diferente. La política, la económica, la social. Piensen nada más si Colombia sería la misma si no hubiesen sido baleados Álvaro Gómez, Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro, Pardo Leal, Jorge Eliécer Gaitán. Para no mencionar las purgas políticas locales que determinan el poder y el curso de la historia en departamentos y municipios, salpicadas de sangre.
La lucha por el poder en Colombia parte de la premisa de sostener el statu quo. Los que sueñan en el cambio no llegan. Los matan o les roban las elecciones. La pelea electoral es de los mismos con las mismas, salvo contadas excepciones que se deben proteger en lo posible.
Por que son las eternas historias de fraude, si no son los mismos con las mismas. Hace pocos años la organización electoral demoró meses la publicación de las listas de senadores y representantes a la Cámara porque las trampas fueron tantas y tan ostensibles, que no supieron que hacer para asignar las curules de Congreso. Para no hablar de fraudes masivos bajo operaciones criminales de gran envergadura como fueron el “proceso 8000″ y la “parapolítica”. Las mafias del narcotráfico detrás de las elecciones para imponer el establecimiento político a la brava. No era para promover revoluciones ni cambios, no. Era para garantizar que los mismos cuadros corruptos, el mismo régimen siguiera al mando del país, con los sistemas establecidos de poder sintonizados con la criminalidad y con los conocidos privilegios económicos, políticos y sociales.
El fraude en gran escala está en marcha. Trasteos de votos, el Consejo Nacional Electoral anuncia que hay 56 municipios del país cuyo censo electoral es superior al censo de población, de los cuales 11 están en Antioquia. Y de ahí para adelante hay todas las formas imaginables de trampa y otras más que ni siquiera caben en la imaginación. Jurados ladrones, escrutadores ladrones, computadores ladrones, alcaldes ladrones, concejales ladrones, candidatos ladrones, transportadores ladrones, en fin, esa red infinita del fraude que roba elecciones convencidos de que así son las cosas y que nada malo están haciendo. Es la manera como se hacen las elecciones en Colombia, es decir, la manera como se reparten los poderes territoriales. Esto es, la manera como se reparten los presupuestos públicos multi multi multi millonarios, que buena parte se los roban. En estos días uno de los mafiosos que maneja maquinarias políticas ladronas desde la cárcel a lo largo y ancho del país, dijo que las alcaldías y las gobernaciones son mejor negocio que el narcotráfico.
Hago este escrito desgarrado porque la mayoría de la población colombiana está despreocupada de las elecciones en sus aspectos mecánicos que son los que deciden en este país cómo se reparte el poder. No son los ideales y los sueños sobre el futuro de la sociedad, como he dicho. Es el botín de los presupuestos municipales y departamentales, de las transferencias de la nación, de las regalías, del control territorial, de la burocracia.
No pretendo sembrar pesimismo ni decepción. Por el contrario, sacudir la consciencia de las gentes de bien y de los poderes políticos y sociales, los medios de comunicación, las autoridades electorales, el gobierno nacional, la fuerza publica, las ONG, la ciudadanía en general. Entre todos debemos cuidar las elecciones para que la población pueda elegir a los candidatos que quiere porque cree que pueden trabajar con compromiso por el progreso y el bienestar de las comunidades. Eso sí, a sabiendas de que los ladrones de elecciones están mejor organizados mejor financiados y mejor armados que la sociedad civil y el Estado para defender y proteger la democracia.
 

EL ROBO DE NIÑOS PARA LA GUERRA

Luis Pérez Gutiérrez
 
La Paz también es la verdad. Si la verdad es la primera atropellada en un conflicto, la verdad debe ser la primera en ser respetada en cualquier Acuerdo. Colombia tiene que aprender a amar la verdad.
 
Sobre los delitos de las Farc se habla de secuestros, de Narcotrafico, de cese al fuego. Pero un delito indignante que sospechosamente se tolera es el robo de niños para la guerra. Reclutar menores para el combate guerrillero es una herida que desgarra el tejido social, es uno de los delitos que con mayor severidad castiga la corte penal internacional. Esos niños que se roban para la guerra son los que eternizan el conflicto.
 
Natalia Springler (2012). luego de un estudio de 4 años, asegura que son 18.000 los niños que tienen reclutados para la guerra. El Tribunal Internacional sobre la Infancia (febrero de 2012) denunció la existencia de 14.000 niños reclutados para la guerra en Colombia.
 
Según Unicef y Defensoria del Pueblo hay entre 10.000 y 13.000 niños combatientes. Estas escandalosas cifras no han sido controvertidas con argumentos serios por nadie. El Gobierno tampoco tiene documentación confiable que le permita saber cuántos niños son prisioneros de la guerra y mantiene un silencio que grita.
 
Sean 18.000 o 14.000 o 10.000, es imperdonable que en la agenda del acuerdo de paz no aparezca como prioritario erradicar el uso militar de los niños en la guerra siendo un delito tan humillante para la soberanía nacional. Los estudios nacionales y extranjeros indican que entre el 30 al 40% de los guerrilleros son menores de edad y casi todos niños preadolescentes. El 40% de los infantes reclutados para la guerra son mujeres; hay muchas denuncias que las niñas guerrilleras, además de enfrentar los horrores de la guerra son explotadas como empleadas domésticas y abusadas sexualmente para satisfacer la voracidad sexual de la tropa. En la última década, según la Defensoría del Pueblo, han muerto en combate 6.210 niños reclutados por las Farc; y de otro lado, se entregaron a las autoridades 3.220 menores de la guerrilla y 2.345 de los paramilitares.
 
Colombia es el cuarto país en el planeta que más niños se roban para la guerra. Los niños y niñas reclutados son todos pobres, del campo, sin estudio, sin oportunidades, olvidados de la sociedad. Pareciera que a nadie le importara este drama social. 704.000 menores de edad que viven en el campo no van al Colegio!
 
Con los niños reclutados para la guerra estamos ante un delito silencioso, una ilegalidad complacida. Cuando alguien conoce un delito y guarda silencio se va volviendo cómplice de la ilegalidad. Y eso pasa con los niños de la guerra en Colombia. El robo de menores para la guerra esta encubierto por un sospechoso y complaciente silencio: Ni los partidos políticos ni los líderes sociales tienen en su agenda este cáncer social.
 
Necesitamos una cruzada nacional para sacar los niños de la guerra y la guerra de los niños. O si no nunca habrá paz.

Colombia es el país con más desplazados internos en el mundo

Una de cada 97 personas en el mundo, o lo que es lo mismo, el 1 por ciento de la población mundial, se ha visto obligada a abandonar ...