viernes, 4 de marzo de 2011

Adolescentes ante la ley, ¿niños o criminales?


Adolescents in the eyes of law, children or criminals?

Autor: Redacción EL MUNDO 04 de Marzo de 2011.

El juez argentino Carlos Rozanski, indica que “el Estado tiene que pensar en la víctima, pero no como víctima. La primera es tratar de prevenir delitos y atenderlos cuando ya sucedieron.

En la Comuna 13 de Medellín hay 380 soldados de la Policía Militar y 420 policías. Los comandantes afirman que en la mayoría de operativos están inmersos menores de edad.

Pensar como víctima es estar llevado por un impulso natural en la víctima o el familiar, que es la venganza”.

Cuando el coronel Luis Eduardo Martínez, anterior comandante de la Policía Metropolitana, se estaba despidiendo de los habitantes de Medellín, los periodistas le preguntaron ¿qué fue lo más difícil de su trabajo en la ciudad? Martínez contó una historia: “cuando yo era pequeño los delincuentes eran viejos. Ahora, cuando salgo a patrullar en las noches, cuando miro los reportes policiales del día anterior, me encuentro con que los delincuentes son menores de edad. Lo más duro de este trabajo es encontrarse con que la juventud, el futuro de la ciudad, está muriendo en las calles”.

El coronel continuó diciendo que ahora no hay quién controle a los jóvenes y hace mucho que ellos se les salieron de las manos a las familias. Su reflexión es que tantos derechos y garantías, unidos a la falta de autoridad de los padres, es lo que los está exponiendo.

Un dato policial que refuerza las ideas del coronel Martínez es que en 2010 fueron capturados por la Policía Nacional 52.000 menores de edad, de los cuales 48.000 tenían entre 14 y 17 años.

Por eso la senadora Gilma Jiménez, del Partido Verde, ha propuesto varias ideas a favor de disminuir la edad en la cual los adolescentes pueden ir a prisión por delitos de alto impacto como homicidio, secuestro, extorsión y abuso sexual, además de otros como el hurto y el narcotráfico. En la línea del coronel Martínez, la senadora Jiménez dice que ha habido un error al pensar que los adolescentes son niños y no se les debe castigar y eso ha hecho que sean carne de cañón para que las bandas criminales, la guerrilla y los paramilitares los usen en delitos graves.

La senadora dice que alguien entre 14 y 17 años ya distingue lo bueno de lo malo y debe pagar por los delitos que comete.

Ante todo personas

Sobre reducir la edad en que los menores van a la cárcel, el juez argentino Carlos Rozanski dijo que es una medida tomada bajo la conveniencia, la ignorancia o la desesperación. “Se piensa que bajando la edad para mandar un joven a la cárcel resuelve el problema; es la salida más sencilla que hay. Lo más difícil es asumir que si ese joven llegó a delinquir, fue porque hubo una carencia del propio Estado, durante muchos años”.

El juez afirma que menos que ser un niño de 18 años, lo que indica esa edad es que la persona no ha completado su proceso evolutivo. Si esta no se tiene en cuenta, “no se están atendiendo los problemas ni reconociendo su calidad de jóvenes”.

Rozanski dice que un joven de 15 años puede ser muy violento y peligroso, pero sigue siendo joven. La tarea del Estado, desde su perspectiva, es “implementar formas en que no dañe”.

El Proyecto

En el proyecto de Seguridad Ciudadana que cursa en el Congreso, está incluida una modificación a la Ley de Infancia y Adolescencia. La senadora ponente, Gilma Jiménez, afirma que los adolescentes entre 14 y 17 años podrán ir a la cárcel por homicidio, secuestro, extorsión y abuso sexual. La senadora espera que el proyecto sea aprobado en los debates de la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, cuya primera discusión será la próxima semana.

jueves, 3 de marzo de 2011

Asesinado aspirante a la alcaldía de Valdivia.


Antioquia / Colombia. Jueves 03 de Marzo de 2011.

Fredy León Cárdenas Díaz fue ultimado a tiros cuando se disponía a sostener una reunión política en ese municipio.

Fredy León Cárdenas Díaz, candidato a la alcaldía de Valdivia asesinado este miércoles.

El aspirante por el Partido Liberal a la Alcaldía de Valdivia, Fredy León Cárdenas Díaz, fue asesinado este miércoles a las 5 de la tarde en la vereda Sevilla, a tres kilómetros del casco urbano de este municipio del norte antioqueño.

El dirigente, de 44 años, se iba a reunir con 19 personas, pero dos individuos armados con pistola le salieron al paso y le dispararon, informó el comandante de la Policía Antioquia, coronel José Gerardo Acevedo.

Cárdenas Díaz había sido alcalde de ese municipio en los períodos 1998 – 2001 y 2004 – 2007.

Las primeras hipótesis señalan a las bandas criminales como autoras del crimen.

La víctima no había reportado amenazas en su contra ni había solicitado protección a las autoridades, indicó el jefe policial.

Hace poco el ministro del Interior Germán Vargas había revelado que varios municipios de Antioquia presentaban riesgo electoral por presencia de las bandas criminales.

lunes, 28 de febrero de 2011

DONDE HABITAN LOS DELINCUENTES?



Luis Pérez Gutiérrez

Las ciudades se están volviendo más importantes que el estado mismo. La concentración de la economía y la urbanización en las ciudades, las vuelve el corazón de la nación y un símbolo de progreso para la gente. Por eso, todos reclaman el derecho a venirse a la ciudad.

Y los delincuentes no se quedan atrás. Ven que el negocio del delito es próspero en las ciudades, donde el segmento de mercado para sus fechorías es ilimitado. Y ya prefieren las ciudades.

Para ser prósperos en su ilegalidad, los delincuentes imponen tres estrategias que les permite actuar con comodidad en el espacio urbano: la violencia, el pánico y el miedo. Donde estas estrategias, que atemorizan y silencian a la ciudadanía, son exitosas los delincuentes empiezan a salir de sus madrigueras y pasan a habitar espacios más visibles para expandir su criminalidad.

Los delincuentes habitan donde no hay autoridad. Donde muere la autoridad, o donde la autoridad se vuelve débil, los delincuentes progresan, engordan y actúan a ojos vistos.

Los delincuentes habitan en los lugares donde no se sientan perseguidos, aunque por allí se pasee ocasionalmente la policía y las autoridades. Los ilegales habitan donde encuentran connivencia con sus fechorías.

A los delincuentes les interesa una ciudad de desplazados, de vagabundos; una ciudad nómada, atemorizada, sin cohesión social. Por eso, cada desplazado urbano o intraurbano, es un éxito para la ilegalidad. Los delincuentes empujan hacia el nomadismo urbano porque les gusta habitar en las ciudades nómadas.

En una sociedad dominada por el pánico y por el miedo, el ciudadano no confía en las autoridades, considera un riesgo personal alertar a la policía, y prefiere protegerse con su propio silencio. Y sin la ciudadania, la policía se va degradando cuando se distancia de los ciudadanos de bien porque aumenta el riesgo de acercarse a los ciudadanos del mal. Los delincuentes habitan donde logran un distanciamiento entre el ciudadano de bien y la policía.

La falta de autoridad es un imán para los delincuentes. El miedo de la gente es otro imán para atraer a los delincuentes. El miedo nace de no sentirse protegido por las autoridades y del creciente espacio que los ilegales logran en la ciudad. Como en la antigua polis griega, el ciudadano debería cumplir funciones de alerta policial, pero como la gente esta dominada por el miedo y por el pánico, el silencio forzado le impide cumplir esa función.

Ante tanta ilegalidad y ante poca autoridad, la ciudadanía se torna connivente con bandas y delincuentes. La actividad ilegal se hace a ojos vistos pero nadie denuncia porque no hay garantía de que las autoridades sean exitosas.

Cuando los delincuentes se consolidan en un territorio, pueden disminuir la violencia, pero siempre acrecientan el miedo y el pánico entre los ciudadanos para perpetuar su impunidad.

Estamos construyendo ciudades generosas con los delincuentes. Se sabe donde habitan los delincuentes, pero las autoridades no los ven. Se sabe dónde se cobran las vacunas. Se conoce dónde se vende la droga. Se conocen los territorios urbanos que están escriturados a los ilegales. Se ven en torres de energía del estado símbolos que señalan que una banda delincuencial domina un territorio público determinado. Se sabe que la delincuencia es dueña de calles y territorios completos. Se sabe que hay delincuentes dueños de semáforos que cobran vacunas a quienes se instalen cerca. Se sabe que mucha parte del espacio público se los han repartido los ilegales a ojos vistos.

Y todo ayuda a propagar la ilegalidad urbana. Pareciera que la Autoridad se ha vuelto ciega; La sociedad civil no denuncia por miedo y pánico y la policía no ve o no va por donde habitan los delincuentes.

Algo está muy mal. No siente la ciudadanía que hayan estrategias de las autoridades para evitar que las ciudades queden en manos de la delincuencia. Se entroniza en los territorios urbanos una cultura de la ilegalidad apropiada para que prospere la delincuencia. La ciudad parece cómoda para ser delincuente. Ya hasta parece honroso ser delincuente. Muchos ilegales ya ni se esconden, actúan a ojos vistos y se sienten orgullosos de su condición. Ser delincuente da jerarquía social en su barrio. Les da respeto. Los hace ver superiores. Ser delincuente se está convirtiendo en un degradante título de nobleza.

Los delincuentes están construyendo lentamente la Ciudad del Pánico. Están avanzando en la Ciudad del Miedo. Ciudad del amedrentamiento. Miedo y Pánico son dos estrategias favoritas de la delincuencia.

La Ciudad necesita Autoridad y Mano Firme de los gobernantes contra los delincuentes. Necesita un examen severo a la eficacia de la Policía. Necesita ciudadanos libres con garantías para alertar sobre el delito. Necesita erradicar el divorcio entre el Ciudadano de bien y la Policía. La ciudad necesita una policía que no se deje conmover por la delincuencia.

La Paz de Colombia se inicia con la paz en las ciudades. Si no derrotamos la impunidad urbana, la delincuencia arrasará con la legalidad en las ciudades.

Colombia es el país con más desplazados internos en el mundo

Una de cada 97 personas en el mundo, o lo que es lo mismo, el 1 por ciento de la población mundial, se ha visto obligada a abandonar ...