domingo, 27 de junio de 2010

De Santos a Uribe


De Santos a Uribe
Por: Felipe Zuleta Lleras

Despús de una semana de haber sido elegido como presidente el ciudadano Juan Manuel Santos, es claro que el gran perdedor es el presidente Uribe.

Varios son los mensajes que Santos ha mandado, con su estilo sinuoso, y que deben tener aterrado a Uribe y a sus colaboradores. Ya está claro que Santos no piensa dejarse montar un gobierno paralelo.

No vemos a Santos defendiendo a las personas cercanas a Uribe y que están encausadas por la comisión de delitos. Entre ellas por supuesto a los promotores del referendo reeleccionista liderados por el controvertido Luis Guillermo Giraldo, quien está próximo a sufrir una condena ejemplar, gracias a las denuncias que en su momento hiciera Noticias Uno.

Tampoco creemos que Santos vaya a defender a Sabas Pretelt, a Bernardo Moreno, a José Obdulio Gaviria y a todos aquellos que de una u otra manera llegaren eventualmente a tener responsabilidad de algún tipo por temas como la yidispolítica y las chuzadas.

El estilo de Santos y los mensajes que ha mandado son contundentes: no piensa seguir con las peleas de Uribe ni está dispuesto a cargar sobre sus hombros con todos los escándalos de corrupción que tienen al presidente Uribe totalmente desquiciado.

El gobierno de Santos será un gobierno santista y en ningún caso uribista. Santos nació en un medio en el que nunca ha tenido que lagartear absolutamente nada. Y mucho menos lo hará ahora que alcanzó la Presidencia de la República con un mandato contundente y con una gobernabilidad inmensa.

Todo eso explica las razones por las cuales Uribe está absolutamente descontrolado, porque tiene claro que Santos no piensa hacer nada para defenderlo a él y a las personas que delinquieron en estos últimos ocho años. Por eso he sostenido, a diferencia de lo que dicen los analistas, que el gran perdedor de las elecciones de hace una semana es el presidente Álvaro Uribe.

La prueba de esto son los nombramientos anunciados por Santos esta semana, nombramientos que traen implícitos unos mensajes a Uribe: el mal manejo de la economía, el deterioro de las relaciones internacionales y el atraso en la infraestructura del país.

El solo hecho de que Santos se haya reunido esta semana con las Cortes para reiterarles su actitud respetuosa debe tener a Uribe enfermo, como enfermo lo tiene que Vargas Lleras pueda llegar a un ministerio o que César Gaviria quede con cuota en el gobierno de Santos, por sólo mencionar un par de casos.

Así las cosas, me atrevo a vaticinar que en los meses por venir veremos cómo se van a deteriorar las relaciones entre Santos y Uribe, porque es claro que Santos representa todo lo que Uribe detesta: el cachaco estrato 6, de buenos modales, del Country, golfista y clasista.

Uribe quería de presidente a Andrés F. Arias; por eso pretendió triturar a Vargas Lleras, trituró a Noemí y acabó con los partidos. Y qué irónico que al final del día acabó llevando a la Presidencia a la única persona que es capaz de traicionarlo sin ningún remordimiento.

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