Por alejoperez el 14 de Diciembre 2011 9:00 AM / Tomado del Periodico el Tiempo
Los solteros somos los dueños del mundo, eso nadie lo puede negar. Nuestra libertad está intacta, porque nacimos libres, crecimos libres y nos mantenemos libres.
De niños...
Desde que somos niños nos vienen presionando a tener una relación, no es sino ver a las mamás y los papás que dicen en tono jocoso a sus amigos y parientes: "Es que mi hijo ya tiene una noviecita en el jardín", perdón, ¿qué? ¿Cómo diablos van a creer que un niño a los 3 ó 4 años ya va a tener la suficiente cabeza para pensar que quiere ó no estar cuadrado? Pero bueno, todos los papás son felices hablando de los noviecitos y noviecitas de sus hijos e hijas y no se dan cuenta el gran daño que les están haciendo a semejantes criaturitas al poner semillas de ese mal llamado noviazgo en sus cabecitas.
De adolescentes...
Posteriormente llega la adolescencia, cuando cruzamos por esta etapa de la vida carecemos de inteligencia emocional. Somos una partida de borreguitos que van chocándose contra el mundo a diestra y siniestra, y cómo no habríamos de chocarnos también en esas cuestiones del amor, si desde que somos bebés nos están inculcando ese terrible valor de la vida en pareja.
En la adolescencia comenzamos a buscar cualquier forma de acercarnos a tener algún tipo de relación (sobre todo sexual), y para ello desgraciadamente la mayoría de las veces nos toca pasar por ese terrible estado del noviazgo. Aunque también cabe aclarar que las nuevas generaciones además de ser más bonitas y bonitos todos, también son más inteligentes y prefieren tener placer así no más, sin compromiso, mientras que nosotros los más viejitos somos los que sufrimos el maldito rigor de los noviazgos.
En la adolescencia es cuando empezamos a conocer la realidad de la vida, la cruel y triste realidad que nos lleva siempre a intentar encontrar en una vida en pareja todo lo que no hemos podido lograr estando solos. En este momento también empezamos a perder control de nuestras vidas, porque esa persona a la que llamamos pareja comienza a tomar posesión no sólo de nuestras decisiones, sino también de nuestro futuro.
De adultos...
Luego llega la adultez, edad en la que comenzamos a estudiar y trabajar fuerte por nuestros ideales, edad en la cual los sueños comienzan a hacerse realidad. Pero estos sueños terminan cuando se nos ocurre la grandiosa idea de comprometernos de nuevo en una relación estable. En este momento todo lo que habíamos soñado para nosotros solitos se convierte en un sueño compartido, y lo peor es tener que alinear los sueños de ambos.
En este punto usted ya ha perdido no solamente el control de su vida, sino que también ha perdido todo lo que le quedaba de ella. Cuando usted se compromete en una relación seria con alguien tiene que: dar explicaciones, regalitos pendejos de 'cumple-mes', invitar a cenar, ir a cine a ver peliculitas rosa ó de ficción (según el caso), comer con la familia de él ó ella, pedir el domicilio, pagar la cuenta del restaurante, aprender fechas de cumpleaños, regalitos de navidad, acordarse del nombre del perro de él ó ella, lavar la loza, abrir la puerta, calmar antojos, dar explicaciones, no vuelve a salir solo(a) con sus amigos, llamar a reportarse, marcar tarjeta, dar las buenas noches, preguntar ¿cómo se siente?; resumiendo: ¡toda la libertad que usted tenía ya se esfumó!
Por todo lo anterior, los solteros somos solteros porque decidimos ser libres, porque somos almas que deben volar y no queremos someter nuestras decisiones a la opinión o antojo de terceros, tenemos la necesidad de seguir siendo libres, porque así llegamos a este mundo, y no para que nos obliguen a tener una relación que sólo cohíbe nuestras ansias de volar.
Escribiendo desde lo más profundo (del mar) Cangrejo Pérez
En Twitter - @CangrejoPerez
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