Política.
¿Tienes dificultades para planificarte y esto te causa problemas en tu
negocio y en tu vida?
La
falta de planificación es la principal causa del fracaso en los negocios, y en
cualquier área de la vida. ¿Te imaginas poder casarte sin dedicar tiempo y
energía a planificar la boda? Obviamente todo el mundo planificaría el día de
su boda con todo lujo de detalles, o lo encargaría a un experto para evitarse
problemas. Sin embargo, muy poca gente planifica su vida conyugal. Lo que en
muchas ocasiones desemboca en la rutina y el aburrimiento, y esto desencadena
la ruptura.
Si
bien es cierto que muchos emprendedores planifican con mucho mimo la apertura
de su negocio, también lo es que luego le dedican muy poco tiempo o nada a
planificar el buen funcionamiento del negocio. Y ello origina problemas de
organización y gestión que pueden llevar al traste con cualquier empresa.
“Nadie
planea fracasar, pero la mayoría de los que fracasan no tenían un plan.”
Planificar
con antelación los objetivos y detallar en un plan de acción las tareas
necesarias para lograrlos, no garantiza el éxito empresarial, pero reduce en
gran medida las posibilidades de error y fracaso. Ahora bien, no planificar sin
lugar a dudas conlleva una serie de problemas graves. Es posible que en el
corto plazo no se note el efecto de estos problemas originados por la falta de
planificación. Quizás al principio se trate de pequeños inconvenientes sin
importancia que se van sorteando, pero a la larga la suma de muchos pequeños
problemas originan un grave problema de difícil solución.
“Si
no planificas el éxito, planificas el fracaso.”
Desde
mi punto de vista y mi experiencia, es preferible fallar al planificar y tener
que reajustar la planificación, a no planificar e ir actuando sobre la marcha.
Conozco empresarios que trabajan con la filosofía de la improvisación, lo que
les causa muchos dolores de cabeza. Estas personas se defienden con la idea de
que es imposible controlarlo todo. Y es cierto. Pero nunca olvidaré la gran
frase que un amigo, profesor de negocios y emprendedor, me dijo en una ocasión:
“Se
improvisa mejor lo que se planifica primero.”
PRINCIPALES
PROBLEMAS DE LA FALTA DE PLANIFICACIÓN
1.
Estrés y ansiedad. La emoción de enfrentarse a lo desconocido eleva
los niveles de adrenalina en el cuerpo, y hay quien se vuelve adicto a ello.
Hay un estrés positivo que nos da energía extra, nos permite estar alertas y
tener los sentidos despiertos. Pero si esta adrenalina no se quema con alguna actividad
física real se acumula en el organismo e intoxica nuestros órganos. El no saber
a qué atenerse ni por dónde tirar de forma continuada y prolongada en el tiempo
llega a desquiciar a la persona más zen.
2.
Descontrol de
horarios. Cuando improvisas continuamente
sabes cuando empiezas tu jornada, pero no cuando la terminas. Las personas que
no planifican quieren abordar en el día todas las tareas que les surgen, lo que
les exige un nivel de actividad muy exigente, pues todo lo que se empieza debe
ser acabado. Eso en ocasiones puede ser muy rentable, sin embargo agota al más
“pintao” y acaba con cualquiera. Y en el mejor de las casos tu salud te da un
susto antes de que sea demasiado tarde.
3.
Desequilibrio
personal. El que no planifica en su trabajo
tampoco lo hace en el resto de áreas de su vida. Nada se consigue casualmente.
Los hábitos saludables son fruto de una buena planificación del tiempo.
Igualmente, la prosperidad y la riqueza es la consecuencia de una buena
planificación financiera. Y es obvio decir que hacer planes con amigos o
familia también necesita de una mínima atención para que salgan bien. Y las
consecuencias en las relaciones, en la salud, y en el bolsillo de la falta de
planificación son nefastas.
4.
Conflictos
personales. El mayor riesgo de la falta de
planificación en nuestras relaciones es la cantidad de malos entendidos que se
producen por ello. Normalmente necesitamos de otras personas para cumplir
nuestros objetivos, ya sean personales o profesionales. Una mala o nula
planificación afecta a esas personas de nuestro entorno de manera directa, pues
cada cual va a intentar resolver la situación a su manera, y si no hay
consenso, hay desacuerdo.
5.
Mala delegación. No planificar conlleva no delegar tareas o
responsabilidades, lo que sin lugar a dudas implica una sobrecarga de trabajo
sobre humana. Además de la sensación de tener que hacerlo todo solo/a, de ser
la única persona en el mundo capaz de sacar tu negocio adelante, y de caer en
el papel de víctima de las circunstancias.
6.
Falta de creatividad
e innovación. El estar todo el día trabajando en
las tareas urgentes y atendiendo contratiempos deja poco espacio para la
reflexión y el análisis. Aunque sea cierto que la necesidad agudiza el ingenio,
en una atmósfera de trabajo dominada por las prisas y la presión de los plazos
es muy poco probable que surjan nuevas ideas o soluciones innovadoras. Y eso se
traduce en un estancamiento de la productividad y en falta de crecimiento
empresarial.
7.
Falta de visión. Si no dedicas el tiempo suficiente a planificar
tu negocio o tu futuro es, sin duda, porque no has desarrollado una visión
clara de adonde quieres llegar. Y lo que muchas veces encierra esta falta de
objetivos claros es una falta de creencia en ti o en el proyecto. Sin visión no
hay motivación para planificar, y sin planificación no hay visión que
desarrollar.
8.
Falta de rumbo. Cuando un empresario o emprendedor no planifica
su tiempo o su jornada laboral adecuadamente navega sin rumbo hacia ningún
lugar. Uno de los síntomas de esta falta de rumbo es sentir desbordamiento por
estar de apagafuegos continuamente y no distinguir lo urgente de lo importante.
Además cuando no hay una hoja de ruta preestablecida y un plan de acción
predefinido tampoco podemos medir el progreso y el avance.
“Cuando
un barco navega sin rumbo cualquier viento es favorable.”
Fuente: Emma García
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