lunes, 5 de septiembre de 2016

Mercachifles

Buitres ambiciosos que comercian con la educación como si fuera un delito menor.
Los motivos fueron varios, pero hubo uno que la sacó del estadio: entregarle títulos chimbos de abogados a unos presos por asesinato. Seis exjefes paramilitares que están hoy en La Picota y que pagaron más de 25 millones de pesos para graduarse en la cárcel como abogados. El problema es que el diploma les salió falso, porque el programa de Derecho que cursaron no tenía el aval del ministerio del ramo.

Hay que tener mucho coraje para atreverse a engatusar a unos exparamilitares responsables de tantos crímenes y masacres. O ni tanto, porque de esas universidades de garaje están repletas todas nuestras ciudades. Empezando por la Fundación Universitaria San Martín, cuyos directivos son investigados hoy por la Fiscalía por estafa agravada en masa, fraude procesal, falsedad en documento público y concierto para delinquir.
Pero no es la única en la mira de las autoridades: la Universidad Gran Colombia, la Universidad de Cundinamarca, la Inca, la Corporación Universitaria Regional del Caribe, la Corporación Universitaria Rafael Núñez, el Centro de Estudios de Arte, la Corporación Real de Colombia, la Universidad del Pacífico, la Unad y la Autonóma del Caribe hacen parte de la larga lista de universidades que están bajo la lupa del Ministerio de Educación por presuntas irregularidades académicas, administrativas y financieras.
Y es que la educación en Colombia se volvió un negocio. Un negocio de buitres codiciosos y ambiciosos, sedientos de plata y dinero. Mercaderes de títulos que embaucan a la gente, sin importar su condición económica ni los esfuerzos que hacen para poder pagar las enseñanzas de unos mal llamados maestros.
Se supone que la educación en Colombia no puede ser un negocio. Se supone, de hecho, que es una actividad sin ánimo de lucro. Pero nada más lucrativo que una institución de educación superior, a excepción de unas cuantas. Cómo serán de buen negocio que hoy se venden en Panamá, en medio de millonarias transacciones que están por fuera del radar. Así sucedió con la venta del Politécnico Grancolombiano a la multinacional Whitney International University System, una empresa privada de educación virtual, con sede en Miami. De igual manera, la Escuela de Administración de Negocios (EAN) estuvo a punto de ser vendida al grupo Laureate International Universities, un imperio de 87 instituciones privadas de educación superior con presencia en 28 países y en la Bolsa de Nueva York. Iguales propuestas se cocinan para la Fundación Los Libertadores y otras universidades del mismo corte.
Hay que ser muy bruto o muy ingenuo para pensar que la educación en Colombia no es un negocio. Eso y montar una iglesia son lo más rentable que existe en nuestro territorio. Mercaderes de la fe y la educación que explotan y engatusan, sin compasión, a la gente.

PAOLA OCHOA

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