Algunos apartes de la columna
La canción "Vámonos" que popularizaron Chavela Vargas y José
Alfredo Jiménez dice en una de sus estrofas "vámonos alejados del mundo
donde no haya justicia ni leyes ni nada…"". Podría ser un himno
nacional alternativo excepto porque las leyes, que aquí abundan, les sirven a
los que las aplican y a los que las interpretan para que no haya justicia ni
nada.
Reina la arbitrariedad en los tribunales y en las
cortes impera el clientelismo. Las sentencias se le hacen al cliente a la
medida y los nombramientos en las cortes se hacen rigurosamente de acuerdo al
principio de dar y recibir que caracteriza a las sociedades más primitivas y
más corruptas. Juan le nombra un amigo a Pedro para que él le nombre uno a
Juan. El que tiene más puestos para ofrecer, que es el Procurador, se convierte
en todopoderoso.
Si hay un intercambio de ponencias y fallos por favores no se puede
esperar consistencia, mesura o responsabilidad en los tribunales. La seguridad
jurídica no existe. Lo que es cierto un día deja de serlo al siguiente. Si las
cortes están dominadas por alguien que representa una sola línea de
pensamiento, como sucedería si el actual Procurador tiene éxito en adueñarse de
la Corte Constitucional, se perdería el pluralismo que es esencial en una
democracia y el equilibrio ideológico en la cumbre del sistema judicial.
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