lunes, 17 de octubre de 2011

Las mamás adolescentes


En América Latina, entre el 15 y el 26 por ciento de los embarazos corresponden a madres entre los 15 y los 19 años. El embarazo en la adolescencia tiene implicaciones de toda clase en una sociedad. Hay mayor riesgo de mortalidad materna, menores oportunidades de educación, mayor pobreza y un mayor riesgo de daño y mortalidad infantil.

En esta zona, más del 50 por ciento de los menores de 17 años son sexualmente activos. La primera experiencia sexual se presenta usualmente entre los 13 y los 14 años.

Un embarazo de adolescente implica en muchos casos el rechazo de la familia cercana, la expulsión del colegio, pérdida de los amigos, depresión, suicidio.

Lo interesante y preocupante es que la mayoría de estos embarazos no se debe a la ignorancia por parte de las adolescentes de los métodos anticonceptivos sino a la manera como los jóvenes asumen la práctica sexual.

La iniciación en la actividad sexual es cada día más temprana, por diferentes razones. Una de ellas es la televisión y la internet que presentan el sexo como algo muy normal aun en las relaciones no serias o fundadas o como pasatiempo o relax. Se le agrega a lo anterior que hay mayor tolerancia social a la actividad sexual. Además, se manifiesta el poco afecto que la sociedad machista tiene por las niñas como mujer y como joven. Las mujeres aún creen que la mejor manera de demostrar la feminidad es la maternidad y que el papel básico de la mujer es reproducir y trabajar en el hogar.

A todo lo anterior se le suma la poca estima que la sociedad latinoamericana inculca en las niñas, y en los adolescentes en general. Se transmite la creencia de que los jóvenes sólo son problema.

Los muchachos creen que su virilidad se demuestra con actos sexuales, sin importar o valorar las consecuencias que éstos tienen para la vida de la pareja y de los niños nacidos de esta creencia. Como alguien decía, la paternidad (ni la maternidad) no es algo que termina en el acto sexual...

Es necesario que se tracen estrategias educacionales para reducir la tasa de embarazos. Fomentar la participación equitativa de hombres y mujeres en todos los campos. Preparar a los alumnos desde el nivel básico y secundario en los conocimientos, los valores y las habilidades necesarias para tomar decisiones acertadas en hechos que condicionan la vida entera.

También hay que fortalecer los vínculos entre el hogar, la educación y la comunidad en general.

Los padres deben ser acompañantes permanentes en la educación de los hijos. No descuidarlos aunque es necesario darles a los hijos también autonomía. A los hijos hay que darles raíces (valores) para que puedan afrontar la vida y alas para que puedan vivirla. Es un equilibrio difícil que sólo el amor sano y verdadero puede encontrar.

Samuel Arango M.

Medellín
Publicado el 17 de octubre de 2011









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