QUE NOS PASA

OPINION LIBRE 122

POR: DIEGO ROLDAN JARAMILLO

“El Culillo” que es una enfermedad nacional, tanto igual al futbol, deporte de masas, se puede ver que el famoso “culillo nacional”, ya tiene seguidores en el ámbito local, departamental y nacional, con una hinchada que supera ya los 44 millones de habitantes.

Hoy en nuestro querido medio, existen unos brujos que todo lo que dicen se convierte en lodo y destrucción, por no decir, que lo único que botan es mierda por los poros, claro después que son elegidos, se esconden y asatean al integro, se esconden y preguntan quien los ha de ver, esto lo dice en uno de sus apartes de algún salmo. En este punto específico he visto la impotencia de muchos que no saben lo que les está pasando o se hacen los de la oreja mocha, todos los días ven de frente todo lo que les pasa y se hacen los locos, pasen de agache y murmuran “esto no es conmigo”.

Hoy la inseguridad en Colombia en todos sus espacios es producto del miedo. La mayoría de los ciudadanos nacieron con el gen del miedo y del terror, y unos pocos delincuentes nacieron con el gen de producir terror a sus vecinos y extraños. Hoy esta sociedad esta mas perdida que el avión de linberth. Esta sociedad del culillo hace lo mismo que Don Cristóbal Colon, que cuando partió de palos de moguer, no sabía para donde iba y cuando regreso no sabía dónde estaba.

Es triste ver familias desplazadas por la violencia por unos desadaptados sociales que solo saben producir sufrimiento a los demás, y que el único argumento que poseen es un arma para amenazar y asesinar al mas débil. Los niños y niñas en las parques hasta altas horas de la noche, los jóvenes fumando marihuana por sacos o toneladas, como si se fuera acabar la canabis, el alcohol haciendo de las suyas y destruyendo hogares, y la pregunta que uno se hace ¿Dónde putas están los padres, ¿quién cuida a estos adolescentes?....tampoco puede faltar el bobo de la cuadra tirando pólvora, o el borracho cañero y bravucón disparando al aire a diestra y siniestra, matando niños con estas las balas perdidas; -hombre no devolverse una bala de esas y penetrarle en las guebas al cabron que acciona estas armas a ver si deja tanta desidia e ignorancia que tienen estos sujetos dañinos que le hacen tanto mal a esta sociedad.

Platón tenía un poderoso argumento contra la Democracia. Contaba el ilustre discípulo de Sócrates que un enfermo llamó cierta vez a su médico y a un orador. Aquel le diagnosticó el mal que padecía, pero al no ser su especialidad la retórica, describió el duro tratamiento que lo sanaría con tonos sombríos y en un lenguaje técnico que el enfermo no alcanzaba a descifrar. El orador, por lo contrario deslumbró al enfermo con un supuesto tratamiento milagroso. Como consecuencia el enfermo siguió el consejo del orador y al poco tiempo murió. En la Democracia, según esta parábola, la gente elige con frecuencia a los oradores que prometen falsos paraísos.