viernes, 20 de agosto de 2010

Los mazamorreros de la política


La vocación de los politiqueros les viene desde muy jóvenes, desde que se dan cuenta de que son unos ineptos, siempre que alguien quiere llegar a ser algo pero no lo consigue por sus propios medios se asocia, entre la multitud pasa desapercibido y no se ve lo taradito que es. En este caldo de cultivo descubre su verdadera vocación, es un inútil pero como es también mentiroso y charlatán podrá llegar a ser alguien en la vida pública. Esto lo digo porque en muchos pueblos pasa que cualquier peludo desocupado se cree político. No tienen casta, linaje y sobre todo conocimiento de lo que pretender hacer. No conocen las leyes, el plan de desarrollo, el presupuesto de su municipio, mejor dicho no saben ni hablar, no son coherentes con lo que dicen y lo que piensan, son solo títeres de lavaderos del jefe en función.

El ciudadano sabe perfectamente que los politiqueros mienten, los politiqueros que sus votantes saben que ellos mienten, y al final el más mentiroso, el que sabe llevar la mentira, la falsedad y el juego sucio, hasta sus últimas consecuencias será el que consiga salir elegido, en justa representación del sentir de los ciudadanos que le han votado, y que miran con envidia como arrampla con todo lo que puede mientras le duran sus cuatro años de rapiña legislativa. Los que le han votado mirarán como se lleva todo lo que puede orgullosos de cómo les engorda y cría el monstruo al que han ayudado a parir,... votándole.

Como ya dice el pueblo en su sabiduría "Parecía que íban a ganar los de la U, o los conversadores, pero hemos ganado los liberales". Y es que desde tiempo inmemorial siempre han existido los tránsfugas y chaqueteros que se arriman al sol que más calienta. No pretendo pues ejercer de agorero y adivinar qué color ganará (colorados o azulones....) lo que sí es seguro es que habrá cambio de color en las chaquetas.... auguro.

Cuentesillo:

Cuéntase que mientras San Agustín se encontraba en la playa preparándose para dar una enseñanza sobre el misterio de la Santísima Trinidad, vio a un niño tratando de vaciar el agua del mar en un hoyito que había hecho en la arena. Al preguntarle San Agustín qué estaba haciendo, el niño le respondió que estaba tratando de vaciar el mar en el hoyito, a lo que le contestó el Santo: “Pero, ¡estás tratando de hacer una cosa imposible!” Y el Niño le replicó: “No más imposible de lo que es para ti entender o explicar el misterio de la Santísima Trinidad”. Y con estas palabras el Niño desapareció.

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