
Medellín la capital de la eterna primavera, se está convirtiendo en la ciudad de la eterna balacera. No es raro ver en las noticias como la ciudad se convierte en fabelas, como las del hermano país de Brasil. Es necesario que las autoridades municipales, departamentales y nacionales tomen responsabilidades frente a este tema de inseguridad que nos agobia a los ciudadanos de bien. Es casi una hazaña atravesar el Parque Berrio, o más bien el centro de la ciudad, sin que salgan de sus guaridas los ladrones que proliferan por todos lados, persiguiendo preferiblemente a las mujeres que transitan por allí. Es lamentable ver como la Secretaria de gobierno de Medellín con un secretario “raro”, no hace nada por controlar estas actividades delincuenciales.
¿Qué pasa en Medellín? es la pregunta que se hacen los ciudadanos ante los oídos sordos de sus funcionarios. Ojala la situación cambie, pero esto se está reventando y nadie hace nada por controlar los delincuentes, mientras tanto la Ciudad cae en manos del hampa.